el pueblo en revuelta, la revolución en marcha, Julia con sus veinte años intrépida y decedida se enrola como miliciana. A no tardar en un violento bombardeo, perdió la audición de los dos oídos. A la caída de Bilbao se reune con su familia y tras un gran bombardeo en el puerto al fin logran embarcar dirección Francia, donde una vez llegados no los dejaban desembarcar por “rojos”. Finalmente fueron admitidos y tras una estancia de dos meses, Julia y su familia entran de nuevo a Cataluña para seguir en la brecha. Cataluña perdida el exodo los arrastaría a todos a Francia, esta vez con su hijita de meses en brazos.
La familia reunida, junto a su compañero Ángel Aransaez, continuan la acción de cara a España. Julia entra varias veces clandestinamente a España con misiones orgánicas.
En 1963, se trasladaba a Madrid para entregar a los compañeros Delgado y Granado documentación que Roque Santamaria le había confiado. Poco después de marchar, Delgado y Granado eran detendios y asesinados vilmente a garrote vil, el 17 de agosto del 63 por los esbirros a las órdenes del déspota Jefe del Estado.
Julia fue siempre la colaboradora directa de Aransaez, los dos eran uno, la ideología y el amor del uno para el otro fueron ejemplares.
Julia fue luchadora y madre, llevando en ella una coraza de sentimientos y espiritualidad. Entregó una parte de su larga vida a un ideal humano, fraterno y de justicia.
Estos fueron sus escritos en una de las cartas que me escribiera.
nuestro pensamiento.