Camarero, dirigente sindical, obrero y Ministro de Justícia de la II República (Noviembre de 1936 - Mayo de 1937).
EN HOMENAJE A JOAN GARCÍA OLIVER
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Su mujer, Pilar Álvarez Celada, (1911-2000), que vivía con su nieta en París, falleció el 21 de septiembre del 2000, a la edad de 89 años.
Hijo de Antonia Oliver Figueras y de José García Alba, Juan fue hijo del segundo matrimonio de su padre y tuvo cuatro hermanos y tres hermanastros. Se crio en el seno de una familia de trabajadores de una fábrica textil, y solo le fue posible frecuentar brevemente la escuela primaria.
Durante la Guerra Civil Española (1936-1939), fundó el Comité Central de Milicias Antifascistas y, aunque se opuso a la entrada de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en el gobierno de la Generalitat, en noviembre de 1936 aceptó el cargo de ministro de Justicia en el gobierno de Francisco Largo Caballero. A raíz de los “Hechos de Mayo del 37”, García Oliver saldrá del gobierno como el resto de ministros cenetistas. Tras el obligado exilio, al finalizar el conflicto armado que los golpistas fascistas de Franco propiciaron, por tierras de Francia, Suecia, pasando por la URSS, acabó en Mejico.
Durante decenas de años su tumba ha sido irreconocible, quedó olvidada y perdida en la lejanía de una tierra que le acogió silenciosamente.
La tumba de García Oliver no lleva su nombre. Sin embargo, está enterrado en el mismo nicho que su hijo, Juan García Álvarez, muerto años antes el 19 de enero de 1964, y a quien él mismo le dedicó la esquela en la lápida. A la muerte de García Oliver, único titular del nicho, nadie pudo añadir su nombre a la tumba.
El Eco de los pasos
“La verdad, la bella verdad, solo puede ser apreciada si, junto a ella, como parte de ella misma, está también la fea cara de la verdad.
Esta es la verdad sobre la CNT. Organización verdadera, humana, apasionada, realista, siempre grande en sus gestas, en sus luchas; con militantes hechos a todo, a la muerte cuando las balas asesinas los sorprendían, cuando había que segar la vida de los enemigos del pueblo.
No hubo otra CNT. No existió una CNT carente de hombres de acción. La acción, en nuestra organización, era producto de las grandes resistencias que a su crecimiento oponía la infinita gama de intereses creados por la sociedad burguesa.“
Joan García Oliver