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En Molvízar no todos los que emigraron lo hicieron para ir a la Guardia Civil. También hay anarquistas como Antonio Ramón Ramón, que si bien su hazaña -digámoslo así- no es conocida entre los granadinos, en Chile, a donde emigró, está considerada como una acción que merece el reconocimiento popular, al menos de las clases trabajadoras. Al molviceño Antonio Ramón se le tiene en Chile como un héroe por haber asestado varias puñaladas al general Roberto Silva Renard, el causante de la llamada Matanza de la Escuela Santa María Iquique ocurrida en 1907, en la que murieron entre 2.200 y 3.600 personas.
La historia de este hombre es de película. Los propios molviceños no sabían de él hasta que hace poco una televisión chilena acudió al pueblo para hacer un documental sobre su vida. Varios investigadores de este país han buceado en todos los archivos posibles para buscar los orígenes de este granadinos al que los obreros le agradecieron haber dado muerte -el general murió a causa de las puñaladas poco tiempo después- al causante de la matanza de trabajadores del salitre y familiares que se habían declarado en huelga.
En busca del hermanastro
Antonio nació en el seno de una familia muy humilde en la Calle de los Serafines de Molvízar. Sus progenitores fueron Antonio Ramón Ortíz y Encarnación Ramón Ortega. Desde muy niño se incorporó a las tareas agrícolas como jornalero. La precariedad y las miserias salariales llevaron a Antonio a pensar en darle un nuevo rumbo a su vida. Ya por entonces era una persona que no acataba la situación de extrema pobreza en la que vivían muchas personas de su pueblo. A los 23 años emigra a Marruecos, donde desempeña varios oficios, entre otros el de curtidor de pieles. Fue en Marruecos donde se enteró de que allí tenía un hermanastro que se llamaba Manuel, también nacido en Granada. Después de buscarlo y de encontrarlo, inició con él una relación de amistad y fraternidad tal que durante un tiempo se hicieron inseparables. En Marruecos, a ambos hermanos, pues así se identificaban, las cosas les comenzaron a ir mal. Por eso deciden irse al continente americano, concretamente a Brasil. Unas desavenencias económicas separa a los dos granadinos. Manuel decide trasladarse a Argentina mientras Antonio fija su residencia en Brasil. Durante este tiempo no se sabe de qué vivieron ambos.
Antonio permanece en Brasil casi once meses, hasta que decide viajar a Argentina para reencontrarse con su hermano. Durante varios meses vivieron juntos, hasta que un día Manuel decide irse a trabajar al norte de Chile, concretamente a una mina de salitre en la pampa de Tarapacá. Antonio y Manuel comienzan entonces a asistir a los ateneos libertarios y conocen el movimiento anarquista, del que creen que es el único que puede acabar con la injusticia en el mundo. Manuel y Antonio, cuando se separan, inician una correspondencia en la que aquel le cuenta las condiciones casi infrahumanas en las que tienen que vivir los trabajadores. Las cartas están llenas de casos de personas que enferman o que mueren trabajando en la salitrera. Incluso Manuel le cuenta en una misiva que se está promoviendo una huelga de los trabajadores. Pero en 1907 Antonio ya no recibe más cartas de su hermano. Y es que éste había muerto, asesinado por los militares que cargaron contra los trabajadores del salitre que habían decidido hacer una huelga.
3.000 muertos
La llamada Matanza de Santa María de Iquique fue considerada como la mayor masacre del movimiento obrero en el país chileno. Los eventos que configuran los hechos suceden durante el auge de la producción salitrera en Antofagasta y Tarapacá. La huelga, provocada por las míseras condiciones de trabajo y explotación de los trabajadores, fue reprimida por medio del indiscriminado uso de la fuerza armada por parte del gobierno del presidente Pedro Montt. El general Roberto Silva Renard, comandando las unidades militares bajo instrucciones del ministro del interior Rafael Sotomayor Gaete, ordenó reprimir las protestas, matando a los trabajadores junto con sus familias y dando un trato especialmente duro a los sobrevivientes. Habrían sido asesinados entre 2.200 y 3.600 personas, donde se estima que un alto número no determinado, eran peruanos y bolivianos quienes, a pesar del llamada de sus cónsules, se negaron a abandonar el movimiento. ‘Con los chilenos vivimos, con los chilenos morimos’, fue su lema. Entre los muertos, como decimos, estaba el hermano de Antonio Ramón.
El molviceño anarquista decide entonces ir a la pampa chilena y se sabe que trabajó como bodeguero en Santiago de Chile. Los que le han seguido la pista dicen que estuvo dando tumbos de un lado para otro y recordando siempre a su hermano muerto. Fue en ese tiempo cuando rumió su venganza.
Antonio atacó a Roberto Silva Renard la mañana del 14 de diciembre de 1914 a las 10 de la mañana, cuando el general caminaba por la calle Viel, en dirección a su despacho en la Fábrica de Cartuchos del Ejército, en la cual desempeñaba el puesto de director. Le propinó varias heridas por la espalda, no consiguiendo matarlo, pero sí mantenerlo enfermo por varios meses, produciéndose así su retiro. Se dice que el general murió a consecuencia de esas heridas.
Antonio luego intentó tomar una botella con veneno, que no le produjo efecto alguno. Corrió en dirección hacia el parque, donde fue capturado por guardias del ejército, ayudantes del general, y herido a sablazos en la cabeza por estos. A la medianoche del mismo día, fue llevado al hospital de la cárcel. De ahí en adelante las teorías sobre lo que le pasó después son varias.
Monolito
Lo que sí se sabe es que todos los grupos obreros y libertarios de los países iberoamericanos celebraron la venganza del molviceño. Incluso se organizó una colecta para defenderlo en los tribunales. Hubo grandes manifestaciones de solidaridad cuando el molviceño entró en la cárcel. Todos los anarquistas del mundo de unieron para pedir la revisión de la pena de ‘El vengador de la Pampa’, como comenzó a ser conocido.
Al cumplirse el centenario de la matanza de obreros (en 2007), a Antonio Ramón se le dedicó un monolito en Santiago de Chile. Su figura aparece también mencionada al final del libro Santa María de las flores negras, del escritor chileno Hernán Rivera Letelier. Además, ese año se realizó un documental llamado ‘La Venganza de Ramón Ramón’, transmitido en Televisión Nacional de Chile y otras señales internacionales; y el mismo año, el colectivo teatral Teatro del Oráculo realizó un montaje inspirado en la historia de este personaje.
En cuanto a la muerte del molviceño, las teorías son varias. Hasta ahora, la única descartada es esa que dice que volvió a Molvízar al salir de la cárcel, como han dicho algunos investigadores. En el pueblo granadino no hay constancia alguna de ello. Otra teoría dice que se le expulsó del país entre grandes muestras de solidaridad por parte de los obreros. Hay quien sostiene que Antonio Ramón jamás salió de la cárcel, y que murió allí en el más completo de los anonimatos porque el Gobierno jamás difundió su muerte. La última teoría es que se suicidó en 1924 tras sufrir una grave depresión.
Varios reporteros de la televisión chilena vinieron a Molvízar a hacer un reportaje sobre el anarquista granadino y encontraron a algunos descendientes. Declararon que sabían de la existencia de ese familiar que un día se fue a Marruecos y después a América, pero que nunca tuvieron noticias sobre él.