FECHA

Lodeiro Sánchez, Arturo


Julia Mota Lodeiro, nieta.

NATALIA JUNQUERA 14/09/2008. El País.

Natural de Valladolid. Condenado a muerte en el Sumario nº 48.310. Tenía 35 años. . Perteneció a CNT-FAI. Fue otro miembro de la saca del 27 de Abril de 1940, junto con Fidel Losa Petite, Virgilio Escámez, etc. También queda reflejada su persona en el libro de Eduardo de Guzmán “Nosotros los asesinos”, le nombra como un mecánico de Valladolid.

Cuantas ilusiones rotas…, cuantos sueños truncados…, cuánto dolor…, cuanta indignación… ¿Quiénes seríamos hoy si todo hubiera sido al revés…? Quizás España estaría a la cabeza de Europa en cultura y bienestar. Pero todavía estamos estos nietos que luchamos por una causa común, simplemente el del reconocimiento de aquellos luchadores-soñadores hasta la muerte, que en sus pocos o muchos documentos, cartas o comentarios de los familiares que los conocieron, nos dejaron la mejor de las herencias, su legado. Y peleamos y discutimos con dientes y uñas cuando viajas a pueblos de la España profunda (y a veces no tanto, también los encuentro en Barcelona), y hablas con abuelos que dicen que Franco era bueno y que les dio “trabajo y dignidad”, pienso en la infinita fertilidad que sembró el asesino con su infame semilla del terror…, para que durara 40 años, para que llegue hasta nuestros días y para que muchos la sientan todavía eterna…!!! Y el ignorante de su historia es el peor enemigo de la verdad, la cultura y de la libertad del hombre. “

Julia Muñoz Ruiz (…) después de sobrevivir al dolor, soledad y de modo milagroso a la guerra, nada fue capaz de derrumbarla. Fue una superviviente muy astuta, inteligente y bella…, una mezcla explosiva para aquellos años… Pero aguantó hasta el año 2000 y murió el mismo día que cumplió los 91 años.

Esta es una foto de Chiva de 1937. Mi abuelo es el de la derecha. Los dos compañeros también fueron apresados en Comendadoras, pero desconozco en que fecha.

Se casaron en “Artículo Mortis” el mismo día de su ejecución, unas horas antes y por supuesto, por poderes, es decir ambos durante el matrimonio no se vieron, cumpliendo así con las últimas voluntades del condenado.

Esta fue su última carta a mi abuela, la transcribo literalmente. “ Madrid 27 de abril de 1.940 Adorada esposa: En este momento realizo mi voluntad por lo cual puedo llamarte al final de mi vida esposa mía y a mi niña hija verdadera. A pesar de que los momentos no son de los mas agradables, al menos me cabe la alegría de haber cumplido contigo como Dios manda. Ya querida nenita puedes llamarme a mi esposo, y cuando hables a nuestra Julina de mi, le digas que su papaíto la quería mucho por ser hija tuya y por quererte como jamás quise; dila que te quiera tanto como yo y que sea muy buena contigo y con todos. Tú, Julia mía no olvides a mi familia quiérela también, yo te lo pido, haz por ella cuanto puedas. Procúrate una relativa y sana felicidad, no le des a mi nena un padre que sea malo. Ya sabes que no quiero rencores que aceptes esto con la mayor resignación y que lo consideres como un error, como lo que es. Cuando éstas recibas, ya habré dejado de existir y mi último pensamiento habrá sido para mis dos niñas inocentes y desamparadas. Ten valor Juli, piensa en nuestra nenita. Las cartas y retratos los he dejado en las Comendadoras, así como la ropa, todo se lo pides a Mateo, al que dirás que envío un abrazo para todos los amigos a los que deseo mucha suerte. Un beso hasta dejar la vida para ti y la niña.” Arturo

Cartas de recomendación.

Estos son unos fragmentos (papel 7, un trozo del 8, 9 y 10 ) de las cartas escritas en hojas de papel de fumar, enumeradas en su extremo superior izquierdo, que mi abuelo le pasaba a mi abuela en los dobladillos de los bajos de los pantalones o calzoncillos que le daba para lavar y otras veces se las hacía llegar por medio de un compañero a través de una ventana de las celdas de Comendadoras que quedaban a nivel de calle. Es de los pocos que son legibles ya que en todos o está la tinta diluida, o su conservación hace imposible leerlos.

Papel de fumar nº 7 “…aún a sus enemigos. Madrecita! Recuerda siempre a tu hijito, recuérdalo y recuérdaselo al ser que me des, y aun no existiendo sea mi recuerdo el que guíe sus pasos. Y cuando haya expirado si besas esta boca que tantas plegarias te dirigió recogerás la última que te dedico con mi vida. Conserva mi recuerdo como ejemplo de honestidad, tribútale el homenaje que corresponde al fiel amor que inspiraste y que éste te dé aliento en la dura lucha que te espera. Madre, madre mía, cuanto sufre tu hijo! Flor que transplantada a este mundo de origen ignorado, sin duda celeste, el aliento de los hombres te marchita, algún día cuando al celestial jardín vuelvas, tu hermosura y pureza agobiará a todas…”

Papel de fumar nº 8 (deteriorado) “…Tu celestial criatura que eres imprescindible para mi vida, no por que tengas que quererme, si no por ya dominarme completamente, imposibilitándome de pensar en otra cosa que no seas tú…”

Papel de fumar nº 9. “…letra pequeña que coja menos… ¿qué? ¿Me reprochas? Date cuenta que he copiado de ti. El miércoles próximo te mandaré para que te compres unas yema, pues he vendido el tabaco (dos cajetillas) no digas nada a la señora Emilia. Ten presente que deseo saber si ha llegado éste a tu mano. Contéstame y dime como se llama el hijo de doña Concha y donde viven. Mándame el pantalón viejo. Escríbele a Baldomero diciéndole que en lo sucesivo escribiré con el nombre de Antonio. Perdona, pero que él me escriba con mis señas. Hoy estoy muy triste y aunque pienso cosas muy bonitas no puedo darles expresión en mi carta, perdóname nenita, estoy loco…”

Papel de fumar nº 10. “…Ya sabes que todas las semanas haré la misma operación, pero por si alguna vez no pudiera no por eso dejes de mirar, pues es muy fácil ver si hay algo o no mirando al trasluz. Hoy no te escribo por que recibiendo ésta no precisas la otra que llegará a tu mano dentro de unos días, aguardo a recibir carta para contestarte, conste que no haré más de media cuartilla, pues así lo han dispuesto ahora. Ya no volveré a escribirte hasta que tú no lo hagas, por entender te molestan las mías. ¿y la foto, no has podido hacerla? Te envía su gran cariño tuyo siempre: Arturo Dile a mi madre que no se duerma, y a mis hermanos igual, pues éstos no escatiman cuerda…”

Poco se puede decir de Arturo Lodeiro, que no exprese por sí mismo en sus escritos y en la cantidad de historias de pura bondad que me contó mi abuela desde niña, como aquella de que en pleno invierno madrileño llegaba a casa sin su abrigo, diciéndole a ella que se lo había dado a otro que tenía mas frío que él.

Nunca pude comprender lo que me contó mi abuela sobre la familia de Arturo, donde existían militares franquistas de alto rango, que pudiéndole haber salvado, le dejaron morir. Desde niña lo viví con mucha indignación. No concebía como un ideal político o religioso puede anteponerse al amor a un hijo o hermano.

A través del foro, conoci a Lode, un sobrino de mi abuelo, contactó conmigo y gracias a él pude entender y perdonar. Entender que mi bisabuelo Manuel Lodeiro, padre de Arturo, estaba en el punto de mira por haber trabajado durante la Guerra Civil en oficinas para la República, y que estaba de baja para el servicio activo por enfermedad, motivo por el que Franco le retiró en su momento una condecoración otorgada por Alfonso XIII. Detrás tenía 8 hijos más a los que atender, y salvar a uno, podría haberle supuesto dejar a los otros 8 sin padre… Difícil situación y decisión… Entiendo ahora que la vida a Manuel Lodeiro le pasó la más terrible de las facturas, la que se paga con la vida de un hijo. En similar situación quiero pensar que se encontró su hermano Baldomero… Gracias eternas a Lode que con su curiosidad cambió mi vida y aprendí que no existen las verdades absolutas, que todos tuvieron su razón y que el perdón es uno de los grandes tesoros del alma humana. Perdoné al entender. Al entender y sentir con todo mi corazón que no hubieron culpables ni inocentes, que todos ellos fueron víctimas de la locura, del horror, del fanatismo y de la sinrazón de nuestra sangrienta Guerra Civil.

Julia Mota Lodeiro, nieta.

http://www.memoriaylibertad.org/infopersonasfusiladas/Arturo_Lodeiro_Sanchez.htm


Boda y muerte en un día

Se casó para que su novia no fuera madre soltera y porque lo iban a fusilar. ¿Delito?: “No consta”

NATALIA JUNQUERA 14/09/2008. El País.

Arturo Lodeiro estaba en la cárcel el día en que se casó con Julia Muñoz. No llegaron a verse como marido y mujer. Se casaron por poderes. Arturo, cerrajero, de 35 años, que llevaba casi diez meses detenido, estaba “a punto de morir”, fusilado. Julia, embarazada de dos meses, se convirtió en viuda ese mismo día, tal y como su marido le comunicaba en su última carta, escrita en capilla, horas antes de ser ejecutado: “Ya sabes que no quiero rencores. Acepta esto como lo que es, un error”, le rogó a su mujer en la última carta “Madrid, 27 de abril de 1940. Adorada esposa: En este momento realizo mi voluntad por lo cual puedo llamarte al final de mi vida, esposa mía, y a mi niña, hija verdadera. A pesar de que los momentos no son de los más agradables, al menos me cabe la alegría de haber cumplido contigo como Dios manda. Ya, querida nenita, puedes llamarme esposo, y cuando hables a nuestra Julina de mí, le digas que su papaíto la quería mucho por ser hija tuya y por quererte como jamás quise. Tú, Julia mía, procúrate una relativa y sana felicidad. No le des a mi nena un padre que sea malo. Ya sabes que no quiero rencores. Acepta esto con la mayor resignación y que lo consideres como un error, como lo que es. Cuando éstas recibas, ya habré dejado de existir y mi último pensamiento habrá sido para mis dos niñas inocentes y desamparadas. Ten valor, Juli, piensa en nuestra nenita. Un beso hasta dejar la vida, para ti y la niña”.

Julia Muñoz no pudo ir a recoger el cuerpo de su marido. “Cuando supo que había muerto se puso muy enferma. No quería comer y apenas podía alimentar al bebé”, explica su nieta, Julia Mota. Pero no le olvidó.

A su hija le habló siempre de aquel hombre que “un día de invierno, cuando le preguntaron por qué venía sin abrigo, contestó con naturalidad: ’Se lo di a uno que tenía más frío”. Y que consiguió aprisionar decenas de mensajes en papelillos de fumar enrollados y escondidos en los bajos de los pantalones que le daba a lavar desde la cárcel; mensajes que revelan, en tan sólo ocho líneas a veces, un amor infinito -“eres imprescindible para mi vida, no porque tengas que quererme, sino por ya dominarme completamente, imposibilitándome de pensar en otra cosa que no seas tú (…). Hoy estoy muy triste, y aunque pienso cosas muy bonitas no puedo darles expresión en mi carta; perdóname, nenita, estoy loco…”-. Y otras, un pragmatismo sobrecogedor en un hombre que sabe que todos sus gestos y palabras son ya una despedida: “El miércoles próximo te mandaré para que te compres unas yemas, pues he vendido el tabaco (…). Mándame el pantalón viejo”.

Julia Muñoz guardó los papelillos de fumar y aquella última carta como un tesoro hasta su muerte, en 2000, a los 91 años. También las inútiles, pero cariñosas cartas de recomendación de varias viudas de falangistas: “Celia Leira, viuda de Pena, afiliada a Falange, declara estar muy agradecida al detenido Arturo Lodeiro, a quien cree incapaz de haber cometido delitos. En varias ocasiones me demostró tener buenos sentimientos. Al ser detenido como fascista mi marido, él trató de buscarlo y ponerle a salvo, conociendo sus ideas”, se lee en una de ellas.

Años más tarde, esas cartas cayeron en manos de su nieta, que se enamoró del hombre que en sus últimas horas de vida sólo pensaba en casarse con su novia para que no fuera madre soltera y en garantizar su supervivencia, para lo cual era imprescindible impedir que la consumiera el odio – “ya sabes que no quiero rencores, acepta esto con la mayor resignación y considéralo como lo que es, un error” -. Cuando Julia Mota terminó de leer, necesitó encontrarle.

Empezó a preguntar por él en cada archivo. En Instituciones Penitenciarias le facilitaron un documento que le provocó una indignación imperecedera, y que dice: “Ingresó en prisión el 14 de junio de 1939. Entregado el 27 de abril de 1940 al piquete de ejecución para dar cumplimiento a la sentencia de muerte. Delito: No consta”. “¡Mataron a un hombre sin saber por qué!”, grita Julia, 68 años después del fusilamiento de su abuelo. Más tarde, en el foro Memoria y Libertad, dio con alguien que tenía no sólo noticias sobre el paradero de Arturo Lodeiro, sino su mismo apellido.

“No conocíamos a la familia de mi abuelo, ni ellos a nosotras. Ni siquiera sabían que se había casado”, explica Julia. Hasta el punto de que cuando los gestores del cementerio de la Almudena buscaron a la familia Lodeiro para preguntarle si quería llevarse sus restos -diez años después del fusilamiento-, llamaron al padre del ejecutado y no a su viuda. “Lo exhumaron y se lo llevaron a su panteón familiar. Mi abuela nunca lo supo”. Un día, en Internet, Julia tropezó con aquella parte de la familia que no conocía y encontró por fin a su abuelo. “Fui a ver el panteón familiar al cementerio el pasado 12 de abril. Sentí de repente una tranquilidad absoluta”.

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Julia Muñoz era madre de una niña de dos meses cuando fusilaron a Arturo Lodeiro, no estaba embarazada de dos meses, como se decía en el reportaje Boda y muerte en un día, publicado el pasado día 14 en el suplemento Domingo.


Hola Arturo

Hola Arturo, Quería hablar contigo. Deseo preguntarte tantas cosas…!!!, aunque soy consciente de que quizás algunas no tendrán respuesta… ¿Es sincera tu petición de perdón a tu familia, a Julia, tu mujer, en tu última carta?, ¿Fuiste verdaderamente consciente de que estabas siendo juzgado por un error, ya que tú única culpa era la de ser un alma libre, respetuosa y honesta y la de luchar por las libertades de tu prójimo?, ¿De verdad que conseguiste la paz definitiva que proporciona la absoluta armonía interior y la resignación del que se sabe inocente? Me dices que Sí a todas mis preguntas. Tu cara. Tus anécdotas. Tus cartas.

Las documentaciones que plasmaban tus delitos, como :”…Juzgado por hechos: “NO CONSTAN” o la otra de: “…por hechos realizados…” Todo ello siempre me dijeron que SÍ. Se que la fe más grande para ti se alojaba en el amor universal al ser humano, y que dentro de esa pensión habitaban como compañeras de lujo tus 2 Julias, mujer e hija. Que a través del amor universal, pudiste sentir el amor a tu esposa y tu niña, que según queda expresado en tus cartas, rozó lo divino. Arturo, la abuela Julia nunca pudo perdonar. El dolor, el miedo y el hambre fueron demasiado abrumadores para trabajarse el perdón. Quizás si hoy estuviera viva, sí lo hubiera hecho. Hubiera entendido que algunos “malos” no lo fueron por capricho y que en tiempos de guerra el humano a veces se ve necesitado de tomar decisiones muy duras y de realizar hechos que en circunstancias normales hubieran sido inconcebibles. Y que sí, que los buenos, casi todos, fueron muy buenos, como tú, pero no todos los malos, actuaron por voluntad propia, si no vencidos por el miedo que proporcionaba el conocimiento de las graves consecuencias que normalmente suponía ayudar a un miembro del bando contrario, para él y el resto de su familia.

En resumen, si no hubiera fallecido en el año 2000 y hubiera sabido de la existencia del foro “Memoria y Libertad” y de la aparición en él de un sobrino tuyo, estoy completamente segura de que sus herméticos esquemas ideológicos habrían cambiado y habría saboreado el buen gusto del perdón….

Y ahora discúlpame tú por no llamarte abuelo o yayo, será la falta de costumbre, o quizás un miedo inconsciente a convertirte en real y sentir cuanto me haces y me has hecho falta. Dicen que uno no puede echar de menos lo que nunca tuvo, pero no es cierto, yo te he extrañado en innumerables ocasiones, cuando mi alma, roja de nacimiento, comenzó a tomar parte activa en cada paso de mi vida, cuando comprendí que el mas importante principio de un hombre ha de ser el de ser fiel a sí mismo. Cuando siendo niña hubiera dado cualquier cosa por que tú, mi abuelo Arturo, me hubiera contado los tradicionales cuentos, con tus maneras, con tu energía, con tu gracia y con el amor que me consta tuviste siempre hacia la infancia. También te extrañé cuando amé por primera vez, o cuando sufrí el desamor o el abandono, o cuando fui madre y lloré de felicidad, o cuando perdí a mi abuela y después a mi padre, o cuando en otras múltiples ocasiones tuve que invertir en pérdidas…, o cuando…, tantas veces te extrañé…!!! En conclusión, cuando fui consciente de la absoluta y rotunda verdad de que uno nace y muere solo, ahí estabas tú con tu escrito final enfrentándote al adiós como un “Súper Héroe”.

Al contrario de otros muchos nietos y familiares de víctimas, dentro de lo que cabe yo he sido muy afortunada, pues al menos a mi me quedo un valiosísimo legado epistolar. Siempre has estado en mi con tus con tus cartas, “manuales de la perfecta conducta”, con tus fotos, con las anécdotas contadas por la yaya y por primas de Madrid… Que grande fuiste…!!! Simplemente y en plenitud del concepto eres una BUENA PERSONA, ese valor tan amplio que no tiene fecha de caducidad y que irradia tu mirada de profundos ojos verdes, y que es en definitiva lo que cada día intento transmitir a mi hijo como el tesoro mas importante de un hombre, a pesar de ser consciente de que no es algo que se pueda enseñar, ni en casa ni en la escuela, solamente cuando una persona nace buena, es una BUENA PERSONA y con ello tendremos siempre el campo abonado para sembrar y obtener fruto. Se nace o no se nace con él, y por mucho que sembremos, el que no lo posee el primer día que ve la luz al mundo, el resto de su existencia estará condenado irremediablemente a ir maquillando y camuflando su mezquindad por la vida, con buenas palabras, que por una lógica tan pura como la ley de la gravedad, no tardarán en desmentir con hechos. A menudo éstos, se hacen ricos por que de maneras casi siempre amorales consiguen muchos bienes materiales, sin saber que la riqueza, como dice el dicho, no está en el que más tiene, si no en el que menos necesita… Éstos jamás serán capaces de mirarse en el espejo de la verdad…Pero bueno, ese es otro cantar…

ARTURO, ABUELO, GRACIAS POR LLEVARME TODA LA VIDA DE TU MANO.

Barcelona, 30 de Enero de 2009 Julia a su abuelo Arturo Lodeiro


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