RMHSA de CGT.A
En los próximos días, con o sin pandemia, virus, etc..
presentaremos ante la Consejería de Cultura (Registro General) una petición más para que este campo de concentración se señalice como “lugar de la memoria
“, como venimos haciendo desde 2011 (publicación del decreto que puso en marcha esta posibilidad) con otros muchos de estas mismas caraceristicas.
En Sevilla, a pesar de los 11 campos existentes ninguno ha sido reconocido como “lugar de la memoria” y los señalizados, hasta el momento, lo han sido por iniciativa de RMHSA_CGT.A con la colaboración del Ayuntamiento de Sevilla, las otras administraciones “cercanas” (Ayuntamientos) y más “lejanas” (Diputación), no saben no responden, como por ejemplo: La Algaba, Guillena, Sanlucar la Mayor, La Rinconada, Lora del Río, Osuna-Ecija, Palmar de Troya, …. Caso curioso el de Dos Hermanas y Los Merinales, pero eso requeriria de varios folios.
Los Remedios: la historia silenciada de un campo de concentración en plena ciudad de Sevilla
Público/María Serrano
Los testimonios de los vecinos más longevos dejan una evidencia que ha tardado demasiados años en salir a la luz: la existencia de un viejo centro de internamiento y tortura en la capital andaluza.
Mapa de la época donde se cree que estaba situado el campo.
La historia oculta del campo de Los Remedios, que confinó en condiciones de miseria a mendigos, rateros y presos políticos y comunes durante y después de la Guerra Civil en Sevilla, es la de
un campo de hambre y tortura
, concebido a
imagen y semejanza de los que entonces ya existían en la Alemania nazi
.
Aquel centro de detención ubicado en el popular barrio de Los Remedios fue un caldo de cultivo idóneo para construir posteriormente un campo de exterminio en el pueblo de la Algaba (Sevilla), el terrible campo de las Arenas. Así comenzó la eliminación sistemática y el desplazamiento de muchos sevillanos. La Sevilla golpista de Queipo de Llano fue la primera administración que se centró en erradicar la mendicidad y pobreza en la retaguardia durante la guerra y más tarde durante la primera posguerra. Su tortura no tenía límites.
Sin embargo, la existencia del campo de Los Remedios permaneció oculta durante muchos años. Los testimonios de los vecinos más longevos evidencia una realidad que ha tardado demasiados años en salir a la luz, lade
un viejo centro de internamiento y tortura a las afueras de aquella Sevilla gobernada por el terror.
Funcionó en la linde entre el barrio popular de Triana y la estampa de Los Remedios, en pleno ensanche de una ciudad que comenzaba a coger forma en plena posguerra.
“A aquella zona se le conocía como el Corral de las Moscas”. El campo de Los Remedios, inédito hasta el momento, se ubicaba en el incipiente barrio de clase alta sevillana y que hoy acoge el famoso Real de la Feria de Abril.
José María García Márquez
, historiador de referencia de la represión en la ciudad, aclara a
Público
que la ubicación exacta sigue resultando una tarea incierta por la ocultación de archivos pero gracias a la cartografía
podemos situarlo en lo que hoy sería la calle Virgen de Fátima
, que va desde Prosperidad a República Argentina”, una de las avenidas comerciales que atraviesa
el barrio boyante de los Remedios
en pleno siglo XXI.
Pero la
ubicación sigue siendo imprecisa
. La doctora en historia,
Victoria Fernández Luceño
añade más datos, situando este centro en lo que serían “los terrenos baldíos de la ciudad de Sevilla que se extendían entonces desde el fondo de Triana al Charco de la Pava” (que hoy sigue siendo una zona desierta de la ciudad).
“Parece que asentaron los golpistas del 36
un campo de concentración para acumular allí́ a todos sus opositores que rebosaban las posibilidades de encerramientos habilitados en la ciudad”.
Una lista con más de 500 nombres, pero podría haber más
La escasa información que a día de hoy existe de este campo lo califica como un centro de “internamiento y regeneración”. Desde la famosa cárcel de la Ranilla eran trasladados “presos por pobreza, mendicidad, indigencia y pequeña delincuencia. No podemos descartar tampoco a homosexuales”, aclara el historiador memorialista
José Luis Gutiérrez
, a
Público
.
En las fichas de los presos, halladas de los archivos históricos provinciales con referencia al nombre del barrio Los Remedios, también se encuentran datos de personas de muy diversa procedencia, desde ilustres personajes como el político liberal y catedrático Antonio Rodríguez de la Borbolla Serrano, hasta el caso del
Bizco Amate
, cantaor flamenco de gran influencia en el momento y que vivió siempre como mendigo.
“Las autoridades que decretaban los ingresos eran la Delegación de Orden Público, controlado ya por
Queipo de Llano,
el gobernador civil y el alcalde” señala Gutiérrez . “Además de los propios consejos de guerra podían, en caso de absolución, imponer penas de internamiento en estos campos por meses o años”.
¿Qué duración tuvo el campo de Los Remedios?
“Al menos estuvo en funcionamiento hasta el primer trimestre de 1939. Se deduce que pudo abrirse a lo largo de 1937”, apunta Gutiérrez. Gracias a la red de investigadores memorialistas hay un dato más: el nombre del primer preso del que se tenga constancia.
El investigador Julio Guijarro
destaca que se trata de Alfonso Gil Pérez, en cuyo sumario consta que fue “pintor de profesión, natural de Madrid y vecino de Sevilla”.
Guijarrro apunta a
Público
que “en el oficio de la Guardia Civil de Triana se conoce que pasa al campo de concentración de Los Remedios entre el 26 de noviembre de1937 y el 23 de marzo de 1938”.
Se le acusa de “ratero de profesión”
y su paso por el campo lo corrobora el comisario Jefe de Policía de Sevilla.
Orden de traslado de presos al campo de los Remedios.
La variedad de datos y nombres pone en alerta la
enorme ocultación de archivos
que
aún continúa ocho décadas después
sobre un campo que fue real y del que
no queda ningún vestigio
. Hoy se encuentra sepultado
bajo los cimientos del barrio de Los Remedios
que tomó forma a partir de los años 60.
Gutiérrez destaca que se han encontrado hasta presos extranjeros. “Se trata de un joven de origen puertorriqueño,
Juan Gilp Thompson
que estaba a la espera de su expulsión” del país. De este joven se conoce que tenía 28 años y era mecánico. Ingresó en la prisión desde Los Remedios por “ser inútil para el trabajo”. Gutiérrez declara que el número de presos es difícil de cuantificar. “Pudo haber más de quinientos, con datos y cargos de cada uno de ellos” que se hayan encontrado hasta ahora.
Como centro de internamiento, en el campo de Los Remedios también se hacían
traslados de presos
al pueblo la Algaba, donde se había construido un campo de exterminio que fue abierto por orden del ayuntamiento. “El 15 de noviembre de 1938 se envía un contingente de 63 presos al campo de La Algaba”, afirma Gutiérrez. Fue la investigadora
Victoria Fernández
la que logró encontrar en los archivos la relación de los 144 mendigos que por orden de Queipo se hacinaron en el municipio hasta su muerte en el año 1943, “muriendo prácticamente de hambre y frío”.
Una corona de espinas y acero
El sistema de campos de concentración comenzó durante la guerra en las zonas ya gobernadas por el bando golpista, como fue la Sevilla de Queipo.
Cecilio Gordillo
, coordinador del grupo Recuperando la historia social de Andalucía de CGT declara a
Público
que “el Ayuntamiento hispalense fue pionero en el
chollo
de tener presos esclavos, a precio de saldo, para realizar obras municipales como fue el colector general del sur de la ciudad”. Primero se empezaría con el campo de regeneración de Los Remedios. Ya a medios de 1938 se abre el conocido campo de trabajo del Colector en Heliópolis. Todo una artillería muy bien maquinada.
Sus nombres, casi quinientos, dan evidencia de la barbarie
No tenemos constancia de las condiciones en la que vivieron estos presos. Lo que sí sabemos es que “se trata de un campo de prisioneros bastante alejado del centro de la ciudad, a donde fueron llevados y traídos presos de la
Prisión Provincial de Sevilla
, presos que no eran un grupo social ínfimo, no eran mendigos ni pedigüeños sino gente que tenía su profesión y que fueron arrancados de sus hogares y de su modo de vida” bajo la firma de Queipo, aclara Victoria Fernández.
Antonio Rodríguez de la Borbolla, preso del campo de los Remedios
En todo caso el Ayuntamiento sevillano actuó con rapidez en
la represión de la mendicidad
para limpiar rápido la ciudad. Sus nombres, casi quinientos, dan evidencia de la barbarie y de sus historias se conocen de forma muy escasa, la del político liberal y del Partido Radical con posterioridad, Antonio Rodríguez de la Borbolla Serrano y la del
El Bizco Amate
, cantaor flamenco del barrio de Triana.
Antonio Rodríguez de la Borbolla Serrano
era catedrático de la Escuela de Comercio Sevilla y jefe del partido radical antes del inicio de la guerra. “El DOP lo mandó del campo de concentración de Los Remedios a la Ranilla donde estuvo del 17 de marzo al 22 de marzo de 1938, tal y como consta en su expediente”, señala Victoria Fernández y salió en libertad provisional. No se conoce los detalles de su internamiento para podría haber resultado un
“duro castigo”
para un político republicano en aquellos momento de durísima represión.
El artista es José Loreto Reyes, bailaor de flamenco de Jerez de la Frontera conocido como
El Feongo
. Estuvo preso en 1938 en Los Remedios una larga temporada. “La autoridad militar lo mandó a prisión del 15 de noviembre de 1938 hasta el 22 de abril de 1939”, un dato que señala que el campo continúo abierto después de la guerra.
EL Bizco Amate.
El conocido
Bizco Amate
, es otro cantaor flamenco que pasó
la crudeza de vivir en la indigencia
. Enrique Guillén vivía en la más absoluta mendicidad en aquellos tiempos tan difíciles. Pasó por la Ranilla en más de una ocasión y fue trasladado desde prisión al campo de Los Remedios, sin tener fecha exacta de su ingreso.
Cecilio Gordillo concluye a
Público
que la mayor dificultad de este campo está siendo su ubicación. “Quizás la dificultad en ubicarlo en el mapa de la ciudad, a pesar de que el lugar fue donde más se construyó en los años posteriores es una de las “enseñanzas” mas serias de aquel régimen”. La fuente de testimonios y archivos han permitido hoy ubicarlo en un círculo de menos de doscientos metros.
Pero faltan muchos datos más, muchos nombres. “¿Qué se sabe de la casa de vecinos
conocida como la de los presos muy cerca del campo, en la calle Salado
?, concluye Gordillo: “Apenas el nombre”. La incógnita de aquellos años perdura en el silencio de los que ya no están. Solo los archivos terminarán de arrojar nuevos datos de un campo que existió, un campo al otro lado de la orilla de Sevilla y del que la ciudadanía no conoce ni su existencia.