Ateniéndose a un requisito formal de comunicación, no hacerlo diez días antes, la ha prohibido sin ninguna otra causa.
Desde hace diez años, familiares de víctimas del franquismo, asociaciones y toda aquella persona que ha querido sumarse, se reúnen el último sábado de cada mes en la plaza de La Gavidia de Sevilla durante un par de horas reivindicando la exhumación de las fosas comunes del franquismo. Un lugar de alta simbología para el movimiento memorialista por su cercanía al edificio de la comisaría de policía y por encontrarse en ella el de la División Orgánica en donde Gonzalo Queipo de Llano consumó el golpe de Estado en julio de 1936. Diez años de encuentro, de relaciones e intercambios, que se han convertido en un referente.
Diversa en las edades de los concentrados y plural en sus perspectivas, siempre se ha mantenido un escrupuloso respeto a las decisiones gubernativas. Incluso cuando, por Navidad y Semana Santa, se nos ha prohibido alegando motivos de seguridad por la afluencia de público. Incluso esta vez acataremos la prohibición a pesar de su arbitrariedad. Un requisito burocrático no puede impedir un derecho ciudadano básico. Más cuando nunca ha existido el menor problema (a pesar de alguna que otra provocación), no existen molestias de tráfico o similares y “los peticionarios son sobradamente conocidos en esa Delegación”, según comunicó un funcionario de la Subdelegación.
La deriva de restricción de los derechos democráticos lleva a estas situaciones surrealistas. Los efectos disuasivos de leyes como la llamada Mordaza, retrotraen a momentos que creíamos superados e, incluso, parece que impregnan la mentalidad de quienes se consideran progresistas.
No creemos que esta denegación sea casual. Es una manifestación más de la burocratización y desconfianza en la acción de la sociedad al margen de partidos e instituciones estatales. El pueblo siempre es sospechoso. Hace unos días, ninguno de los políticos presentes en el debate televisado tuvo la oportunidad de dedicar, aunque fueran treinta segundos, a las víctimas del franquismo. Una vez más el ninguneo político se puso de manifiesto. Es más, hoy, a pesar de las manifestaciones públicas y de los avances producidos, las cuestiones relacionadas con el memorialismo son secundarias o, cuando más, un elemento de espacio electoral más. Dieciocho años después de la rebelión ciudadana, las trabas, burocráticas y de todo tipo, no sólo no han desaparecido sino que, pensamos, han aumentado. El resultado es la desmovilización, el cansancio y que, casi en manos de la burocracia administrativa, los tiempos y hechos como el que nos ocupa, tienen lugar.
Sevilla 22 de noviembre de 2018
Cecilio Gordillo. Coordinador RMHSA de CGT.A
Paqui Maqueda. Presidenta de Asociación “Nuestra Memoria”
Isacio Contreras 2b, local88. 41003 Sevilla