FECHA

Vicente Lertxundi

Tulio Riomesta

Murió un 27 de diciembre de 1962 por las palizas de la policía en la cárcel de Martutene

https://documentalismomemorialistayrepublicano.wordpress.com/2022/01/05/vicente-lertxundi-mayoz-anarquista-fue-asesinado-a-palizas-por-policias-franquistas-en-donostia-en-1962/#more-23536

No hubo Nochevieja para Vicente Lertxundi. No hubo justicia para la víctima ni castigo para los verdugos. Solo silencio y después una larga e indestructible impunidad que nació al amparo del régimen franquista, y que se consolidó y cronificó en democracia: Sus torturadores llevaban uniforme antes, durante y después de aquel día. Nunca, jamás, respondieron ante un tribunal. Las Navidades de 1962 se volvieron pesadilla para este anarquista del barrio donostiarra de Gros. Su paso por la cárcel franquista de Martutene, se convirtió en una sádica pena de muerte extraoficial, ejecutada a golpes por los carceleros.

Lertxundi ya conocía el salvajismo del régimen. Vicente Lertxundi era arrantzale de profesión y anarquista de corazón. Había tenido varios encontronazos con los fascistas. En marzo de 1955 en Bermeo recibió una fuerte paliza por la policía franquista. En el mes de junio, un guardia municipal le golpeó por detrás con la porra en la cabeza y lo dejó malherido: «Le sacó un ojo», recuerda su sobrino, testigo presencial del hecho. Su delito: hacer pintadas. Desde allí fue llevado inmediatamente a prisión, y ya sólo saldría de allí para fallecer. Su sobrino, que entonces tenía 14 años, recuerda a Vicente Lertxundi Mayoz como «el hombre más fuerte que yo había visto hasta entonces». Policías y carceleros franquistas lo tenían en la diana y no pararon hasta acabar con su vida.

La prisión de Martutene era empleada por la dictadura para encerrar a quienes resistían contra el totalitarismo. “Fue golpeado por los funcionarios del centro penitenciario y dada la gravedad de la situación fue puesto en libertad. Consiguió llegar a un barrio cercano a la cárcel, agonizando, y posteriormente falleció», destaca la asociación Euskal Memoria. Según la versión oficial Lertxundi «fue trasladado a la enfermería de la cárcel aquejado de una dolencia cardiaca» tras lo cual fue excarcelado el 27 de diciembre de 1962, «muriendo en la calle». “Falleció por una paliza sufrida en la cárcel de Martutene, colofón a otras agresiones “como lo ha recordado Egiari Zor, que demanda su reconocimiento y el de otros 13 casos similares.

Lo qué ocurrió dentro de los muros de Martutene aquel día navideño de 1962 no se sabe a ciencia cierta, pero se puede intuir. También el motivo por el que lo «excarcelaron»: allá dentro Vicente Lertxundi iba a ser un cadáver incómodo, porque se trataba un hombre muy conocido en Donostia, especialmente en el barrio de Gros, además de un preso político. Vecinos del barrio de Txomin, entre Martutene y Loiola, en Donostia/San Sebastián, lo encontraron moribundo junto a la primera de las casas que colindan con la cárcel de Martutene, y lo trasladaron al hospital, donde falleció». De hecho, «los vecinos que le ayudaron testimoniaron que, aun estando agonizante», Lertxundi exclamó varias veces: «Me han matado. Me han matado». Tenía 50 años.

El caso fue cerrado por la dictadura; la democracia nunca lo reabrió. Su caso continúa sin reconocimiento ni verdad, mientras que los responsables de todas estas brutales torturas, ya sea los ejecutores materiales o las instituciones responsables, continúan gozando de total impunidad. Los torturadores franquistas de la prisión de Martutene salieron impunes del asesinato de Vicente Lertxundi. “Ninguna instancia oficial abrió una investigación para aclarar las circunstancias de la muerte de Vicente», destaca el investigador Joxerra Bustillo en una reseña publicada en 2015 por Euskal Memoria: «La versión oficial era el método habitual utilizado por la dictadura para esconder sus crímenes. Y si alguien se atrevía a poner en duda la versión única, corría peligro de ser a su vez objeto de las atenciones de la Policía, o de los carceleros, que tanto daba». No se abrió ningún proceso judicial. A la familia tampoco se le permitió publicar esquelas.

«La tortura ha sido una perversa herencia del franquismo que la ciudadanía de Euskal Herria ha sufrido independientemente del color del gobierno del Estado, durante la dictadura, la transición y la democracia». Según datos recopilados por Euskal Memoria, durante los últimos 70 años se registraron en Euskadi 5.657 casos de tortura. La Fundación Egiari Zor sostiene que se trató de una «práctica sistemática en los centros de detención gracias al soporte de una estructura bien diseñada. La denuncia pública de lo que estaba sucediendo, las evidentes marcas y heridas en los cuerpos, el aniquilamiento psicológico de las víctimas y su entorno, no han sido prueba suficiente para quienes restaban credibilidad a esta brutalidad y no hicieron nada por detenerla».

Ocho de esos 14 casos se registraron entre 1981 y 1993. Egiari zor sostiene que «es imposible construir una convivencia democrática si no se reconocen esas graves vulneraciones de derechos», por lo que ha reivindicado que se investiguen y esclarezcan «los casos de muerte por tortura» para «sacar a la luz la verdad».

Aniversario de la muerte del anarquista Vicente Lertxundi en Donostia

https://www.donostitik.com/aniversario-de-la-muerte-del-anarquista-vicente-lertxundi-en-donostia/

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