Enlazando las jornadas de marzo anarquista y la semana de lucha de las mujeres se ha celebrado este pasado 4 de marzo una bicicletada de memoria histórica para sacar a la luz el papel de destacadas mujeres libertarias en las calles de nuestra ciudad o hechos protagonizados por ellas.
El punto de partida fue la Plaza del Portillo donde tras explicar el recorrido y escuchar unas palabras de Eduardo Galeano un grupo de unas 50 ciclistas comenzaron la clase de historia sobre ruedas.
La primera parada fue en la calle Madre Rafols nº 9, donde la doctora y anarquista
Amparo Poch
montó su primera consulta. Amparo destacó en el mundo de la medicina, en la carrera sacó matrículas de honor en todas las asignaturas y premio extraordinario de carrera tras desafiar a su padre y estudiar una carrera que se supone, según él, “era solo para hombres”. Puso en marcha programas de educación sanitaria para mujeres obreras y desarrolló una gran labor en la sanidad infantil para reducir las altas tasas de mortalidad de la época. Fundó y presidió el Grupo Ogino que dio a conocer este sistema anticonceptivo. En 1932 escribió el estudio La vida sexual de la mujer y lo publicó en Cuadernos de Cultura de Valencia. Sus análisis tratan la educación, la higiene, los órganos reproductores, la regulación de los embarazos y las enfermedades sexuales.
Calle Madre Rafols (Amparo Poch)
En diciembre de 1931 publicó la Cartilla de Consejos a las Madres destinada a los cuidados que debía observar la mujer durante la gestación y la lactancia. Esta cartilla fue galardonada en el II Concurso de premios del doctor Borobio por su divulgación pedagógica en la protección de la infancia. En 1934 se traslada a Vallecas
También fue una destacada militante en el ámbito libertario, defendió la unión de pareja sin papeles ni documentos. Fue partidaria de la separación o divorcio cuando el amor se acaba. Amparo Poch atacó la doble moral sexual sustentada sobre el matrimonio y la prostitución, defendió la libertad sexual de las mujeres y su derecho al placer sexual y preconizó el amor libre rechazando el principio de la monogamia que relacionaba estrechamente con el capitalismo y la propiedad privada. Fue una de las fundadoras, antes del inicio de la Guerra, de la revista
Mujeres Libres
. Durante la Guerra trabajó en el Ministerio de Sanidad con Federica Montseny como directora de Asistencia Social entre 1936 y 1937. Organizó una expedición de 500 niños refugiados a México. El 16 de marzo de 1937 dirigió una expedición de niños a Francia. Organizó la salida de niños a Rusia el 17 de marzo de 1937 en el barco Ciudad de Cádiz. Dirigió el proyecto de Hogares Infantiles que sustituyó los antiguos asilos y orfelinatos y dotó de un hogar a los huérfanos de la República. También estuvo de doctora en las milicias.
A principios de febrero de 1939 cruzó la frontera por Camprodón-Prats de Molló. Permaneció en Prats de Molló hasta septiembre de 1939. El 11 de septiembre de 1939 la prefectura del departamento del Gard en Nimes le extiende un Laissez passer que le autoriza a vivir en Francia, pero le prohíbe trabajar. Vivió en Nimes hasta 1943 en 26 Boulevar Victor Hugo. Trabajaba en la economía sumergida pintando tarjetas y pañuelos, bordando, haciendo bolsos de rafia y plegando sobres. También colaboró en un taller de sombreros clandestino. En 1946 vivía en Toulouse, junto a 17.794 refugiados españoles sobre una población de unos 250 000 habitantes, donde pasó consulta médica clandestina. Con la puesta en vigor del Estatuto Jurídico de los Refugiados Españoles se normalizó su vida laboral y pudo trabajar ejerciendo la Medicina atendiendo a pacientes españoles.
En el dispensario de la Cruz Roja de la rue Pargaminieres Amparo Poch se ocupó de las consultas de Medicina General y Ginecología. La enfermedad la sumió en la decadencia física, enajenación mental y agriamiento del carácter. Falleció el 15 de abril de 1968 en Toulouse. El 18 de abril de 1968 más de 200 exiliados españoles acudieron a su entierro en el cementerio de Cornebarrieu en Blagnac. El comité de Solidaridad Internacional Antifascista repartió sus enseres entre los más necesitados. Al morir sólo tenía en su cartilla de la Caja de Ahorros 16 francos con 29 céntimos.
La siguiente parada fue en Paseo Pamplona donde vivió
Teresa Claramunt,
en casa de J. Dalmau en el nº 14-16. Teresa es una de las grandes figuras del anarquismo, su familia era de Barbastro y debido a la movilidad laboral ella nació en Sabadell, aunque volvió muy joven a Barbastro para volver más tarde a Barcelona. Su vida cabalgó entre Cataluña y Aragón. Tras la Semana Trágica de Barcelona fue expulsada a Huesca y tras un tiempo se instalará en Zaragoza donde se implicará en la vida anarquista de la ciudad, fundará junto a Antonia Maymón el Comité de Mujeres contra la Guerra de Marruecos. Tras un mitin de la CNT antes de la huelga general estatal de 1911 será detenida por los sucesos ocurridos en las calles de Zaragoza. Estará presa en la cárcel de Predicadores hasta 1913, se quedará en Zaragoza hasta 1918 cuando parte a Barcelona gravemente enferma a consecuencia de todos los años pasados en distintas cárceles. Tras un breve periodo en Sevilla vuelve de nuevo a Zaragoza, donde se encontrará con Francisco Ascaso y Rafael Escartín, en casa de Dalmau, tras el asesinato del Cardenal Soldevila, 1923, a manos de estos. Parece ser que tuvieron una conversación sobre el tema del uso de la violencia sin ser ella consciente del atentado que acababan de cometer. Ese mismo año volverá a Barcelona donde morirá a los 69 años en 1931, el 11 de abril.
Paseo Pamplona (Teresa Claramunt)
La siguiente parada fue en la
cárcel de Predicadores
, actual CP Santo Domingo. El antiguo palacio medieval de los Duques de Villahermosa fue a lo largo de la Historia cárcel de la Inquisición, cárcel provincial hasta la inauguración de la de Torrero en 1928 y prisión de mujeres desde 1939 hasta 1955. Durante la Dictadura fascistas esta prisión fue una de las más duras del Estado, por su antigüedad, por las humedades, por las torturas y malos tratos y por su sobreocupación llegando a estar más de 500 presas en una cárcel preparada para 140 personas. Con las biografías de una republicana, Quiteria Serrano, una comunista, La Roja de Maella y una anarquista, María Lacambra, vimos los problemas de espacio, de higiene, los malos tratos, la organización y la militancia que se vivía en esa fría cárcel. Más de 3000 presas pasaron por los muros de Predicadores, algunas se dejaron la vida en ella y también algunos niños como los afectados por la epidemia de Viruela que sacudió la cárcel en 1939.