La Vanguardia/Teresa Amiguet
El 13 de julio de 1921 fueron condenados en un juicio injusto los 2 anarquistas que fueron ejecutados en silla eléctrica un 23 de agosto de 1927
Finaliza el proceso contra los inmigrantes italianos Sacco y Vanzetti con una resolución determinada por los prejuicios políticos que les condena a la silla eléctrica
Sacco pescador y Vanzetti zapatero. Dos inmigrantes italianos ejecutados por presunto robo a mano armada y doble asesinato
New York Daily News Archive / Getty
Uno de los juicios más parciales de la historia de Estados Unidos acabó hace cien años. El 13 de julio de 1921, dos anarquistas de origen italiano Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti fueron condenados a la silla eléctrica por un robo a mano armada con doble asesinato en el extrarradio de Boston del que ellos no se reconocían culpables.
Tras su persecución en los tribunales, más de seis años de alegaciones y recursos con dos procesos plagados de pruebas más que dudosas e indefensión de los culpables. La notoria animadversión del juez responsable, Webster Thayer que los llegó a calificar de “bolcheviques” contribuyó a transformar el proceso en una causa contra el anarquismo que tanto preocupaba a los conservadores de la época.
Pese a la falta de pruebas definitivas, el veredicto, muy influido por el atentado de Wall Street de septiembre de 1920 culminó con la ejecución de Sacco y Vanzetti el 27 de agosto de 1927.
Manifestación por la libertad de Sacco y Vanzetti en Londres en 1921.
Dominio público
La repercusión internacional del caso sorprendió a todos: Sacco y Vanzetti, el “buen zapatero” y el “pobre vendedor ambulante de pescado”, fueron reivindicados con huelgas en los cinco continentes y aún hoy son homenajeados.
Con motivo de la celebración del cincuenta aniversario de su ejecución, en 1977, el entonces gobernador del estado, el demócrata Michael Dukakis, decretó que el 23 de agosto sería a partir de entonces el día ‘En memoria de Sacco y Vanzetti’. ‘No pretendemos determinar si fueron culpables o inocentes, pero sí recordar a las gentes civilizadas la constante necesidad de estar en guardia contra nuestros prejuicios, intolerancia contra las ideas no ortodoxas y nuestros fallos de defender los derechos de las personas’, subrayó.