El concepto de Memoria Histórica ya no extraña a nadie. Tampoco en España, donde incluso se ha convertido en ley. Aquí, la Memoria se ha presentado como una herramienta o proceso para la “recuperación del legado de los que

lucharon por la democracia

y la legalidad republicana o fueron masacrados por oponerse al golpe de Estado y la dictadura franquista”, tal y como escribía el profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Carlos III

Rafael Escudero

en el prólogo de la obra


Callar al mensajero


de

Francisco Espinosa.

Pero la Memoria Histórica es tan solo una

gota en el océano

de un campo académico y de estudio mucho más amplio: el de la Memoria. A secas. Sin apellido. Un campo que estudia la manera en la que como sociedad nos relacionamos en el presente con nuestro pasado y que tiene una proyección en el futuro. Se puede estudiar, así, como nos relacionamos con un pasado traumático como una guerra civil o una dictadura, pero también otras muchas disciplinas como una revolución, una corriente literaria o un ciclo de manifestaciones y de movimientos sociales como el que inició el 15M en las plazas de España.

“La Memoria es lo que somos. Nos dota de identidad. Lo tenemos incorporado en nuestra manera de actuar, en nuestra ideología”, dice Ferrándiz (CSIC)

La Memoria, por tanto, está en todas partes.

La Memoria dota de identidad a las sociedades contemporáneas y no es única

. Siempre hay muchas memorias conviviendo a la vez y luchando, en muchos casos, por ser hegemónicas. Cuando Vox inicia su campaña electoral

bajo la sombra de la estatua de Don Pelayo

o

apela a la Reconquista

está haciendo uso de una determinada memoria para construir su propia identidad. Cuando

Izquierda Unida agita la bandera republicana

está haciendo lo propio. No hay colectivo sin memoria.

No hay nación que no se haya construida sobre una memoria común.

Con el objetivo de analizar estos aspectos y muchos más, de estudiar cómo las sociedades humanas se relacionan con su pasado desde el presente se reunirán en Madrid, entre el 25 y el 28 de junio, más de

1.300 especialistas de todo el mundo

con motivo del tercer Congreso de la

Memory Studies Association

, en la que, según señalan los organizadores, será “la reunión académica más importante que se ha celebrado nunca sobre este tema”.

El Congreso, que convertirá a

Madrid en la capital mundial de la Memoria

durante unos días, tendrá lugar en el campus de Moncloa de la Universidad Complutense, el mismo que acabó destruido tras la Guerra Civil y en el mismo año en el que se conmemora el 80 aniversario del final de la Guerra Civil española. Pero no será el único aniversario que se tendrá en cuenta. Este año también se cumplen 25 años del

genocidio del pueblo Tutsi en Ruanda

, que protagonizará el cierre del encuentro.

Entre los más de 1300 invitados están intelectuales como

Aleida Assman

, creadora del concepto ‘memoria cultural’;

Marianne Hirsch

, creado del concepto posmemoria;

Elizabeth Jelin

(pionera de los estudios sobre represión y memoria en el Cono Sur), los escritores

Viet Thanh Nguyen

(Premio Pulitzer, 2016) e Isaac Rosa; la dramatura

Laila Ripoll

o

Federico Mayor Zaragoza

como ex director general de la Unesco.

“Es el primer congreso de esta magnitud que abarca tantos temas relacionados con la memoria de las sociedades de diferentes culturas y lugares del mundo”, señala Hristova

“Es el primer congreso de esta magnitud que abarca tantos temas relacionados con la memoria de las sociedades de diferentes culturas y lugares del mundo. Tenemos invitados de diferentes comunidades y países no occidentales con diferentes culturas a la nuestra y que tienen una concepción diferente del tiempo a la nuestra y eso lo hace muy interesante”, explica a

Público


Marije Hristova

, de la Universidad de Warwick y coorganizadora del Congreso.

Junto a Hristova están en el comité organizador

María García Alonso

(UNED),

Johanna Vollmeyer

(UCM) y el antropólogo del CSIC

Paco Ferrándiz

. “Uno de los temas más potentes que trataremos será el de la memoria digital y cómo está contribuyendo a modificar nuestra relación con el pasado. Los

‘selfies’,

por ejemplo, constituyen un ejemplo de memoria personal, pero cuando los subes a las redes o se suben miles de ellos a internet comienza a crear

memoria colectiva

. Y eso también lo estudiaremos”, señala a

Público

Paco Ferrándiz.



La Memoria es lo que somos

. Nos dota de identidad. Lo tenemos incorporado en nuestra manera de actuar, en nuestra ideología, en nuestro comportamiento e incluso en nuestros niveles de tolerancia. Por eso es tan importante que estudiemos y analicemos nuestra  memoria colectiva.

Es una fuerza colectiva e impregna todos los aspectos

. Por ejemplo, una bandera no es más que un trapo lleno de memoria”, sentencia Ferrándiz.


http://www.todoslosnombres.org/sites/default/files/madrid._congreso._programa_provisional_1.pdf