FECHA

Mateo Vergara, Saturnino


Autor/a: José Antonio Jiménez Cubero

Segundo hijo del matrimonio formado por Manuel Mateo Jabierre, natural de

Montemolín (Badajoz), y Eduarda Vergara Guerrero, vecina de La Luisiana (Córdoba),

Saturnino Mateo Vergara nació en la localidad paterna el 4 de octubre de 1902. Siendo

joven se avecindó en Cazalla de la Sierra donde, en 1927, casaría con Antonia Álvarez

Muñoz y un año después nacería su hijo Manuel.

Jornalero de profesión y hombre comprometido desde joven con los ideales libertarios,

consciente de la necesidad de organizar la lucha de los jornaleros de la comarca, sería

uno de los impulsores de la creación, en Cazalla de la Sierra, del Sindicato de Obreros

del Campo el 14 de julio de 1931. Apenas una semana después, el día 22, sería

detenido por primera vez con ocasión de la clausura –ordenada por el gobernador civil

de la provincia– de la sede local del sindicato anarquista, sita en el número 23 de la

calle Borbolla, después de que este, siguiendo las directrices de la Comité Regional de

la CNT de Sevilla, declarase la huelga en los campos del partido. De resultas de dicha

detención pasaría cerca de un mes en la cárcel del partido junto a sus ocho

compañeros de aquella primera directiva de la que formaba parte: José Rivero

Rodríguez (secretario general), Carmelo Alonso Acosta (vicesecretario), Manuel

Rodríguez González (tesorero), Manuel Muñoz Muñoz (vicetesorero), Manuel Vallejo

Márquez (contador), José Vallejo Rosendo (vicecontador), José Chávez Grande

(bibliotecario) y Antonio Acosta Pérez (archivero).

A finales de octubre de ese mismo año, tras la convocatoria de una nueva huelga

reivindicativa con ocasión de la campaña de recogida de la aceituna de molino,

volvería a ser detenido. En la asamblea general que la organización local del Sindicato

de Oficios Varios de la CNT celebró a finales de noviembre de aquel año sería

nombrado secretario general del mismo, cargo que ejercería, si bien de forma

interrumpida por sus varias detenciones y estancias en prisión, en los cinco años

siguientes.

El 10 de febrero de 1932, tras una nueva clausura, por dos meses, de la sede local del

sindicato anarquista, situada desde finales del año anterior en la que se convertiría en

su sede definitiva, en el número 30 de la calle Fermín Galán esquina a Baños, volvió a

ser detenido. Veinte días pasaría interno en la cárcel del partido antes de que el

gobernador provincial ordenara su excarcelación tras el pago de la correspondiente

multa. No le duraría mucho su libertad aquel año pues, a últimos de mayo, tras los

sucesos derivados de la huelga general decretada por la Confederación en el campo

andaluz, volvería a ser detenido por fuerzas de la Guardia Civil, acusado de tenencia

ilícita de explosivos y sabotaje en línea eléctrica.

Procesado junto a un centenar de jornaleros anarquistas de la comarca –bajo la

acusación de «desórdenes públicos»- por la Audiencia Territorial de Sevilla a

comienzos del verano de ese mismo año, tras pasar unos meses en la Prisión

Provincial de la capital sevillana, en octubre fue trasladado al Penal del Puerto de

Santa María, donde permanecería interno hasta su salida en libertad a finales de

noviembre de 1933.

De vuelta a Cazalla, en el otoño de 1934, durante la huelga de la aceituna de molino

de dicho año, volvería a ser detenido e ingresado en la cárcel del partido, donde

pasaría otros tres meses. A finales del año 1935, tras la reorganización de la

agrupación local, volvió a ser elegido secretario general de la CNT de Cazalla. En

dicho cargo permanecía cuando se produjo el golpe de Estado del 18 de julio de 1936.

Dos días después, al constituirse el Comité de Defensa de Cazalla, entró a formar

parte del mismo. Durante la intentona del día 5 de Agosto por parte de la columna del

«señorito» Carranza de tomar al asalto la localidad, fue uno de los elementos más

activos en la defensa de la misma, organizando y dirigiendo el contraataque de los

defensores que coparían en un cortijo de las afueras a un pelotón de las fuerzas

golpistas.

El 12 de agosto de 1936, poco antes de que las tropas del comandante Buíza

ocuparan la localidad, abandonó la población rumbo al sur de Badajoz. Después de

pasar por Azuaga –donde permaneció varias semanas tratando de organizar la

diáspora de los cientos de paisanos que a dicha localidad iban llegando tras la

evacuación del pueblo–, se trasladó a Castuera, donde, mediado el mes de

septiembre, se incorporaría a uno de los batallones de choque de las milicias

republicanas que allí se conformaron. Tras participar en el contraataque fallido contra

Llerena, llegó combatiendo con su unidad hasta Madrid. Una vez en la capital, en la

reorganización del ejército republicano, fue destinado a la 4ª Batería de Artillería del IV

Cuerpo de Ejército, con la que tomó parte en los combates del frente de Teruel. A

comienzos del verano de 1937 su unidad fue destinada al frente de Guadalajara. Al

poco de llegar a su nuevo destino, sería elegido, por decisión de sus compañeros,

comisario de compañía, asimilado al grado de capitán. Junto a los suyos permanecería

hasta el 28 de marzo de 1939, cuando la unidad se entregó al ejército franquista en

Gárgoles de Abajo (Guadalajara).

El 9 de abril de 1939 presta su primera declaración ante el jefe del Campo de

Prisioneros de Medinaceli (Soria). A finales de septiembre, concretamente el día 28, el teniente de la Guardia Civil Eduardo Cabrero Vega, titular del Juzgado Militar, letra L,

de Soria, tras tomarle una nueva declaración y solicitar los pertinentes informes a las

autoridades de Cazalla, da inicio a las actuaciones para su procesamiento en la causa

5445/39. El 12 de enero de 1940 fue trasladado a la Prisión Militar de Santa Clara

(Soria). Allí recibiría la noticia de que su causa había pasado a manos de la Auditoría

de Guerra de la 2ª Región Militar tras haber sido solicitada su competencia por el

Juzgado Militar nº 62 de Cazalla cuyo titular, el capitán Antonio Martín Alba, ordenó el

traslado de Saturnino a la Prisión Provincial de Sevilla, donde ingresó el 9 de marzo de

ese mismo año de 1940.

Más de año y medio después, tras tomar declaración a todos los derechistas –una

amplia lista– que se personaron para declarar contra Saturnino, el 24 de octubre de

1941, dicho juez firmaría el auto de procesamiento –por «rebelión militar»– en el

procedimiento sumarísimo de urgencia que llevaba el nº 407/40. En el consejo de

guerra celebrado en el salón de vistas de la planta baja de la capitanía militar de

Sevilla (Plaza de España) a las 10:30 horas del 31 de octubre de 1942, fue condenado

a la pena capital.

Un telegrama oficial del Gobierno Militar de Sevilla con fecha 5 de diciembre de 1942

dispone su fusilamiento para la mañana del día 7, a las 6:30 horas, por un piquete del

Regimiento de Carros de Combate nº 2 de Sevilla, en la tapia del costado derecho del

cementerio de San Fernando. Horas antes de morir, después de negarse a firmar la

sentencia que lo condenaba a la muerte, escribiría una conmovedora carta a su familia

en la que le decía que lo mataban por sus ideas y pedía a su hijo Manuel que no

odiarse a nadie por su muerte.

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