FECHA

Bernete Aguayo, Juan José


Todoslosnombres.org

Un bravo luchador en batalla y un campesino autodidacta que acabó abatido en combate


http://www.todoslosnombres.org/content/biografias/juan-jose-bernete-aguayo

Silillos (Córdoba) 23/11/1912 – Fuenteobejuna (Córdoba) 18/09/1937

Juan José Bernete Aguayo, Capitán Chimeno, nació el 23 de noviembre de 1912 en la aldea de Silillos, en Fuente Palmera, provincia de Córdoba. Hijo de familia numerosa y humilde creció en un chozo en el cortijo de Bramadero a la sombra del terrateniente y cacique del pueblo, Martínez Lora. Allí aprendió a montar a caballo y a tirar con la escopeta, tenía una puntería prodigiosa. Era una persona con grandes inquietudes y de una gran inteligencia. Aprendió a leer con lo poco que pudieron explicarle, pues nunca fue a la escuela. De los periódicos que caían en sus manos aprendió que existían otras maneras de vivir, que el ambiente de opresión, miseria e injusticia en el que él y sus hermanos crecían era inhumano. Día a día fue rebelándose contra esa situación hasta que decidió escapar de aquella vida. Se tiró al monte con un compañero, a la sierra de Hornachuelos, Córdoba, en este viaje se encontró con dos terratenientes a los que no hizo nada, pero por los que fue denunciado. Partidas de la Guardia Civil de los contornos lo buscaron sin descanso, hasta que él, viendo que no podía permanecer oculto tanto tiempo y temiendo por su familia, se entregó. En 1933 fue juzgado, pero como en aquel entonces no contaba los 21 años de edad fue enviado al reformatorio de Alcalá de Henares.

A partir de los hechos de Octubre de 1934, con la llegada masiva de presos anarquistas a las cárceles, José empieza a acercarse a la doctrina libertaria, sus nuevos compañeros le enseñan la teoría política, a escribir y a estudiar. Con la llegada del Frente Popular al gobierno de la República se produce una amnistía que le libera de su condena. Lo primero que hace es regresar a Silillos, a trabajar en el campo y a empezar su trabajo como sindicalista de la CNT. Es muy bien acogido por su gente que está dispuesta a defender sus derechos como trabajadores del campo. Su máximo interés es concienciar a los jornaleros de que organizados y juntos constituyen una fuerza poderosa.

El 18 de julio, cuando los fascistas golpistas intentan derrocar el gobierno de la República, democráticamente constituido, José se encuentra en Marinaleda, Sevilla. Vuelve a su pueblo a organizar la resistencia, es consciente del peligro que puede acechar a su gente. Cuando llega subido en su caballo a su aldea, el pueblo lo está esperando con los brazos abiertos, enseguida organiza los grupos de defensa y empieza a formarse la famosa caballería del Chimeno. Repele los primeros ataques de la guarnición de Écija, Sevilla, sobre la Colonia de Fuente Palmera.

Hombres y muchachos se unen a su caballería que cada vez es más numerosa. Logra reducir a los guardias civiles y a los caciques de Fuente Palmera que se habían atrincherado en el Cuartel, los encarceló pero no permitió que se ejerciera ningún tipo de violencia sobre ellos, no hubo ninguna baja en el bando de los alzados. Su área de acción se amplia intentando liberar plazas como Almodóvar, Guadalcázar, Peñaflor y otras, con diferente suerte. Establece su cuartel general en el cortijo en el que creció, entre Silillos y Palma del Río. A finales de agosto las fuerzas llegadas de Sevilla toman La Colonia, Chimeno y toda su gente tienen que huir para salvar su vida. Avisaron a todos de la entrada de los fascistas animándolos a marcharse con ellos, pues José sabía que la represión sería muy dura, como así fue. Mucha gente decidió acompañar a Chimeno camino de la Sierra hacia Zona Roja. Según testigos, eran cientos, y José se encargó de protegerlos y alimentarlos hasta que llegaron a zona republicana, donde cada uno cogió un destino diferente: Pozablanco, Villanueva de Córdoba y otros marcharon a Ciudad Real. Chimeno siguió con su caballería por el cerro Muriano, le acompañaban sus hermanos Antonio y Francisco. Llegó un momento en que vio que la lucha de guerrillas no era suficiente, que había que ingresar en las filas del ejército republicano, aunar fuerzas y esfuerzos. El 31 de diciembre de 1936 es nombrado capitán de la 73 Brigada Mixta, Bón. Bautista Garcés (batallón comunista), batallón 1, 3ª Cia. El objetivo en esos primeros meses era salvar a la República, sin pensar en las filiaciones políticas personales, entre sus hombres había desde el principio gente de la CNT, de la UGT, socialistas y comunistas, pero en aquellos días todos eran republicanos.

Su valentía en batalla era tal, que él, a pesar de su rango, siempre iba en cabeza, sus hombres no sólo le respetaban sino que lo querían. El día 18 de septiembre de 1937, según varios testimonios, se presenta en el frente una persona que insta a Chimeno a tomar un cerro cercano. José no se lo pensó dos veces y salió junto a su comisario Francisco Atalaya a tomar la posición. Iban parapetados cada uno tras un tanque, a pocos metros de los nidos de ametralladoras del enemigo, el tanque que protegía al Capitán Chimeno se hizo a un lado dejándolo al descubierto. Las armas de los fascistas acabaron con su vida, su amigo Francisco quiso recuperar su cuerpo pero también fue abatido. Su Compañía atacó sufriendo varias bajas para poder recuperar el cuerpo sin vida de su Capitán, no querían que el enemigo pudiera mancillarlo.

Todos hablaron de traición, de que alguien quiso vender a José. Cayó en combate, luchando por la libertad en el cerro Mulva, Fuenteobejuna, a la edad de 25 años. Tuvo un entierro multitudinario en Villanueva de Córdoba, la banda de música interpretó la Internacional y sobre su féretro llevaba la bandera republicana, por la que dio su vida. Acudió el General Pérez Salas que lo nombró comandante a título póstumo. Dejó una viuda y una hija que nacería tres meses más tarde, a unos familiares y amigos desolados, y una leyenda que no ha muerto. Un hombre bueno, justo, valiente, el mejor tirador, un luchador incansable de gran generosidad.

La figura de este líder campesino fue inmortalizada en el poema “Capitán Ximeno”, que Pedro Garfias le dedica en su libro Héroes del Sur. Y también en los sentidos versos de su paisana Francisca Adame Hens, un homenaje que ella le hace con la voz del pueblo. Seguro que a él le hubiera encantado saber que Francisca, aquella niña que fue a verlo cuando estaba enfermo, es una mujer luchadora y valiente que ha mantenido vivo el espíritu de la II República.

Homenaje al Chimeno

Al pueblo de Los Silillos

tenemos que valorar,

porque aquí brotó una semilla

de justicia y libertad.

Porque aquí nació el Chimeno,

un gran héroe de la guerra,

que defendió La Colonia

con justicia y sin violencia.

A nadie le hizo daño,

a nadie le quitó ná,

pues sólo quería un caballo

pa correr en libertad.

A la sierra se marchó

lo mismo que un bandolero,

con su caballo y su gente

a nada le tenía miedo.

¡Ay batallón de Garcés!,

su Segunda Compañía,

donde él estuvo luchandohasta que perdió su vida.

Era tanto su valor,

que no temía a las balas,

y a todo el que iba con él

su valor le contagiaba.

Pero un día, triste día,

que abusó de su valor,

una bala traicionera

una tarde lo mató.

Para recoger su cuerpo

murieron muchos soldados

y junto a su cuerpo muerto, muerto

estaba el del comisario.

Cuando sonaron las Salvas

allá en el frente a lo lejos,

allí estaban los colonos

en el frío cementerio.

En el frío cementerio

de Villanueva de Córdoba

donde se quedó enterrao

el Héroe de La Colonia.

Francisca Adame Hens.

Al Capitán Ximeno

Muerto en el frente de Córdoba.

Mirada azul de Ximeno

con cara de niño bueno.Mirada de azul cuajado,

de azul acero templado,

tan inocente

bajo la paz de la frente.

Dicen, Ximeno, que fuiste

bandolero y que supiste

de la fuga por los montes

hacia aquellos horizontes

donde nadie sabe dónde

un tibio rincón se esconde

para el hombre como el ave

sediento de libertad.

Y quién sabe

si fue mentira o verdad.Yo te he visto Capitán

en el frente cordobés;

Capitán

del Batallón de Garcés.

Valiente, serio, callado,

gran soldado

sobre tu caballo alzado,

-¡que buena estampa tenías!-

tu mirada como el cielo,

desperezando su vuelo

sobre lentas lejanías…

Y ahora irás por las veredas

y entre breñas y jarales

– no por blandas alamedas

ni por caminos reales-

a la muerte…. Buen viaje.

Tu pistola sin reposoy tu caballo nervioso

serán tu solo equipaje.

Y tu silencio y tu afán

desolados….

Capitán

de bandidos y soldados.

¡Y a mi qué

si yo siempre te veré

con la muerte terca enfrente

y tu mirada inocente

mirándola fijamente!

¡Ay Ximeno, Capitán

del Batallón de Garcés;

Capitán

de la cabeza a los pies!

Pedro Garfias. Héroes del Sur. 1938

MÁS
BIOGRAFÍAS

Scroll al inicio