Tramuntana Roja
In memóriam Isidre Vicens (1918-2016)
Muere a los 97 años el artista pintor Isidre Vicens, fundador del Bellmirall de Girona, e histórico militante libertario y anarcosindicalista del Gironès.
Es uno de los artistas que más sentidamente ha pintado el Barri Vell de Girona y la Vall de Sant Daniel.
Durante el franquismo sufrió detenciones y encarcelamientos puesto que como joven libertario era cabeza de turco de la represión policial en el Gironès.
El artista pintor Isidre Vicens, precursor del turismo en la Girona antigua, fundador de la pensión hostal Bellmirall en el corazón del Barri Vell, e histórico militante libertario y anarcosindicalista ha muerto a los 97 años de edad, en el hospital sociosanitario Mutuam, donde estaba para recuperarse de una fractura de fémur que sufrió hace tres meses a raíz de una caída en casa.
Isidre Vicens es uno de los artistas que más sentidamente ha pintado el Barri Vell de Girona y la Vall de Sant Daniel. Nació en Montfullà (Bescanó, Gironès) en 1918, pero de bien joven tuvo que abandonar la villa natal con sus cuatro hermanos. Anarcosindicalista comprometido y destacado militante libertario en el Gironès en los tiempos del primer franquismo, eterno defensor de la causa catalana y de los valores republicanos de libertad y solidaridad, acabada la guerra de 1936-39 conoció la represión de la Dictadura. estuvo en la Girona deprimida de la posguerra donde pudo estabilizar su vida y consiguió asistir a las clases del pintor Josep Aguilera, para así dar curso a su vocación artística, que practicó hasta avanzada edad.
Al arranque de la década de 1960, convencido de que la Girona monumental era un diamante en bruto pendiente de ser descubierto por el turismo internacional, emprendió con su esposa, la bordadora profesional Anna Pasqual, la aventura de abrir la pensión Bellmirall en la entonces solitaria y alejada parte alta del Barri Vell de Girona, un hostal de referencia hoy regentado por su hija Gisela, que programa todo el año exposiciones y actividades culturales.
Según el Diari de Girona, Gisela Vicens ha recordado emocionada la figura de su padre como «un hombre libre que quiso mucho a su familia, sus amigos y su país». «Deja una obra pictórica hecha con esfuerzo, trabajo, perseverancia y talento, que esperamos ocupe el lugar que le corresponde en la memoria de la ciudad donde vivió y pintó».
Hijo de masoveros de Montfullà, en 1931, con sólo con trece años, Isidre empezó a trabajar en la fabrica textil Coma Cros de Salt (Gironès). Su padre había muerto y él se había convertido en el cabeza de familia. Él mismo definió aquel trabajo como «decepcionante y poco atractivo: sólo limpiaba y recogía basura». Pero cuando podía se ponía a dibujar con carbón sobre las cajas y las paredes.
Según explica Carme Chaparral en el trabajo «Ventall d’art. Descoberta didàctica d’artistes plàstics gironins», beca Josep Pallach de 2008, Vicens a los quince años se hizo militante de las Juventudes Libertarias y, a los 18, ya hacía de maestro suplente de las clases de dibujo de la Escuela de Bellas Artes, a cambio de las clases que recibía. A la vez actuaba en la compañía de teatro La Floreal del Ateneu de Salt, donde creó la compañía Porvenir de teatro para chicos y chicas.
En 1937, en plena guerra civil y con sólo 19 años, se incorporó al frente republicano. En 1939, cuando su brigada se retiraba del frente de Teruel, perdió casi todos los compañeros en una emboscada. Los soldados fascistas italianos lo hizo prisionero y fue a parar a un campo de concentración de Bilbao (Euskal Herria) y más tarde a un batallón de castigo en Málaga donde lo pasó muy mal, según propia confesión, porque «si no tenías familiares que te trajeran de comer, no te alimentabas».
Cabeza de turco del franquismo gerundense y víctima de difamaciones
En 1946 fue encarcelado de nuevo en Barcelona y en Salt acusado –él siempre ha sostenido que «injustamente»–, por los hechos del descarrilamiento del tren de Olot lleno de franquistas del Requetè en el Pas del Gegant. «Esto me afectó mucho moralmente», declaró Vicens, que no entiende como alguien pudo considerarlo a él capaz de derribar un tren. «Se había convertido en un elemento sospechoso para el nuevo régimen porque dibujaba, hacía teatro y leía obras que hacían pensar», escribe Carme Chaparral. En 1947 y 1948 volvió a sufrir 19 meses de prisión, víctima de una operación represiva del régimen franquista contra el movimiento obrero del Gironès.
Los años posteriores pudo participar en la Sala Municipal de Girona en la exposición «Tres artistas gerundenses». Su familia compró la casona del Barri Vell donde más adelante abriría el Bellmirall. Pero antes, en 1956, se trasladó a París, donde quedó fascinado por la obra de los pintores impresionistas franceses, y también viajó por Extremadura, Castilla y La Mancha, para pintar los paisajes de estas tierras.
En 1957 hizo la primera exposición individual en la Sala Municipal de Girona. En 1960 regresó de París, abocado de pleno a un proceso de investigación personal y de formación artística.
El 1962 se casó con Anna Pasqual. La pareja regentaba el Bellmirall y tuvo dos hijos, Carles (fallecido en 1984) y Gisela.
En 1964 expuso con el llamado grupo de Girona integrado por Francesc Fulcarà, Domènec Fita, Paco Tuestes Monzón, Eduard Vila i Fàbrega y Emília Xargay. Hasta la década de 1980 tuvo una vida artística intensa. En 2006 recibió el premio Especial de Normalització Lingüística de la ADAC de Girona y en 2007 la Casa de Cultura le dedicó la gran exposición retrospectiva «Isidre Vicens. La pintura i els dies».
A propósito de esta exposición, Sebastià Goday escribió en la «Revista de Girona»: «Isidre Vicens es un gran paisajista; y lo es porque pinta los paisajes que conoce, que ha pisado, que el hombre, los labradores, han trabajado y construido arduamente, aquellos paisajes que también eran tan queridos por Josep Pla». Goday cita entre los maestros de Vicens al pintor extremeño Ortega Muñoz, Poussin, Enric Marqués y, en una última etapa, también Balthus.
Isidre era hermano del albañil Josep Vicens, autor de obras como la reforma del local de la plaza de la Catedral donde en 1957 Lluís Bonaventura abrió el Bar L’Arc, y autor con Joan Ibáñez del libro «Els dipòsits de la memòria (Vides i història de les cisternes de Girona)».
El año 1976 fue muy activo en la reorganización de la CNT en las comarcas gerundenses y el Bellmirall era el lugar donde se hacían las reuniones intercomarcales de las numerosas federaciones locales cenetistas que había entonces. También dejó un edificio que había ante el Bellmirall como local a un grupo de las Juventudes Libertarias del Nordeste.
Más adelante ayudó a ERC en Girona y últimamente se acercó a la CUP al mismo tiempo que se sentía identificado con el anarcosindicalismo gerundense acudiendo siempre que podía a exposiciones y actos de significado libertario.
17/01/2016
TRAMUNTANA ROJA