FECHA

Los Reyes Magos vienen de Paris
Los hijos de deportados muertos en los campos nazis o en la resistencia ya han recibido la ayuda del gobierno francés

Diario Alto Aragón/07.01.2007/Jesús INGLADA ATARÉS

Mientras aquí en España el proyecto de Ley de Memoria Histórica -el ahora devenido proyecto de Ley para la reparación moral de las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura- es objeto de agitación política y viene siendo utilizado como arma arrojadiza en los combates políticos del presente, resulta reconfortante comprobar cómo en otro país, Francia, su clase política alcanza un amplio consenso sobre lo que significó esa gran marea negra del fascismo y las terribles consecuencias que tuvo para millones de personas. Pero es más, no se han quedado sólo en las palabras, sino que han pasado a los hechos.

El pasado 27 de julio de 2004 el gobierno francés -¡ojo al parche : un gobierno de derechas ! – aprobó un decreto instituyendo una ayuda financiera en reconocimiento de los sufrimientos padecidos por los huérfanos franceses y extranjeros -por tanto, también los españoles- cuyos padres murieran en la deportación o luchando en la Resistencia, siempre y cuando la detención que precedió a su fallecimiento tuviera lugar en suelo francés.

El montante de la indemnización ascendía a la concesión -a elegir por el beneficiario- de un capital de 27. 440,82 Euros (en una sola entrega) o una pensión mensual vitalicia de 457,35 Euros. Pues bien, muchos de los posibles beneficiarios españoles ya han cobrado. Y muchos más podrían haber percibido esta ayuda si algún organismo oficial español -¡no será por falta de personal en las diferentes instancias políticas nacionales, autonómicas, provinciales, comarcales, municipales y de todo tipo que pueblan la faz de nuestra descentralizada patria !- se hubiera tomado en serio la difusión e información entre los beneficiarios de la mencionada ayuda del gobierno galo. ¡Claro que, viniendo de un país foráneo, igual temían que de hacerse pública la noticia les sacaran los colores a nuestros representantes políticos !.

Afortunadamente, algunos de los beneficiarios de esta provincia se han podido enterar de la existencia de esta ayuda y han podido acogerse a la misma gracias al artículo que pudieron leer en este mismo DIARIO DEL ALTOARAGÓN, de fecha 8 de mayo de 2006, en el que quien esto suscribe, informó de la mencionada indemnización del gobierno francés. Todos los hijos de al menos 250 oscenses -naturales de 126 pueblos distintos- fallecidos en los campos de la muerte, y todos los que murieran luchando en la Resistencia francesa, son posibles beneficiarios de esta ayuda.

¡Será posible que en el año consagrado a la Memoria Histórica, en el que por primera vez desde que se recuperó la democracia ha entrado en el congreso -promovida por el gobierno- una ley que busca honrar la memoria de los represaliados del franquismo, será posible, decíamos, que miles de beneficiarios, en toda España, se pierdan esta ayuda, y el reconocimiento moral que lleva implícita -máxime habiendo sido concedida por un país extranjero, y por lo tanto nada sospechosa de intenciones coyunturales o electoralistas- por falta de información ! ¡En esta época donde no hay espacio en el que no aparezca un experto glosando los beneficios de las nuevas tecnologías de la información y los encantos de un mundo globalizado, resulta que miles de familiares de víctimas por partida doble del fascismo -víctimas del franquismo golpista, que las arrojó de su patria y que después las condenó a los campos de la muerte al privarles de su condición de españoles ; del nazismo, que los aniquiló con los trabajos forzados, las cámaras de gas y los crematorios- pueden perderse un reconocimiento material y moral proveniente del país de las libertades por falta de información ! Por desconocimiento de la existencia de esta ayuda, cosa harto probable dado el escaso -o nulo- resalte informativo que le han dado los medios oficiales y el hecho de tratarse de personas de cierta edad. Por otra parte, tampoco cabe pedir que el gobierno francés informe de forma particularizada a los familiares de miles de deportados de distintas nacionalidades.

Sin descartar otros desconocimientos más profundos. Como el que refieren Benito Bermejo y Sandra Checa en su Libro Memorial. Españoles deportados a los campos nazis (1940-1945). Según estos autores, al intentar precisar algunos datos sobre la identidad de uno de los deportados, la primera reacción de uno de los hijos consistió en manifestar indiferencia hacia lo que hubiera podido ocurrir con su padre. Al final les explicó el motivo de su actitud : “mi padre nos abandonó… lo último que supimos es que había pasado a Francia después de la guerra. Siempre pensamos que habría rehecho su vida con alguna francesa. Nunca más tuvimos noticias”. ¡Qué asombroso y terrible resulta que todavía ahora, sesenta y cinco años después de su muerte, los seres queridos creyeran que su padre los había abandonado cuando la realidad es que había sido aniquilado en un campo de exterminio nazi !.

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