La cruel enfermedad que la humilló, que la impidió poder comunicarse a quien se comunicaba con fluidez en tres idiomas, no pudo borrar su sonrisa, su amor por la vida que demostraba cuidando con cariño las plantas que dulcificaban los locales del Sindicato de Banca Madrid, sus plantas; fue una persona positiva hasta las puertas de la muerte.

Cuantas personas que pasaron por los locales a simplemente informarse, tras una conversación con la compañera despejaron dudas y se afiliaron.

Goska cuidaba día a día unos archivos sindicales que asombran a miembros de la fundación Salvador Seguí; ella misma era un archivo andante.

Goska encarnó a esa combinación de trabajadora asalariada y militante que asombra a más de uno, y siempre con la sonrisa y el humor.

Al igual que Cristina Plaza dejó huella en el Comité Confederal, Goska la ha dejado en Banca Madrid, personas que tenían las siglas CGT grabadas a fuego en el corazón.

Es evidente que también dejó algunos enemigos, muchísimo menos estos que amigos; gente que confundió lealtad con adulación; ellos se lo perdieron.

Goska nos deja un vacío que costará llenarlo; compañera y amiga has dejado una gran huella en aquellos que hemos tenido la suerte de poder compartir trabajo y militancia contigo.

Estés donde estés, si es que estás, ¡hasta siempre! Que la tierra te sea leve querida compañera.

Madrid, 28 de junio de 2017

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