’Fue un tiempo en el que se podían conjugar arte, vocación, creatividad, trabajo y vida ; es evidente que esta juventud tiene más difícil ejercer esa libertad’, asegura Ribas autor de ’Los 70 a destajo’ (RBA), una crónica con las voces de aquellos ingenuos libertarios ’que se movieron para conquistar su libertad y cambiaron el país desde dentro’.
Almodóvar, Alaska, Savater, Boadella, Quim Monzó, Felipe González, Carlos Barral, Luis Racionero, Juan Fontcuberta, Alberto García Alix, o Terenci Moix son algunas de esas voces y hasta mil personajes desfilan por estas páginas en las que su autor se propuso ’transmitir con la mayor limpieza y honradez la historia que llevo dentro’.
El volumen arranca con los últimos estallidos del movimiento estudiantil contra la dictadura y alcanza la ascensión y caída del movimiento libertario entre 1976 y 1978.
Algunas de aquellas acciones ’pasaron a las funerarias’ y otras ’perviven entre escombros huérfanos de práctica’, constata Ribas que cree no debieron haberse desmontado, porque en ellas estaba ’el germen de una sociedad más libre y solidaria’.
’Ajoblanco’, que en 1977 llegó a vender 100.000 ejemplares, logró una revolución en las costumbres y en lo cotidiano ’cuyos frutos vemos hoy’, subraya su fundador, que destaca cómo en la familia ’hay ya más diálogo y relaciones menos autoritarias’.
Formado con los jesuitas en Sarriá, Ribas estudió Derecho en la Universidad de Barcelona y fundó la revista libertaria en 1973 cuando tenía 20 años. En 1979 la dejó y poco después publicó ’De qué van las Comunas : Kavafis’ y la novela ’El Rostro Perdido’.
En 1987 decidió desligarse de cualquier institución y sacó un nuevo ’Ajoblanco’ que dirigió hasta 2000, para volcarse en este proyecto, colaborando hasta entonces en la prensa española y de Latinoamérica. En agosto iniciará una gira para presentar su crónica cuando salga en los países hispanos.
’Las bodas gays, la sensibilidad a la ecología, la posición de las mujeres en la sociedad’ son frutos -dice Ribas- de aquel periodo histórico que él quiso traer al presente ’para que se sepa cómo vivíamos o pensábamos aquellos jóvenes que recorrimos el país con el ’Ajoblanco’ bajo el brazo.
El hippismo, la Sevilla pionera, el underground, la contracultura barcelonesa, el desmadre valenciano, el arte conceptual, los freaks, la lucha obrera, el resurgir de Madrid, el nuevo cine, el teatro independiente, las librerías progresistas y las comunas surgieron en esa verdadera Transición mientras ’los políticos franquistas decrecían y los democráticos aún no habían emergido’.
’Hablo de hechos reales que ocurrieron en la calle y cambiaron el país, no de políticos que pactaron la Transición’, puntualiza el autor sobre ese periodo de crisis económica que puso a España patas arriba, porque ’había que buscar la libertad’.
’Y es que la libertad nadie te la regala, sino que tú te la tomas como ocurrió en aquel momento único en la historia española : que la gente se la tomó y recuperó la calle, el encuentro, y todo con poca violencia, solo la que practicaron algunos grupos extremistas de derecha o izquierda’, recalcó.
Fue una época muy rica de la que se habla poco hoy, cuando es más difícil ser libre en una sociedad compartimentada donde necesitas mucho dinero para levantar un proyecto colectivo cultural independiente.
’Mi generación quedó acorralada porque nuestros mayores tomaron el poder político imbuidos de franquismo o de dogmas marxistas y autoritarios. Querían controlarlo todo para llevar a la sociedad donde ellos creían que debían llevarla’, explica.
’Luego vinieron los desengañados, punk, sin futuro, la era del yo y todo este camino individualista que ha interesado mucho al poder político -constata- porque permite controlarnos mejor’.
EFE