El País. MANUEL J. ALBERT- /22/12/2007
Curiosamente, un sobrino nieto de Juan Bautista Félix Cáceres es hoy el primer teniente de alcalde de La Palma, Manuel García Félix. El edil forma parte del gobierno municipal del PP, inmerso en una polémica acerca de una fosa común donde se supone que yacen unos 200 fusilados por las tropas franquistas. Vecinos y familiares de las víctimas han llamado la atención por la urbanización que se está construyendo junto a esa tumba sin identificar. Las familias se quejan de que el Ayuntamiento no está siendo sensible con sus demandas de dignificar el lugar o exhumar los restos para darles una sepultura respetuosa y un homenaje en el cementerio municipal. Por lo que sabe la familia de Juan Bautista Félix Cáceres, éste no se encuentra enterrado en esa fosa, sino en alguna de un pueblo cercano, posiblemente Niebla.
García Félix se mostró ayer sorprendido al conocer que un hermano de su abuelo Pedro Félix había sido presuntamente asesinado. “Es la primera noticia que tengo. Sabía que mi abuelo Pedro había luchado en el bando nacional y que una granada cayó en su trinchera, dejándole una cojera. Pero nada más”, afirmó. El teniente de alcalde prefirió no hacer más declaraciones. “Creo que es un tema muy delicado. Lo tengo que hablar con los agentes adecuados y no con los medios de comunicación”, zanjó educadamente.
A sus parientes no les extraña que Manuel García no sepa que un familiar suyo descansa, con toda probabilidad, en una fosa común. Ellos mismos apenas saben nada. “En mi familia no se hablaba de lo que le pasó a Juanillo. Se contaban muchas historias y anécdotas de abuelos, tíos, primos… Pero de él, nada”, explica su sobrino, Juan. “Lo único que sabíamos de él era su mote, Fariñas, que jugaba mucho a las cartas y que, posiblemente, ésa fue la razón de que una noche se lo llevaran para matarlo. Porque estamos seguros de que él no estaba metido en nada de política” continúa. Pero todo son especulaciones. Nadie sabe quiénes entraron en casa, si eran militares o milicianos falangistas, u otros grupos. Tampoco se saben las razones para su apresamiento. El padre de Juan Félix Pavón, que se llamaba Manuel, buscó por su cuenta, junto con sus tres hermanos, a los posibles culpables. “Aunque nunca resolvió nada. A veces, se lamentaba por las noches y lloraba : ’¿Quién mató a mi pobre hermano ?”, recuerda su hijo.
Desde hace no mucho, los sobrinos de Juanillo Fariñas, han empezado a conocer más detalles de su tío a través de testimonios de familiares directos que habían permanecido mudos. Uno de ellos fue Diego, hermano de Juanillo, y posiblemente la última persona de la familia que lo vio vivo. “Antes de que Diego muriese, contó que la noche en que se llevaron a Juanillo a la cárcel, a él mismo también lo apresaron. Esa noche la pasaron juntos allí dentro. Diego dijo que fue la peor noche de su vida. Al día siguiente, los montaron a los dos en un camión con más gente. Pero un vecino, intercedió por ellos, aunque sólo dejaron bajarse a Diego. Aquello le afectó mucho toda su vida. Decía que le dolía terriblemente recordarlo, y apenas lo contó nunca”, explica Juan Manuel Félix, sobrino nieto del desaparecido. Juan Manuel, de 24 años pertenece a las Juventudes del PSOE, es uno de los familiares más sensibilizados con el problema de la memoria histórica y el que más ha luchado para reivindicar el nombre de su tío abuelo.
Juan Manuel ha participado activamente en la reivindicación de los familiares de los enterrados en la fosa de La Palma del Condado, que piden al Ayuntamiento una mayor sensibilidad hacia el lugar donde, según ellos, se hayan enterrados los cuerpos de los represaliados por el franquismo. Según fuentes del Ayuntamiento de La Palma, el contencioso no ha variado en los últimos días, pues no se ha recibido ninguna comunicación formal por parte de ninguna de las partes implicadas.
Por su parte, la Asociación por la Memoria Histórica y la Justicia de Andalucía, que lidera las peticiones de los familiares de las víctimas cree que la ley de la Memoria Histórica, recientemente aprobada, ampara de manera legal sus demandas. “Nosotros creemos que el antiguo cementerio de La Palma del Condado, donde están enterrados los restos de los fusilados, es un lugar protegido, tal y como cataloga la ley a estos espacios. Por tanto, las autoridades deben protegerlo”, explica Rafael López, presidente de la Asociación.
“A partir de ahora y basándonos en el texto de la nueva ley”, continúa López, “vamos a volver a presentar denuncias en los juzgados de La Palma -donde ya presentamos cinco anteriormente-, en la Subdelegación del Gobierno y en el Ayuntamiento”, afirma López. El presidente de esta asociación que lucha contra el olvido de las víctimas asesinadas durante la Guerra Civil cree que el alcalde de La Palma del Condado, Juan Carlos Lagares, “no puede oponerse a la ley” y por tanto confía en que se reúna con miembros de la asociación y de las familias. “Aunque lo cierto es que la relación, hoy por hoy, es muy fría. Y no contamos con ninguna fecha cerrada”, reconoce.