FECHA

Memoria de Helios Gómez
Hay memorias que resucitan de forma azarosa. Hasta mediada la década de 1990, Gabriel Gómez sabía poco de su padre, el pintor, cartelista, publicista y poeta Helios Gómez (Sevilla, 1905-Barcelona, 1956). Apenas convivió con él en los 13 años escasos en que sus biografías se solaparon : la prisión Modelo se interpuso con inhumana tenacidad. Por un anuncio en la prensa, Gabriel, que profesionalmente se dedica al diseño de oficinas, supo que una estudiosa alemana, Ursula Tjaden, investigaba la obra y la vida de su progenitor y se puso en contacto con ella. Tjaden publicó en 1996 Helios Gómez, artista de corbata roja (Txalaparta), trabajo que sirvió de base para la retrospectiva que el IVAM le dedicó dos años más tarde. Fue a partir de toda esta movida cuando Gabriel, junto con su mujer, la historiadora Caroline Mignot, decidió fundar la Associació Cultural Helios Gómez.

Ahora, ambos prologan el libro Helios Gómez, poemas de lucha y sueño, 1942-1956 (para obtenerlo hay que dirigirse a www.heliosgomez.org, cuesta 35 euros más gastos de envío). Se trata de un volumen primorosamente editado en tres lenguas : catalán, castellano y romaní. Helios, en efecto, era y se sentía gitano, del barrio de Triana. El volumen ahora aparecido incluye un largo y jubiloso poema de 1950, dedicado a la célebre boda de Hostafrancs entre una gitana del Empordà y un torero camargués (“De toda España llegaron,/ en Barcelona ya están/ los siete mil invitados/ a les noces d’Hostafranchs”, inicia el poema, que mantiene en catalán cada verso final de cuarteta).

Pero antes que poeta y pintor, Helios Gómez fue un activista político a tiempo pleno. “Peligroso y de acción, propagador de ideas” es la definición que de él da la ficha del Archivo de Salamanca. Formado artísticamente en los ambientes anarcosindicalistas de la capital andaluza y de Barcelona, donde llegó con 18 años, su trayectoria nada a contracorriente con admirable independencia. Perseguido por la dictadura de Primo de Rivera, en 1927 se exilia en París, donde toma parte en las protestas por la ejecución de Sacco y Vanzetti, lo que le obliga a huir a Holanda. De allí viaja a Viena y Berlín, donde entra en contacto con el expresionismo y el constructivismo como arte de denuncia. De regreso a Barcelona, en 1930, colabora como dibujante y maquetista en publicaciones de izquierdas como L’Opinió, La Rambla y La Batalla y tras renunciar al anarquismo se incorpora al Bloc Obrer i Camperol, del que es expulsado poco después bajo la acusación de prosoviético. En 1931 ingresa en el Partido Comunista de España y al año siguiente es encarcelado en Jaén, de donde consigue salir bajo fianza para acudir al Congreso Internacional de Artistas Proletarios en Leningrado. Permanecerá en la Unión Soviética durante dos años, tiempo suficiente para disentir de las férreas normas del realismo socialista dictadas por Stalin. Regresa a Barcelona en 1934 y participa en la revuelta de octubre, cosa que le lleva otra vez a la cárcel. En 1936 funda el Sindicat de Dibuixants Professionals de Barcelona. Combate a los sublevados en la capital catalana y toma parte en la expedición para liberar Ibiza y Mallorca. Tras ser expulsado del PCE, vuelve a la militancia anarquista. Participa en varias exposiciones colectivas y un óleo suyo, hoy conservado en el MNAC, se expone en el Pabellón de la República de la Exposición Universal de París. El final de la guerra le obliga a peregrinar por varios campos de refugiados franceses, hasta que es deportado a Djelfa, en el desierto de Argelia, donde se relaciona con Max Aub. De regreso a Barcelona en 1942, aún tendrá ánimos para fundar el grupo de vida efímera Liberación Nacional Republicana y la Casa de Andalucía, desde la cual también conspira, lo que le conduce de nuevo a prisión entre 1945-46 y 1948-54. Sale de la cárcel en 1954, pese a que las causas que se le instruían habían sido sobreseídas en 1950, y muere dos años más tarde en una residencia universitaria de Sarrià, donde había sido acogido.

En la Modelo, por encargo del capellán, Helios Gómez realizó la llamada Capilla gitana, una surrealista decoración religiosa de una celda de la cuarta galería habilitada como oratorio junto a las celdas de los condenados a muerte. En el mural, la virgen es de rasgos gitanos, el niño en su regazo sostiene en la mano un molinillo de viento y los angelitos son negros, como en la canción de Machín que triunfaba por la época. A los pies del conjunto divino se retuercen los condenados, cercados por una alambrada. Hay ironía y denuncia en este mural que no le valió a su autor ninguna reducción de pena.

Gabriel Gómez ha visitado la capilla en un par de ocasiones, la última en 2001 con un equipo de expertos de la Generalitat. Actualmente el fresco está recubierto de cal, pero es recuperable. Naturalmente, la Associació Cultural Helios Gómez ha participado activamente en el movimiento ciudadano para preservar la Modelo como lugar de la memoria. El Ayuntamiento se ha comprometido a conservar el edificio panóptico para dedicarlo a equipamientos, una vez quede libre la prisión, se calcula que hacia 2010. Sería bueno que entre los futuros usos de este espacio cupiera recordar a gente de vida intensa, valiente y generosa como Helios Gómez.



AGUSTÍ FANCELLI / El País.Cataluña 15/01/2007