La Marea/Olivia Carballar
Artículo sobre el libro editado por CGT. A, “El año de los tiros. 1888” de Rafael Moreno, sobre la lucha de los mineros por la mejora de las condiciones. Convocaron la primera huelga en 1888.
El periodista Rafael Moreno recupera en ‘1888. El año de los tiros’ la primera gran huelga minera española, que acabó con la muerte de dos centenares de personas.
Ilustración de Jaime Pandelet para el libro “1888, el año de los tiros”
No lo contó Manuel Chaves Nogales porque aún no había nacido. Pero sí lo hizo su tío José Nogales y Nogales, natural de Valverde del Camino (Huelva). Fue uno de los pocos periodistas que se atrevió a narrar lo que había ocurrido –sin manipulación– en
1888, el año de los tiros
. La historia, recuperada por el periodista Rafael Moreno en forma de novela, representa una de las fechas en rojo en el movimiento obrero de España, la primera gran huelga minera que concluyó el 4 de febrero de aquel año de finales del siglo XIX con una matanza de dos centenares de personas. El origen fue la venta de las minas de Riotinto por parte del Estado, que estaba en quiebra, a un conglomerado financiero internacional conformado por capital inglés de la Casa Matheson y la firma Rothschild. Pagaron 92 millones de pesetas y pasaron a ser no solo propietarios del suelo, incide el autor, sino del subsuelo, de los niños, de las mujeres… y del aire que se respiraba, con el derecho a poder contaminarlo. Tanto poder llegaron a tener –cuenta Moreno– que el director de la compañía, tras ser reconocido como “rey de Huelva”, acabó con las corridas de toros. En el Congreso, añade, se llegó a justificar el crimen por el bien de la “estabilidad” de España.
“La actualidad del libro es indiscutible: puertas giratorias, corrupción política, médicos que falsean informes sobre las tasas de mortalidad y enfermedades… en todo su esplendor. Igual que ahora. Concejales a sueldo de la Compañía minera, gobernadores, alcaldes. Y la prensa, ay la prensa. Comprada, vendida, manipulada hasta la exasperación. Excepto dignísimos casos de ejercicio de la profesión como el de José Nogales”, afirma el periodista. El libro, prologado por el catedrático de Historia Antonio Miguel Bernal e ilustrado con acuarelas de Jaime Pandelet, ha sido reeditado por el grupo de trabajo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía de CGT-A.
Estamos hablando de 1888, pero durante la presentación de la obra, a cargo del profesor Santiago Fernández Ferrete, se habla también de Doñana, de oleoductos, del polo químico de Huelva, de la contaminación, del cáncer, de Boliden, del capital, de las multinacionales… “A excepción de los fusilamientos, lo demás sigue ocurriendo, con otra salvedad: quizá hoy hubiera salido menos gente a protestar”, concluye el autor. Entonces lo hicieron entre 10.000 y 12.000 personas. De todas las reclamaciones laborales y medioambientales, la empresa no concedió ninguna. Los crímenes quedaron impunes. Y el único que fue procesado fue el periodista que contó la verdad.
¿Qué es exactamente el año de los tiros?
Es la primera gran manifestación que pone en jaque al Gobierno de turno, en este caso el de Sagasta. El 4 de febrero de 1888 confluyen en Riotinto dos grandes manifestaciones (una procedente de la zona agrícola-ganadera de Zalamea y su entorno) y otra que llega de la zona minera. Los obreros, liderados por un anarquista, Maximiliano Torner, reclamaban mejoras laborales, salariales, acabar con el trabajo de sol a sol, acabar con la peseta sanitaria, un copago que pagaban a la Compañía minera, terminar con el descuento salarial que se les aplicaba por no poder trabajar los días de manta (que era la gran contaminación que impedía respirar en los tajos). Y los campesinos y terratenientes exigían a la inglesa Río Tinto Company Limited el fin de las calcinaciones de mineral al aire libre que arrasaban cosechas, montes, campos y dehesas.
Y terminó con decenas de muertos… aunque el recuento oficial habla de 13.
El Gobierno no había atendido el problema debido a sus pactos con los grupos financieros que compraron la explotación minera en 1873 (y que evitó la quiebra del Tesoro). Y las autoridades políticas provinciales, corrompidas por la compañía hasta el punto de tenerlos a su servicio, hicieron caso omiso a las leyes en vigor para beneficiar siempre el balance de la empresa. Ese cóctel provocó una reacción social sin precedentes en la España del momento y la decisión fue acallar a sangre y fuego las protestas: decenas de hombres, mujeres, ancianos y niños fueron tiroteados por el Regimiento de Pavía, enviado a la zona para imponer el orden por el gobernador civil dependiente del gobierno Sagasta. Era la primera vez que España vivían una situación semejante. El impacto fue brutal y la prensa de la época, el Congreso, dedicaron ríos de tinta y horas de debate a analizar los hechos. De nada sirvió, España había vendido a los empresarios ingleses no solo una mina sino su propia dignidad como nación.
Dice Antonio Miguel Bernal en el prólogo que se le llamaba “el otro Gibraltar”.
Sí, “el otro Gibraltar”. O “la otra Alaska”, vendida al poder económico y financiero inglés y también europeo a cambio de 92 millones de pesetas. Ese fue el precio de la dignidad de una nación. Y todos, conservadores, liberales, monárquicos, regentes estuvieron de acuerdo y consumaron la traición a la patria.
¿Y ya había puertas giratorias?
Sí, la práctica totalidad de la corporación municipal del Ayuntamiento de Riotinto, incluido el alcalde, Manuel Mora, trabajaba o hacía negocios con la Río Tinto Company Limited, por ejemplo.
Hay bastantes referencias a la prostitución en el libro.
Es un recuerdo a los cientos de mujeres que tuvieron que prostituirse para poder comer y mantener a sus hijos. La miseria les obligaba a ello, la miseria y la pérdida de sus maridos en muchos casos. Sin trabajo, sin hogar, hambre y frío, era su condena. Y, sin embargo, existía esa crueldad, que se practicaba en el entorno de la plaza de toros de Nerva y Riotinto.
Y a los menores…
Los usaban como esclavos para llegar a las zonas más difíciles del mineral.
Esta es la quinta edición. Pero contaba Bernal en la presentación que no entendía cómo unos hechos únicos en la historia de la minería europea y, en general, un movimiento obrero tan potente como el de la minería no hubieran sido novelados hasta más de un siglo después, salvo alguna excepción.
Esta es la quinta edición de una obra que vio la luz por primera vez en 1998. El año próximo se conmemora el 130 aniversario de los hechos. Por lo tanto, es un buen momento para divulgarla entre las nuevas generaciones. No podemos dejar que un hecho semejante, esencial para comprender el movimiento obrero en España, el turnismo decimonónico, la corrupción política, el clientelismo y el caciquismo rural, caiga en el olvido. Las nuevas generaciones deben conocer esta historia que una vez, en 1888, ocurrió en la Cuenca Minera, en la Faja Pirítica Ibérica, cuando en Riotinto ondeaba la bandera británica y no la enseña española.
¿Cómo le llegó esta historia?
El año de los tiros es una historia tan metida en la sesera generacional, que pasa de abuelos a padres y nietos, de generación en generación. Nunca se había novelado la huelga, su organización, sus entrañas hasta que escribí
1888. El año de los tiros
. En cambio sí había investigaciones académicas sobre el tema, poemas… Así que decidí hacerlo y ya veis, vamos por la quinta edición y una abundante bibliografía del tema en estos últimos 20 años, que ha contribuido a darle una tremenda importancia.