El Periodico/ Helena López
 
Barcelona dedica este martes un pasaje a Antonio Ruiz Villalba, trabajador asesinado por la policía franquista durante una protesta sindical en 1971
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Barcelona dedica este martes un pasaje a Antonio Ruiz Villalba, trabajador asesinado por la policía franquista durante una protesta sindical en 1971.
En la ciudad solo quedan las placas falangistas en las viviendas públicas levantadas durante la dictadura.
 Casi tan importante como
 
  borrar las huellas del fascismo
 
 del espacio público -en Barcelona prácticamente solo quedan las
 
  placas falangistas
 
 en las viviendas públicas levantadas durante la dictadura- es reescribir la historia con los ojos de las víctimas y
 
 de quienes lucharon por derrotarlo. Así -“Franco murió en la cama, pero el franquismo fue derrotado en las calles y en las explanadas de las fábricas como esta”- lo reivindicó en un sentido
 
  discurso
 
 la alcaldesa Ada Colau en los actos del 18 de octubre del año pasado, en el homenaje a
 
  Antonio Ruiz Villalba
 
 que el
 
  Memorial Democrático de la Seat organiza todos los años
 
 ese día. El día, de 1971
 
  ,
 
 en el que
 
  ocho balas de la policía franquista
 
 perforaron el cuerpo del
 
  joven soldador de la
 
  sección 33 del taller 4
 
 de la fábrica que marcó la
 
  lucha obrera antifranquista
 
 más allá de las fronteras de la
 
 Zona Franca.
 
Figura, la de Antonio Ruiz Villalba, que los trabajadores y extrabajadores de la fábrica llevan años reivindicando y que este martes, otra vez 18 de octubre, finalmente, entrará a formar parte del nomenclátor de la ciudad.
 Será en la Zona Franca, a pocos metros de los talleres en los que fue abatido por los grises mientras participaba en el encierro en la fábrica para pedir la readmisión de los despedidos por participar en las movilizaciones sindicales. En el pasaje de entrada a la
 
  escuela de la Seat
 
 , hasta ahora sin nombre, junto a las
 
  viviendas de los trabajadores.
 
 PROPUESTA DE CONSENSO
 
 “Estamos muy contentos porque hay un consenso muy amplio. La petición se aprobó por unanimidad, y fueron
 
  el ampa y el equipo de maestros de la escuela
 
 quienes pidieron que fuera el pasaje de entrada a la escuela el que recibiera el nombre de
 
 Villalba
 
  ,
 
 ya que hasta ahora no tenía una dirección exacta”, explica Carles Vallejo, presidente del
 
  Memorial Democrático de la Seat
 
 , quien participó en las protestas en las que cayó el joven soldador y quien también sufrió la represión: fue uno de las decenas de detenidos. “Antonio Villalba es un símbolo. Dedicarle una calle a él es reconocer
 
  las luchas de la Seat
 
 “, prosigue Vallejo. Y es que las luchas de la Seat, empezando con su revolución interna contra el sindicato vertical, “marcaron todo el
 
  movimiento obrero antifranquista
 
 y la lucha por las libertades en esta ciudad”, subraya el presidente del memorial
 
  .
 
 La inauguración de las placas del nuevo pasaje de Antonio Ruiz Villalba este martes se enmarca en el
 
  ‘Ciclo de memoria histórica e historia local de nuestros barrios’,
 
 que también organiza la exposición
 
  ‘Seat, 60 años de lucha obrera
 
 ‘ (en la sede del distrito de Sants-Montjuïc hasta el 4 de noviembre).
 PLAZA DEL MOVIMIENTO OBRERO EN EL AIRE
 Además del pasaje de Ruiz Villalba, el gobierno local en Sants Montjuïc había impulsado bautizar el espacio conocido como ‘plaza Firal’, en el mismo barrio de la Zona Franca, en el paseo hacia
 
 L’Hospitalet, como
 
  plaza del Moviment Obrer
 
 .
 
 El objetivo perseguido era el mismo, pero el pleno del distrito de Sants-Montjuïc, en el que Barcelona en Comú está en minoría, desestimó la propuesta. “Esperamos que cuando se eleve a la ‘Casa Gran’ prospere”, asegura uno de los miembros del grupo de trabajo de memoria histórica del distrito.
Entre las peticiones de los sindicalistas que acabaron en aquella jornada trágica, demandas que hoy suenan impensables, no precisamente por superadas. Que sean voluntarios los que pasen a integrar el turno de noche, cena y café caliente a la hora del bocadillo o no trabajar los sábados por la noche. Definitivamente, eran otros tiempos.
