…todos las muertos inquietantes, recordados.
Kenneth Rexroth
RAMÓN Sender lo vio como testigo,
en enero de 1933, cuando las llamas
improvisaron un verano
para andaluces con hambre. Buscaban
lo que a otros sobra, pero todos han muerto
y él ya no contará el segundo fuego
del año 2005, en
Casas Viejas,
cuando ardió la memoria para siempre.
Con frecuencia releo las palabras escritas de Ramón
y me parece oír entre los signos
su acento aragonés nunca perdido en el destierro
que es la patria de tantos españoles absurdos :
la comida para cinco días : dos panes
y una cantarilla con vino.
Luego describe
a una mujer sin rostro :
ella calzaba
alpargatas con remiendo de suela
vieja y de saco.
¿Hacía frío aquel enero
o el sol brillaba indiferente ?
Francisca Lago
asomó un instante entre las llamas, en llamas
la ropa y el pelo en llamas, dando alaridos.
Continúa el testigo rindiendo
fiel testimonio de la verdad :
los cinco
que quedaron bajo las brasas rompían
la tradición española : sobre ellas
todos los anteriores,
desde Numancia, Valladolid, Toledo.
Los de enero del 33 murieron debajo.
Eran pobres, pero ardían lo mismo.
Huele a incienso
lo que grabó la mano del testigo
en la piedra invisible del tiempo
pisada por los hijos que les niegan
subir a clase heroica
Numancia, Valladolid, Toledo, etc :.
…el fuego fue apagándose…
… una fosa cuadrada
con los restos humanos cubiertos de cenizas.
Sobre ellas,
los hierros abrasados de la única cama,
se quejan.
Llovía. Se oía el mar. Callan las encinas porque el
viento ni roza sus hojas sagradas : miran
cómo el campo de golf devora lo sagrado,
el barro de los muertos
da cuerpo a las paredes de un hotel.
Y la diosa blanca de ojos sin párpados,
desde entonces,
continúa llorando hacia adentro.
La mano del testigo ya se hizo cristal
en las aguas de Núñez de Balboa
donde polvo de estrellas le sirve de almohada.
Los otros, cenizas nunca redimidas,
divertirán a fugaces viajeros.
JULIA UDEDA
del libro : Zona Desconocida
editado por : Fundación José Manuel Lara / Vandalia/ 2007