Cordopolis/Alfonso Alba
El Ayuntamiento mantiene los honores que concedió a los militares que dirigieron el golpe de estado en la capital el 18 de julio de 1936
El Ayuntamiento de Córdoba mantiene como hijos predilectos o adoptivos de la ciudad, con todos los honores, a un grupo de militares que fue responsable del golpe de estado del 18 de julio de 1936 que dio inicio a la Guerra Civil en España. Además, y según estudios posteriores, se les considera responsables de la posterior represión que solo en la capital acabó con el fusilamiento en pocos meses de más de 4.000 personas. Según consta en los archivos del Ayuntamiento de Córdoba, desde 1936 son hijos predilectos o adoptivos de Córdoba los generales Gonzalo Queipo de Llano (comandante del Ejército franquista en Andalucía) y José Varela, junto a los coroneles Ciriaco Cascajo (este nombrado hijo predilecto) y Eduardo Sáenz de Buruaga. Además, en 1944 también fue nombrado hijo adoptivo el coronel Manuel Aguilar Galindo y Aguilar Galindo, y en 1957 el ministro de Obras Públicas de Franco Fernando Suárez de Tangil, conde de Vallellano.
Estos nombramientos, asumidos por los acuerdos de los distintos plenos del Ayuntamiento de Córdoba durante el franquismo, no han sido derogados, como se está empezando a hacer en distintos municipios de toda España en aplicación de la Ley de Memoria Histórica. Esta semana,
el Pleno del Ayuntamiento de Baena ha aprobado
la retirada de los honores que en su día concedió al dictador Francisco Franco. El Ayuntamiento de Córdoba nunca llegó a otorgarle esos honores al dictador, pero sí a los militares que estuvieron en los puestos de mando clave durante el inicio de la Guerra Civil en la ciudad de Córdoba.
Así, el general Gonzalo Queipo de Llano comandaba desde Sevilla capital todas las operaciones militares en Andalucía para lograr que triunfara el golpe de estado. En Córdoba ordenó el 18 de julio de 1936 la toma del Gobierno Civil, el único edificio oficial de la ciudad que resistió al alzamiento de los militares franquistas. Posteriormente coordinó la represión y fue el encargado de nombrar a las autoridades civiles y militares que gobernaron la ciudad durante la guerra. Según consta en los archivos municipales del Ayuntamiento, en 1936 fue nombrado hijo adoptivo y preeminente de Córdoba, sin que conste que esta decisión y distinción haya sido revocada, atendiendo a la Ley de Memoria Histórica.
Por su parte, el general José Varela Iglesias mantiene desde 1936 la misma categoría de Queipo de Llano. Este militar fue el encargado, durante la Guerra Civil, de comandar las distintas operaciones militares en la provincia de Córdoba. También lo hizo en Antequera, en Málaga y en Sevilla. Acabó siendo ministro del Ejército en el primer gabinete del dictador Franco.
Ciriaco Cascajo es hijo predilecto de la ciudad de Córdoba, donde nació. De hecho, está enterrado con todos los honores en el cementerio de la Salud, donde se recuerda su participación en la Guerra Civil española. Cascajo dirigía el Regimiento de Artillería de la ciudad. El mismo 18 de julio y tras hablar con Queipo de Llano se sumó a la sublevación militar y sacó en el ejército a las calles de la ciudad, para acabar tomando en Gobierno Civil. Cascajo acabó siendo el comandante militar de la ciudad y uno de los responsables de la brutal represión que acabó fusilando a miles de cordobeses.
Eduardo Sáenz de Buruaga está considerado también como uno de los militares más sanguinarios de la Guerra Civil, sobre todo después de comandar la matanza de Baena. Sáenz de Buruaga llegó a Córdoba justo después de que se consolidase el golpe de estado, que había triunfado en la ciudad pero no en la provincia. Desde la capital lideró la marcha de diversas columnas de militares a distintos pueblos, que acabó tomando.
En 1944, el Pleno del Ayuntamiento también decidió conceder el título de hijo adoptivo al coronel Manuel Aguilar Galindo y Aguilar Galindo, que era comandante de la Guardia Civil el 18 de julio de 1936, y posteriormente alcanzó el rango de coronel de Artillería en 1944. Aguilar Galindo fue el hombre elegido por Ciriaco Cascajo para negociar la rendición del Gobierno Civil de Córdoba el día del inicio de la Guerra Civil. Finalmente, los militares acabaron bombardeando este edificio, donde se refugiaban todas las autoridades públicas fieles a la República de la ciudad.
Además, en 1957 el Ayuntamiento de Córdoba también le concedió el título de hijo adoptivo a Fernando Suárez de Tangil, conde de Vallellano (una avenida lo recuerda hoy), que entonces era ministro de Obras Públicas de Franco. Suárez de Tangil fue un destacado diputado monárquico antes de la Guerra Civil y llegó a ser alcalde de Madrid. En la guerra llegó a dirigir la Cruz Roja del bando sublevado, por orden del propio Franco.