El 9 de abril de 1914 nació en Cizúrquil (Guipúzcoa) Soledad Casilda Hernáez, antifascista, naturista y anarquista, fue una avanzada a su época.
Hija de madre soltera, sus tíos anarquistas influyeron en su temprana iniciación libertaria. Creció en el barrio donostiarra de Eguía. Aquí aprendió a leer y a escribir en la escuela pública de Atocha.
Desde 1931 militó en las Juventudes Libertarias, implicándose muchísimo en la Revolución de Octubre de 1934. Su intensa participación en esta acción le costó su detención y fue condenada a 9 años de cárcel por un tribunal de guerra por “repartir propaganda y posesión de explosivos”. Estaría dos años encerrada hasta que el Frente Popular proclamó una amnistía.
Durante la GuerraCivil estuvo en varios frentes con la milicia antifranquista. Y una vez en el exilio, tras estar hasta el año 1940 en los campos de Gurs y Argeles, se instaló en Burdeos, convirtiendo su hogar en el centro de los resistentes antifranquistas. Su casa fue conocida como “el Consulado vasco”.
Murió de cáncer en San Juan de Luz, en Francia, el 31 de agosto de 1992. Está enterrada junto con Félix Likiniano en el cementerio de Biarritz. En su lápida, por iniciativa de su amiga Begoña Gorospe, se inscribió la frase «Mujer, tú eres el fuego que no se apaga» (en euskera, Andra! Zu zera bukatzen ez den sua!).