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Badajoz :« Los protagonistas de la Reforma Agraria sufrieron la represión »

El historiador Francisco Espinosa, profesor de la Universidad de Sevilla, presenta su nuevo libro ’La primavera del Frente Popular’, donde analiza la situación que se vivió en España y en Extremadura tras llegada al poder del Frente Popular, en febrero de 1936.


Espinosa, autor de obras como ’La justicia de Queipo’ y ’La columna de la muerte’, aborda los cinco meses previos al levantamiento del 18 de julio, que se tradujeron en la puesta en marcha en nuestra región de la reforma agraria. Una etapa que Espinosa define como breve, pero intensa y que no estuvo dominada por el miedo y el terror, como se ha trasmitido por la propaganda franquista.

¿Qué podemos encontrar en su nuevo libro ?

Es una especie de continuación de ’La columna de la muerte’, que publiqué en 2003, allí se narraba lo que ocurrió en el verano y el otoño de 1936 y quedaba por saber los motivos que produjeron los hechos acontecidos en Badajoz. Todavía queda el reto de estudiar lo que fue la II República. ’La primavera del Frente Popular’ se centra en la última etapa, breve pero intensa que va desde febrero de 1936 hasta el golpe militar del 18 de julio. En este periodo Extremadura cobró un protagonismo especial porque se llevaron a cabo experiencias piloto, que fueron muy importantes.

¿Cuál era la situación del campesinado en aquellos días ?

La sociedad española era muy rural. En la región el 60% de la economía dependía del mundo agrícola y el 90% de la población eran jornaleros agrarios. Durante la II República se intentó realizar la necesaria reforma agraria.

¿Cuál fue el origen de este desequilibrio ?

En el s. XIX las desamortizaciones dejaron sin patrimonio comunal a los ayuntamientos. Este era el único medio que tenían los campesinos que no tenían tierras de obtener madera para sus casas y pastos para sus ganados. Todas estas tierras se privatizaron y pasaron a unas pocas manos. De esta manera, durante la II República el 80% de la propiedad estaba en manos de un 10% de propietarios. Y el 10% restante pertenecía al 90% de la población.

¿Qué se pretendía con la reforma agraria ?

De una manera legal y mediante leyes que reconocían derechos a los propietarios se pretendía que las tierras pudieran ser propiedad de los campesinos que las trabajasen. Pero la respuesta de la patronal fue contraria a esta reforma. Y durante el segundo bienio se da marcha atrás a las expropiaciones. Con la llegada al gobierno del Frente Popular en febrero de 1936 se reanuda, pero los sindicatos campesinos extremeños aceleran el proceso con la ocupación de fincas en marzo.

¿Cuáles fueron las zonas más afectadas ?

Las ocupaciones se produjeron sobre todo en la provincia de Badajoz, pero también ocurrió en Cáceres. La zona donde hubo más problemas fueron los partidos judiciales de Jerez de los Caballeros y Fregenal de la Sierra donde la tierra estaba menos distribuida y pertenecía a unos pocos propietarios. En los partidos judiciales de Mérida y Almendralejo estaba más repartida. Aunque había casos como el de Torremejía en el que una finca ocupaba todo un término municipal. En el libro se aborda el caso concreto del reparto de esta propiedad.

¿Esta reforma tiene algo que ver con el denominado Plan Badajoz que se realizó en los años 50 ?

No tiene relación. El Plan Badajoz se hizo con otra orientación. La única vinculación es el plan hidrológico y la creación de los pantanos que se realizó por parte de ingenieros extremeños para la reforma agraria de la II República, que se utilizó después para el Plan Badajoz.

¿Todo este reparto de tierras se destruyo con la guerra ?

Sí. A partir del julio de 1936, se realizó una contrarrevolución agraria que consistió en hacer una limpia de los dirigentes de la sociedad campesina. Se les quitó las propiedades, que fueron devueltas a sus anteriores propietarios. Durante los cuatro años siguientes en la zona ocupada se asesinó a más de 8.000 personas. La represión cayó sobre los protagonistas de la reforma agraria. Los asesinaban en las propias fincas. Se han hecho exhumaciones como una en la Sierra de Monsalud en la que se encontró entre 80 o 90 personas en una misma fosa, hombres y mujeres. Se les enterraba en las fincas y luego era la propia Guardia Civil la que se encargaba de controlar que no se removiese esa tierra para evitar que los restos saliesen al exterior.

¿La situación actual de Extremadura es un fiel reflejo de todo lo que pasó entonces ?

Sí, durante la II República se planteó un cambio muy importante que iba a afectar a mucha gente. Un cambio económico positivo para 15 millones de personas en toda España. En Extremadura, hubiera creado un grupo intermedio muy importante. En esos momentos la sociedad estaba formada por una minoría propietaria, un grupo de pequeños profesionales liberales y comerciantes y una gran masa de gente que no tenía tierras ni propiedades. No se consiguió por el rechazo frontal de los propietarios que se opusieron a la reforma y fue uno de los que apoyó el golpe de estado de julio.

¿Cree que hace falta aclarar a la gente lo que ocurrió en aquellos días ?

Si, porque no se sabe nada. Es importante que se sepa todo lo que ocurrió durante aquellos 5 meses. Se da por supuesto por la tradición franquista que no pasó nada, que todo era violencia y terror. Y eso es lo que la gente cree. La realidad y lo que demuestran las investigaciones es que todo eso es falso. No hubo violencia en Badajoz y las ocupaciones se hicieron pacíficamente.

Ley de la Memoria

¿Considera que la ley de la Memoria Histórica llega un poco tarde ?

Si, llega tarde, y ni siquiera cubre las prioridades que se habían planteado. Ha surgido por la presión social que se ha registrado durante los últimos 4 ó 5 años. Al final me parece bien lo que ha salido. Aunque creo que esta ley va a ser sólo el comienzo. Porque el afán de los herederos por saber lo que pasó es muy fuerte.

¿Trabaja en otro libro sobre esta época ?

No, ahora no estoy trabajando en ningún libro, porque son proyectos muy laboriosos. Se necesitan 3 años de investigaciones para cada obra. Lo próximo que voy a presentar es una obra sobre la figura de un periodista extremeño, Antonio Otero Seco, que vivió la Guerra Civil en primera persona y realizó unas crónicas muy interesantes sobre la vida en Madrid durante la contienda. Esta obra la he realizado en colaboración con Miguel Ángel Lama de la UEx.

INMA BRAVO

FRANCISCO ESPINOSA HISTORIADOR

El autor de ’La primavera del Frente Popular’ destaca que las ocupaciones de fincas extremeñas se hicieron de forma totalmente pacífica

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