Aunque el historial de asesinatos del franquismo es enorme, interminable, tenemos un mes marcado en el calendario por las muertes significativas de luchadores obreros y del movimiento libertario. El mes de marzo se puede considerar un mes sangriento durante los años del tardofranquismo.
El 2 de marzo de 1974 el estado asesina al libertario Salvador Puig Antich y el 3 de marzo de 1976 en Vitoria son asesinados cinco trabajadores y centenares resultan heridos al ser ametrallados a la salida de una asamblea y un par de años más tarde es el militante anarquista, Agustín Rueda, quien muere a causa de las torturas infligidas sobre su cuerpo.
Hoy el caso de Salvador Puig Antich es más conocido porque en 2006 se realizó una película sobre la historia de este militante del M.I.L. Evidentemente, el tratamiento del caso ha recibido muchas críticas pero, si no hubiera sido por esta película, muchos jóvenes españoles desconocerían que en España se asesinaba por el estado con métodos medievales y que la justicia solo busca la revancha y conseguir una cabeza de turco que pague las consecuencias. Lo que no aparece en la película es el porqué Salvador estaba integrado en un grupo armado, en el M.I.L. (Movimiento Ibérico de Liberación). Y este movimiento el que resulta ser un gran desconocido para la historia.
El M.I.L. se puede definir como una organización dedicada a la lucha antifranquista, aunque no era su único objetivo, porque estaba integrada plenamente en el apoyo a la lucha del movimiento obrero. Su ideología, los objetivos de sus acciones es lo que no ha transcendido, prácticamente, al ser considerados sus atracos, etc, como actos delictivos y de ataque a la propiedad privada sin más. Directamente ligado con la ciudad de Barcelona y el movimiento obrero de Cataluña, el M.I.L. nace junto con la ebullición de las luchas obreras en fábricas y barrios, bebiendo de las propuestas de organización autónoma obrera.
Se puede considerar como fecha de constitución del M.I.L. el año 1971. El grupo se crea básicamente a instancias de Oriol Solé Sugranyes, que evoluciona desde el estalinismo hacia la autonomía obrera que empieza a conocer de sus contactos con jóvenes libertarios en Toulouse. Fruto de la visión del grupo no se planteaban constituirse como un grupo o partido político sino un apoyo a la lucha obrera que debe ser auto organizada por los propios trabajadores. La intervención del MIL para “apoyar” las luchas del movimiento obrero se hará básicamente con dos proyectos paralelos. El primer proyecto son las acciones armadas –teorizadas como “agitación armada”, en contraposición a la “lucha armada”-, que tienen un triple sentido : 1) luchar contra la represión 2) auto-financiarse y, si se puede, financiar las luchas de la clase, y finalmente, 3) mostrar al movimiento obrero que el nivel de violencia que se puede ejercer contra el estado burgués es más grande de lo que es percibido subjetivamente por los trabajadores. El segundo proyecto es la difusión masiva de literatura revolucionaria anticapitalista. Y así se fueron cimentando las relaciones plataformas de trabajadores que se constituyeron en los grupos de obreros autónomos (G.O.A.). Estos grupos o algunos de sus integrantes colaboraban en la difusión y mantenimiento del proyecto de la “librería” y el reparto de boletines, etc.
Salvador Puig Antich, continuó junto con otros compañeros con las acciones a pesar de haberse decidido la auto disolución del M.I.L. en agosto del 73, cuando fue objeto de una trampa. La policía seguía los pasos del grupo porque sus golpes habían llegado a alarmar a las fuerzas del orden público de la época. El 25 septiembre de 1973 Salvador acudió a la cita que tenía acordada y allí los policías, que habían detenido unos días antes a un compañero del grupo del que obtuvieron la información, intentaron la detención de Salvador Puig Antich que se resistió. En su intento de reducirlo lo introdujeron en un portal entre varios policías y después de producirse varios disparos uno de los guardias resultó muerto y Salvador Puig Antich herido.
Tras un proceso ausente de todas las garantías judiciales y sin que se pudiera probar que el disparo que acabó con la vida del subinspector Francisco Anguas hubiera salido de la pistola que llevaba Puig Antich en el momento de la detención, se dictó sentencia con la condena a pena de muerte. A pesar de recibir el gobierno franquista peticiones de la comunidad internacional para que se le conmutara la pena, el 2 de marzo de 1974 fue asesinado a garrote vil.
Hoy, su hermana Merçona, pelea a través de la querella argentina restituir el nombre de su hermano y persigue sentar en el banquillo a Utrera Molina, el ministro franquista que dio el visado de la sentencia dando la autorización a la ejecución de Salvador, sabiendo que el proceso se había llevado a cabo con la única intención de escarmiento y transmisión de terror a la población. Utrera Molina tiene una orden de detención desde septiembre de 2014 pendiente de ser ejecutada. Así es como cumplen las instrucciones de la justicia argentina la administración española.
Sin poder considerar a Salvador Puig Antich un líder del movimiento libertario sí se ha convertido, por la transcendencia que tuvo su caso, en un referente de la represión franquista hacia el movimiento libertario y obrero.
Este artículo ha sido creado consultando el libro “El MIL : una historia política” de Sergi Rosès y artículos publicados en diferentes medios de prensa
