Por Rene Álvarez
Antonio nació el 23 de enero de 1912 en España, en Arriate, provincia de Málaga, en el seno de una familia de campesinos pobres. Desde sus primeros años, fue conociendo la dureza de la vida de los trabajadores de la tierra.
El 19 de julio de 1936, se movilizó –como millares de campesin@s y obrer@s- para enfrentarse con las fuerzas reaccionarias y fascistas iniciadoras del golpe militar. Una formidable explosión social y revolucionaria contra esta toma del poder por la clase dominante estremeció a España. Antonio se sumó a las milicias obreras y campesinas (CNT) que llevaban a cabo transformaciones sociales con el fin de ir hacia una sociedad más igualitaria.
Durante tres años él peleó en distintos frentes. En Ronda forma parte del Comité, tras la retirada a la sierra se constituye la columna de Pedro López de Montejaque con personas de la comarca a la que se adhiere. Tras dos meses bajan hacia San Pedro de Alcántara y Málaga para posteriormente dirigirse hacia Almería en la trágica “desbanda”.
Tras la reorganización de las milicias es enviado a Madrid, para encontrarse al final en Cataluña donde, ante la llegada de las tropas franquistas, anduvo con millares de soldados y civiles por las carreteras hacia la frontera francesa. Esa frontera que pasó en Prats-de-Mollo en los primeros días de helada de febrero de 1939 con la marea de refugiados españoles. Éxodo masivo de casi medio millón de personas más conocido en la Historia bajo el nombre de “La Retirada”.
Por decisión del Estado francés, con otros miles de refugiados, Antonio se quedó encerrado en la arena de la playa, detrás de las alambradas del campo de Argelès-sur-mer. Luego, le mandaron al campo de Barcarès de donde salió para ir a trabajar de leñador en el departamento de Landes.
Tras permanecer casi un año en los campos, Antonio pudo por fin reunirse con su esposa, que había sido exiliada a los Alpes cerca de Digne. Vivieron, luego, en Burdeos donde nació el primer hijo, y en la provincia de Tours donde nacieron los otros dos. Allí, vivieron unos treinta años. Él ejerció los oficios más duros : leñador, cantero y al final albañil. En 1974, al jubilarse Antonio, el matrimonio se vino cerca de sus hijos en Pirineos Orientales en Rivesaltes. Para ellos empezaba una jubilación apacible rodeado por su familia y sus amigos. Amigos procedentes de su pueblo natal que a Antonio le gustaba encontrar en el Paseo de Rivesaltes, de ahí brotaban debates ricos y animados.
Este es el resumen de la larga vida de un hombre sencillo, íntegro y trabajador, que permaneció fiel a sus convicciones libertarias, del tiempo de su juventud andaluza, con la esperanza de ver nacer algún día una sociedad nueva sin explotación ni dominación.
Microbiografía Antonio Álvarez