Cristóbal Vallejo y José Ortiz tenían 24 y 34 años cuando el 7 de febrero de 1937 las tropas franquistas entraron en la localidad malagueña de Villanueva del Rosario. Muchos vecinos huyeron al monte, otros comparecieron en el Ayuntamiento a petición de los grises. Les habían asegurado que si no habían hecho nada, nada tenían que temer, según cuenta su sobrino Pepe Valencia, 70 años después.
Este abuelo malagueño ni siquiera había nacido entonces, pero conoce desde bien pequeñito la historia de su familia. A sus 62 años y ya jubilado, no ha parado hasta recuperar los cuerpos de sus tíos, que ahora se encuentran en la Universidad de Barcelona. Allí, un grupo de científicos están haciendo las pruebas de ADN.
Cristóbal y José estuvieron una semana encarcelados junto a otros nueves vecinos. La madrugada del 14 de febrero les trasladaban a Archidona para ser juzgados cuando la caravana se detuvo. Los fusilaron junto al río Guadalhorce y los “enterraron de cualquier forma en una fosa común a pie de carretera” narra Pepe. Al amanecer, una vecina vio los cuerpos y avisó en el pueblo.
La familia de Pepe se marchó de Villanueva tras lo sucedido. Ya con la jubilación ha podido volver a su pueblo natal. Desde hace dos años ha trabajado para darle a sus familiares un entierro digo. Se ha mostrado enormemente agradecido tanto a la Federación Estatal de Foros por la Memoria -organización encargada de la reapertura de la fosa- como al Ayuntamiento. Asegura Pepe que todos los grupos municipales, con independencia del color, han colaborado y han apoyado el trabajo en la fosa.
Responsabilidad del Estado
Pepe se irrita cuando recuerda que la Justicia archivó la denuncia por genocidio que presentaron por el asesinato de los once vecinos : ¡Queremos que se haga justicia, no sólo los huesos, queremos que el Estado abra las fosas ! Así, recalca Pepe que estos hombres eran todos agricultores -a excepción del panadero del pueblo y su hijo- y que no luchaban con ningún bando.
Aunque cree que la Ley de la Memoria Histórica es “una buena cosa” y entiende que cada uno la interpreta como le conviene, reclama al Estado la responsabilidad de exhumar los cuerpos y dar una sepultura digna.
La fosa de Villanueva del Rosario, en la que estaban Cristóbal y José, los tíos de Pepe, es la última que ha reabierto la Federación Estatal de Foros por la Memoria. Durante casi dos semanas han trabajado numerosos voluntarios para recuperar los restos de los once fusilados. El pasado sábado 29 de septiembre, familiares y amigos homenajeaban a estos hombres asesinados en 1937 y a los que ahora podrán enterrar.
ESPERANZA BUITRAGO
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