Párrafo extraído de la microbiografía recogida en el documento adjunto
“En el semanario CeNiT, periódico de la CNT editado en Toulouse, se publicó en el mes febrero de 1990 un artículo en el que dos viejos anarquistas evocaban a Joaquín Morente con ocasión de su reciente fallecimiento. Decía uno de ellos : Conocí a Morente allá por los años 60 en Francia, en uno de nuestros últimos congresos del exilio y me lo volví a encontrar, con motivo del VI congreso de nuestra CNT, en Barcelona, donde “le vi abrir con franca fraternidad las puertas de su piso en la barriada de Sans”. El otro, un alcalareño no identificado, lo recordaba así : Joaquín Morente fue una compañía agradable, un amigo sincero, un compañero generoso. La cárcel, la clandestinidad, el exilio, y sobre todo la pérdida de una pierna, agriaron un tanto su carácter, pero no empañaron su fe en las ideas anarquistas. “A pesar de su invalidez, y bien secundado por su compañera que nunca regateó esfuerzos, hizo cuanto pudo por la organización que era todo para él, y por animar el pequeño grupo de su pueblo natal : Alcalá”. También recordaron a Morente, por las mismas fechas, en la “revista cultural de ideas ácratas” ORTO, editada en Barcelona, la cual le dedicó una página entera con retrato suyo incluido y muchos elogios : buen compañero, excelente amigo, hombre declara nobleza, de limpia honradez, fiel a carta cabal, con “esa hombría de bien que caracteriza a los hombres del verdadero anarquismo español”. Evocaba la revista a una venerable anciana andaluza a la que Morente adoraba porque ella fue la que “en su blanca casita de una barriada sevillana… le dio cobijo cuando los sabuesos del franquismo le tenían prácticamente sitiado para pasaportarlo precisamente a esa zona del oscuro trasmundo hacia adonde ahora le ha llevado una trágica maniobra del coche que conducía”