Si se acudiera a los archivos policiales, su ficha estaría marcada por un largo historial de “recuperaciones” (palabra que él usa para referirse a atracos en bancos) ; espectaculares huidas y aventuras con su amigo del alma, el anarquista catalán Quizó Sabaté ; entradas y salidas de la cárcel, misteriosas intermediaciones en secuestros sonados en su época como el de Javier Rupérez y, sobre todo, por su habilidad como falsificador que, de la mano del Che Guevera, le llevó a urdir una genial ideal de llenar el mercado con 3.000 millones de pesetas de cheques del City Bank falsificados, asunto por el que fue detenido, aunque el propio banco accedió a retirar su denuncia a cambio de que destruyera las planchas que usó para ello.
Una vida de película que por fin llegará a la gran pantalla…
Mi vida tampoco tiene nada del otro mundo. Realmente no me merezco estas cosas ni la vida que he tenido. No soy más que nadie, aunque parece que algo me ha protegido durante estos años. Mi gran suerte fue nacer pobre porque no tenía nada que perder ni por qué respetar las reglas de una sociedad injusta que hacía que muchas personas tuvieran que vivir en la pobreza y en la ignorancia. Yo he hecho lo que he hecho gracias a la gente que me ha rodeado. Puedo irme con la cabeza muy alta porque siempre he mantenido un ideal de justicia.
Desde hace tiempo vive en París…
Para vivir no hacen faltas grandes fortunas. Tengo mi casa de París y la de Cascante. Mucha gente francesa se va a Suiza o Bélgica para evadir impuestos y yo sé que con mi pensión podría vivir muy holgadamente en Cascante, pero estoy muy atado a París desde hace 50 años. Cuando me instalé en el barrio Cascades era una zona de okupas y de inmigrantes y ahora pasan por aquí 100 y 150 personas al día.
El cine no tiene fronteras, ¿cree que este documental servirá para difundir sus ideas ?
Eso es lo que pretendo porque no hago esta película para contar mis acciones, mis contactos con Latinoamérica, lo de los bancos… Lo que me interesa es que se conozca nuestra lucha para que haya menos probreza e ignorancia en el mundo. Tampoco busco dinero ya que del 10% de los ingresos que me darán, un 5% irá para un proyecto en Haití de Medicus del Mundo, donde trabaja mi mujer, y el otro 5%, para los presos políticos.
Un mundo que está bastante revuelto y no camina precisamente hacia sus ideales…
La semana pasada vinieron por aquí los que estaban en huelga pidiendo papeles ; también estuvieron los Hijos de Don Quijote … Yo no puedo darles mucho pero mi riqueza es precisamente recibirlos. Todo el mundo ha caído en el egoísmo económico y lo que cuenta realmente es lo que uno hace en la vida, cómo es uno, lo qué tiene o deja de tener.
En Francia las cosas también están un poco revueltas…
Hay mucha desunión entre la izquierda. Sarkozy y Le Pen dicen lo que la mayor parte quiere escuchar. Mientras la gente no reaccione los políticos no cambiarán. El partido socialista nunca ha sido revolucionario y de hecho tras la Guerra Civil trataron muy mal a todos los republicanos españoles que, entre otras cosas, fueron los que más lucharon contra los nazis. Entonces les pasó como a los mexicanos o negros ahora en EEUU : o se alistaban a la legión o los expulsaban. Ahora, en EEUU, si quieren papeles tienen que ir a matar a Irak. Las derechas no me han traicionado nunca porque nunca he creído en ellos. Las que me han traicionado han sido las izquierdas. No hay casi gente dispuesta a darse a los demás.
¿Cómo se ve desde París el proceso de paz aquí, en su tierra de origen ?
Yo no soy ni de banderas ni de gobiernos, pero pienso que los pueblos tienen derecho a decidir si así lo piden sus ciudadanos.
¿Tiene su documental un final feliz ?
La verdad es que no he visto nada, aunque su rodaje me ha dado la oportunidad de sacar muchos recuerdos de todos estos años y de reencontrarme con gente… Sería feliz si me dicen que gracias a él la gente reacciona y lucha por un mundo más justo. Con eso me conformo.
Lucio Urtubia está afincado actualmente en París, adonde llegó en los años 50 tras cruzar la frontera, dejando atrás un régimen que le oprimía por ideología y por clase social.Foto : moriarti
Jesús Iribarren
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