Con La Muerte de la Libertad queremos recuperar esta etapa nefasta de represión y muerte, a través de documentos de la época y las voces de sus víctimas, testigos y protagonistas, pero queremos hacerlo ejemplarizándolo en un colectivo ideológico muy definido, el Movimiento Libertario Español, conformado por las organizaciones Confederación Nacional del Trabajo, Juventudes Libertarias, Mujeres Libres y Federación Anarquista Ibérica. Aunque somos conscientes que los libertarios fueron una víctima más, no los únicos masacrados por el fascismo, sí hay que reconocerles que fueron los primeros en organizarse y ofrecerles resistencia.
El exterminio de los vencidos había sido previamente planificado por los sublevados, tal como afirmó el general Mola : Hay que extender el terror, hay que dejar sensación de dominio, eliminando sin escrúpulos a todos los que no piensen como nosotros.
Con la rebelión de julio de 1936 el Ejército fascista declaró el estado de guerra, asumió todas las atribuciones en materia de orden público y sometió la justicia ordinaria a la militar, comenzando la operación de exterminio con la colaboración entusiasta de falangistas, requetés, milicias ciudadanas y voluntarios, además de la bendición de la Iglesia católica. La jerarquía eclesiástica prestó desde el primer momento del golpe militar todos sus servicios ideológicos y propagandísticos al ejército rebelde, defendiendo como licita la guerra en defensa de la religión. La mayoría del clero no sólo silenció la ola de terror contra los “rojos”, sino que la aprobó e incluso colaboró en la represión. Quisieron “limpiar España de elementos indeseables” y comenzaron, donde triunfó el golpe militar, un verano sangriento. Los territorios ocupados por los fascistas son ejemplos de la violencia y del terror sobre los vencidos.
Con la pérdida de la guerra por la República, no llegó la paz sino una represión sistematizada y alentada por el nuevo Estado. Todo el país se convirtió en una inmensa prisión y el pueblo trabajador, clasificado por los vencedores, en afectos, indiferentes o desafectos al Régimen, tuvo que demostrar su inocencia. Con las primeras medidas represivas de los campos de concentración y encarcelamientos masivos, aparecieron la tortura sistemática, el ensañamiento y la eliminación física, con los fusilamientos, las sacas, la aplicación de la ley de fugas… Los que lograron sobrevivir sufrieron la represión física con las diversas modalidades de trabajos forzados. La represión económica, a través del expolio y la rapiña sobre los bienes de los vencidos. La represión laboral, la depuración, que en muchos casos produjo la marginación social y la pobreza. Y la omnipresente represión ideológica, por parte de la Falange y de la Iglesia, sobre las vidas y conciencias de los trabajadores y trabajadoras de este país.
La imagen de la exposición, la gota de sangre, es la reproducción de la cubierta original de la publicación Madrid, editada en febrero de 1937 por el Gobierno republicano, en catalán, castellano, francés e inglés, para denunciar las atrocidades realizadas al pueblo español por el ejército sublevado.
¿Quién puede solicitarla ? Cualquier entidad pública o privada, que disponga de un lugar adecuado para exponerla y desee realizar una muestra histórica y didáctica para la difusión de la represión fascista ejercida desde el 18 de julio de 1936.
La exposición consta de 28 expositores auto enrollables y un montaje sonoro en CD, de 9 minutos.