Nos ha dejado Manolo Fornés, uno de los últimos maquis
Manolo Fornés nos dejó en silencio, fiel a su generación del
silencio que tan bien nos contó, el pasado 16 de abril. Llevaba
demasiado tiempo peleando contra sus pulmones dañados desde 1949,
desde aquel día que se pasó un paquete de cigarrillos entero, uno
tras otro, porque sus compañeros sólo le habían podido pasar una
cerilla en aquella fúnebre mazmorra de Vía Layetana donde estuvo
encerrado.
Manolo, había nacido en las Casas Baratas del Prat Vermell, o
Can Tunis en enero de 1930, hijo de un metalúrgico libertario. Su
pasión fue el fútbol, que intentó compaginar con su militancia en
la Federación Ibérica de las Juventudes Libertarias (FIJL) desde
el año 1947 y su implicación en los grupos de acción libertarios
de Barcelona. Participó el 9 de Octubre de 1949 en la
expropiación del meublé La Casita Blanca, en el que se requisaron
37.000 pesetas y los documentos de los clientes habituales. Fue
detenido en 1949 cuando era miembro de la Junta de Defensa de
Barcelona. Se le juzgó en un consejo de guerra, celebrado en
Barcelona el 6 de febrero de 1952, contra treinta compañeros
sobrevivientes de los grupos de acción, en el que se impusieron
nueve penas de muerte, de las que fueron ejecutadas cinco.
Recibió una condena de treinta años de prisión. Estuvo
encarcelado en las prisiones de San Miguel de los Reyes en
Valencia y en la de Burgos, en las cuales aprendió inglés,
francés y contabilidad. Salió en libertad condicional en 1960.
Colaboró en la obra colectiva La oposición libertaria al régimen
de Franco (Madrid, 1993). Hace poco años, con sus entrañables
compañeros Joan Busquets, El Senzill, y Ángel Fernández, todavía
pelearon para sacar del olvido a los maquis libertarios. Residía
en Segur de Calafell (Tarragona).