Durante este mes de noviembre, Joan Busquets, “El Senzill” ha visitado el Estado español para presentar su reclamación por víctima del franquismo.
En este post podéis la crónica del acto y la grabación en la FAL (Fundación Anselmo Lorenzo) del día 19, la rueda de prensa en Barcelona y una conversación entre él y la historiadora e investigadora Dolors Marín.
Foto de L.M.
En la mañana del 19 de noviembre, CGT había convocado un acto ante el Congreso de los Diputados en Madrid. Un grupo de agentes de la Policía Nacional, avisados expresamente, impidió que Joan y varios militantes desplegasen una pancarta preparada para esta concentración. Ningún diputado, ninguna formación, se dignó a salir del edificio, sede de la “soberanía” del pueblo español, y recibir a una persona que entregó años de su vida por la libertad.
Charla en la Fundación Anselmo Lorenzo (CNT) de Madrid
“Yo permanecí más de 20 años en la cárcel, pero mis compañeros tuvieron peor suerte y fueron fusilados”. Con 96 años, el maquis catalán Joan Busquets, “El Senzill”, ha viajado a Madrid para contar su experiencia de vida como guerrillero libertario y para exigir al Estado el reconocimiento y una compensación económica por el sufrimiento y la persecución a la que el régimen y las autoridades franquistas le sometieron durante casi toda su vida. “Creo que soy el último que queda con vida de aquella generación de compañeros, los cuales me sacaban siete u ocho años. Si queda alguno, que no lo sé, debe tener más de cien años”. Joan, que continúa teniendo completamente nítidos acontecimientos y anécdotas que protagonizó hace décadas con apenas 18 o 20 años, empezó a ejercer la acción directa en Francia. Contactó con grupos anarquistas y no tardó en enrolarse en la guerrilla. Aunque nació en julio de 1928, el golpe fascista de 1936 le pilló con apenas ocho años de edad y el fin de la guerra con once, recuerda perfectamente la miseria y el hambre que padeció su gente, así como la brutal represión que sobrevino con la “victoria” (a la que llamaron “paz”) de Franco. Joan “se formó” después de la Guerra Civil. Poco a poco fue tomando conciencia e interiorizando las ideas libertarias. Su propio padre, que trabajaba en un taller cuando comienza la Revolución el 19 de julio de 1936, estaba afiliado a la Confederación Nacional del Trabajo. Es curioso el dato que aporta Joan sobre cómo se funcionó durante esta etapa en los negocios pequeños. En el caso del lugar donde estuvo empleado su padre, el patrón aceptó pasar a ser un trabajador más, sin oponerse a nada. Su padre, a quien recuerda durante su charla, era responsable de los materiales que utilizaban y necesitaban en el taller.
El reclamo de Busquets es totalmente justo. El Estado tiene que reparar totalmente y no solo de “manera simbólica” a este hombre cuya vida ha estado al servicio de la libertad (o como le gusta decir a la clase política, “al servicio de la Democracia”). En esto está trabajando el abogado del Gabinete Jurídico de CGT, Raúl Maíllo. Presentaron una reclamación el 19 de julio de 2024, y es consciente de que el Estado no va a responder a este procedimiento que ha iniciado la organización anarcosindicalista. “Son veinte años de condena cumplida, cinco años de trabajos forzados, y toda una vida perseguido por luchar por la libertad. Pasó mucha necesidad y todo esto le dejó secuelas psicológicas – físicas-. Es hora de que el Estado español cumpla con Joan”, argumentó Maíllo. “El Estado tiene y debe garantizar los principios de Verdad, Justicia y Reparación propuestos, precisamente por la ONU, y en esto es en lo que nos hemos enfocado por la vía jurídica”.
La actual Ley de Memoria Democrática supone ya una ruptura no solo con la norma anterior, sino con las sentencias franquistas, que pasan a ser todas nulas. Además, con la actual ley se viene a reconocer el papel fundamental que desempeñaron los guerrilleros o maquis en la lucha contra el régimen fascista y su represión tras la guerra. Para el letrado de CGT esta nueva ley es una victoria del Movimiento Memorialista, “por eso ahora estamos reivindicando el reconocimiento de quienes dieron su vida y sus años luchando”.
La acción de un maquis
“Hice muchos viajes con material bélico encima. Material que sobrepasaba muchas veces los 40 kilos de peso, y el viaje duraba siete días o más, porque avanzábamos de noche”. Joan se dedicó a pasar este material desde Francia a Catalunya, concretamente hasta Manresa. Con él planeaban y llevaban a cabo sabotajes de diferentes tipos. Los sabotajes hacían mucho daño al régimen, porque en ocasiones lograban inhabilitar el ferrocarril o dejar sin electricidad a territorios enteros. “Estos sabotajes hacían daño al régimen y también conseguíamos que la prensa extranjera se hiciera eco de ellos, y por lo tanto de una resistencia organizada contra el dictador”. Joan siempre pensó, o al menos durante los primeros años en la guerrilla, que iban a poder tumbar la dictadura. Pero luego, con el paso del tiempo y de los acontecimientos, sobre todo a nivel internacional, cambió de opinión y aceptó, quizás con muchísimo dolor, que no iban a poder.
1949 fue un año donde se acabó con muchos guerrilleros antifascistas. “Guerrilleros los había de más ideologías, como socialistas y comunistas, pero los más numerosos eran los anarquistas. El grupo de maquis de Ramón Capdevila fue muy conocido, y muy admirado en Francia. Los guerrilleros libertarios o de la CNT actuaron siempre de manera independiente a otros grupos o colectivos de maquis”. También se debió a que la organización, la propia CNT en el exilio, no estaban por esta forma de lucha. Sin embargo, los maquis anarquistas continuaron peleando sobre el terreno, con independencia de la visión del Comité Internacional de la organización.
Joan fue detenido en 1949. Pasó 20 años en prisión, donde tampoco se rendiría. Organizará una fuga, la “fuga de San Miguel de los Reyes (València), en 1954. Pero esta acción saldrá mal, y al descolgarse por una de las fachadas tuvo una caída donde se rompió el fémur. Así, con esta grave lesión, fue detenido y golpeado brutalmente por la Guardia Civil, y después lo trasladaron a una celda de castigo, en la que pasaría sin atención médica más de una semana. “Mis compañeros en la cárcel protestaron, protestaron mucho y contagiaron a otros. El régimen no quería que esto fuera a más y entonces me llevaron al hospital donde me asistieron médicamente, pero en la cárcel, los responsables de la prisión no quisieron ni dejarme dormir sobre una cama”. Estas heridas físicas estuvieron abiertas más de 50 años. “Dejaron de supurar en el año 2000”, explicaba durante su charla Joan.
Cuando obtiene su libertad en 1969 reconoce que tuvo grandes problemas para volver a integrarse a la dinámica de la sociedad de ese momento. Aunque intentó “empezar” de nuevo, buscando un trabajo, la Brigada Político Social no le dejó literalmente vivir en paz. Continuamente era molestado y perseguido, insultado y acusado. Todo aquello fue determinante para que Joan decidiera marcharse a Francia y se estableciera allí.
Macarena Amores para la CGT 20 noviembre 2024