FECHA

Seguí i Rubinat, Salvador “el noi del sucre”



– Fundación Salvador Seguí



– Ateneo Enciclopédico Popular

Salvador Seguí y Rubinat (Tornabous, Urgell 23 de diciembre de 1886 – Barcelona, ​​10 de marzo de 1923), conocido como “El noi del sucre”, fue uno de los líderes más destacados del movimiento anarcosindicalista de Cataluña de principios del siglo XX. Recibe su apodo a la costumbre de comerse sólo los azúcares que le servían los camareros por el café.

De profesión pintor, ya desde muy joven mostró inquietud por las ideas libertarias; seguidor de la Escuela Moderna de Francisco Ferrer i Guardia, en su formación autodidacta también relacionarse con personajes culturales y políticos de la época, con Francesc Layret i Foix, fundador del Ateneo Enciclopédico Popular.

Dio un fuerte impulso a la formación y educación de las clases obreras desde los sindicatos, y postuló como armas revolucionarias la preparación cultural, intelectual y técnica de los trabajadores. En este sentido, fue presidente del Ateneo Sindicalista de la calle Ponent de Barcelona, donde organizó la biblioteca y lugar donde asumieron funciones de Centro Superior de Estudios sindicalistas y anarquistas.


Solidaridad Obrera

Impulsó la creación de Solidaridad Obrera, formando parte del consejo directivo como vocal. En 1916 inició negociaciones para un pacto de unidad conjunta de acción entre la CNT y la UGT como frente único del movimiento obrero, que convocaron juntos inicialmente una huelga general de 24 horas como protesta por el aumento de precio de los comestibles, que continuó con una huelga general indefinida, en 1917, como petición al gobierno español para que garantizara a la población obrera una mínima calidad de vida y actividades emancipadoras. Se consiguió la jornada laboral de 8 horas.


Secretario general de la CNT

Fue elegido secretario general de la CNT en Cataluña en el Congreso de Sants de 1918, donde propuso que fuera permitida la actualización de maestros racionalistas (pedagogía libertaria seguidora de la Escuela Moderna) dentro de aspectos sindicales. En congresos posteriores, junto con Joan Peiró y Ángel Pestaña, se opuso a acciones más exaltadas y radicales llevadas a cabo por otros miembros de la CNT. También apoyó la retirada de la CNT de la Tercera Internacional, en congresos posteriores como el del Teatro de la Comedia o el pleno de Regionales de Zaragoza.

Fue detenido muchas veces por su actividad anarcosindicalista. Durante la huelga de La Canadiense se encontraba preso, pero fue liberado el día que se desconvocó y pudo hablar en la asamblea organizada por el comité de huelga en la plaza de toros “Las Arenas”. En noviembre de 1920, fue deportado junto con Lluís Companys, el sindicalista Martí Barrera y 36 personas más en el Castillo de la Mola de Mahón.


Su catalanismo

Una muestra de su catalanismo fue el discurso que hizo como Secretario regional de la CNT. Este se realizó en el Ateneo de Madrid en octubre del 1919. Plantea la relación de los trabajadores catalanes con la libertad nacional de Cataluña:

En Cataluña, los elementos reaccionarios del catalanismo, a menudo levantan la bandera de las reivindicaciones catalanas, en un sentido nacionalista. Y cuando más ruido hacen es en los momentos cuando se produce un hecho social de resonancia, como si buscaran la intervención de las autoridades del Estado español para batir los trabajadores catalanes. Nosotros, lo digo aquí en Madrid, y si conviene también en Barcelona, ​​somos y seremos contrarios a estos señores que pretenden monopolizar la política catalana, no para alcanzar la libertad de Cataluña, sino para poder defender mejor sus intereses de clase y siempre dispuestos a dañar las reivindicaciones del proletariado catalán. Y yo os puedo asegurar que estos reaccionarios que se autodenominan catalanistas lo que más temen es la recuperación nacional de Catalunya, en el caso de que Cataluña no será sometida ‘. Y como saben que Cataluña no es un pueblo servil, ni siquiera intentan desatar la política catalana de la española. En cambio, nosotros, los trabajadores, como sea que con una Cataluña independiente no perderíamos nada, al contrario, ganaríamos mucho, la independencia de nuestra tierra no nos da miedo.

Estad seguros, amigos madrileños que me escucháis, que si algún día se hablase en serio de independizarse Cataluña del Estado español, los primeros y quizás los únicos que se opondrían a la libertad nacional de Cataluña, fueron los capitalistas de la liga regionalista y del Fomento del Trabajo Nacional. Sin embargo hay muchas pruebas que confirman mi razonamiento. No importa que proclamen su catalanismo en discursos y artículos periodísticos cuando están en Barcelona.

Si piensan que se encuentran en peligro los intereses particulares de su clase acomodada, enloquecidos y a toda prisa van hacia Madrid, para ofrecer sus servicios a la Monarquía centralista, y más de una vez los habeis podido ver vistiendo la casaca de ministro. ¿Es, acaso, con la colaboración ministerial como se pueden afianzar las aspiraciones de libertad nacional de Cataluña, sometida a una monarquía centralista y enemiga de la emancipación de los pueblos hispánicos? Afortunadamente la Cataluña vejada y denostada, privada de su libertad nacional, conoce bien sus detractores y sabe de qué lado están sus verdaderos amigos y defensores.

Una Cataluña, liberada del Estado español os aseguro, amigos madrileños, que sería una Cataluña amiga de todos los pueblos de la Península Hispánica y sospecho que los que ahora pretenden presentarse como los líderes del catalanismo, temen un entendimiento fraternal y duradero con las otras nacionalidades peninsulares. Por lo tanto es falsa la catalanidad de quienes dirigen la Lliga Regionalista. Y es que esta gente antepone sus intereses de clase, es decir los intereses del capitalismo, a cualquier interés o ideología. Estoy tan seguro de lo que digo, que sin pecar de exagerado, puedo aseguraros que si algún día Cataluña conquista su libertad nacional, los primeros, si no los únicos, que le pondrán obstáculos, serán los hombres de la Lliga Regionalista, porque en Cataluña como en todas partes, el capitalismo carece de ideología

(Salvador Seguí: escritos. Recoge al cuidado de Isidre Molas. Pág. 53-54. Ed.62, 1975)


Su muerte

El 10 de marzo de 1923, en plena maduración por promover entre los trabajadores la idea de la emancipación como motor social, fue asesinado de un disparo en la calle de la Cadena, en el barrio del Raval de Barcelona, ​​a manos de pistoleros blancos del Sindicato Libre de la patronal catalana bajo protección del Gobernador Civil de Barcelona Martínez Anido, agrupada en torno a la Lliga Regionalista. En el mismo tiroteo, dejaron malherido al también anarcosindicalista Francisco Comes conocido como ” Perones “, que moriría pocos días después. Ha recibido muchos homenajes después de muerto, como la organización y puesta en marcha de la Fundación Salvador Seguí.

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