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Artículo en el diario digital El Salto en su sección de memoria histórica hablando sobre la lucha y la represión franquista en La Rioja. La participación de anarquistas fue mayoritaria.
Hoy seguimos a aquellas personas de La Rioja que tuvieron que echarse al monte para evitar la represión franquista y sus posteriores actuaciones en las redes de evasión montadas por los aliados o en la resistencia francesa.
Usando la retranca riojana de decir lo contrario de lo que quieres expresar y aprovechando parte del título del gran Jesús Vicente Aguirre, el historiador riojano que ha estudiado meticulosamente la represión franquista en La Rioja, referencia principal del presente artículo, ya sea por sus libros o por los datos por él referidos en una entrevista, me meto por fin en tierras riojanas. Un blog escrito desde tierras con sabor a vino, que había relatado nombres y hechos de muchas de las otras tierras que jalonan esta piel de toro, y que no había mencionado ni palabra sobre la región desde la que se hace. Bueno, pues con varios años de retraso Ni cautivos ni desarmados llega a La Rioja.
Mi entrada en el tema fue una primera ojeada en el libro de Pons Prades “Guerrillas españolas 1936-1960” y allí, en un mapa general del estado español, estaba la Sierra de la Demanda como territorio guerrillero. Mi alegría se tornó decepción cuando acabé el libro y sobre la antigua provincia de Logroño no había referencias. La siguiente fue en el libro del general de la guardia civil Francisco Aguado “El maquis en España”, en un cuadro sobre los guerrilleros heridos, muertos o detenidos en las diversas provincias de la geografía hispana, en La Rioja solo constaban 4 detenciones a mediados de los años 40, con toda seguridad, un grupo que estaba de paso.
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Por ir un poco de forma cronológica, pasaré ya directamente al principio de la guerra civil. Como la gran mayoría sabrá, en nuestras tierras no llegó a haber frente de combate. Hubo escaramuzas en Logroño, Calahorra y Cervera del Rio Alhama, pero La Rioja fue tomada por las columnas navarras de Mola con bastante facilidad pese al gran número de obreros que había sindicados, pero que en su mayoría carecían de armas, y cuando las pidieron siempre recibieron la negativa como respuesta de unas autoridades republicanas a las que les asustaban mucho más las masas obreras armadas que otro levantamiento militar en África. Para no haber tenido frente, la represión fue sobresaliente, con un saldo de 2000 asesinados, con una mayoría de afiliados a CNT entre las víctimas mortales, para una población de algo más de 200.000 personas en toda la comunidad riojana.
Debido a la imposición del terror y la crueldad, sobre todo por parte de los falangistas, pero también por militares, guardia civiles y demás fuerzas de represión bajo mando fascista, mucha gente vinculada a organizaciones obreras o a partidos de izquierda o republicanos, decidieron, unos tratar de pasarse a las líneas republicanas, tanto a las cercanas de Euskadi como a las más alejadas de Guadalajara y Madrid, y otros simplemente dejar que se apacigüaran un poco las cosas marchándose unos días al monte o alrededores de los pueblos. Para dar fe de la mala baba que gastaban los falangistas riojanos durante la guerra civil, comentar que en el cántabro lugar de Orbaneja, mientras unos camisas azules que provenían de San Sebastián recibían las quejas de los vecinos por haberles robado unos corderos y posteriormente comérselos, estos contestaron:
“Nosotros les hemos comido las ovejas, pero si se llegan a encontrar a los riojanos, se los comen a ustedes”.
Ahora vamos a adentrarnos un poco en los distintos grupos de huidos que hubo por tierras riojanas, adelantando ya, que muchos de ellos no tenían siquiera armas, por lo cual nunca llegaron a promover resistencia alguna, dedicándose ante todo a la ardua labor de sobrevivir. La mayor parte de estos grupos desapareció rápidamente debido a la dura represión ejercida contra ellos, unos detenidos y los otros directamente asesinados. Entre los integrantes de los grupos, la mayor parte de las bajas fueron en los primeros meses, destacando agosto y septiembre con alrededor de 20 y 30 asesinatos respectivamente. La represión fue muy fuerte hasta diciembre de 1936.
Empezamos con un grupo de cenetistas logroñeses que ante la entrada de las tropas navarras, huyen y se esconden en la zona de Lardero, desconocemos la fecha en la que varios de ellos fueron capturados, entre otros, Carmelo Ezquerro Peciña y Julián Guerge Elías, asesinados a finales de agosto de 1936, junto a ellos, pero que fue abatido en los campos el 1 de septiembre, Francisco Adán Guisasola. Otro confederal huido de la capital fue Félix Pascual, detenido en la zona de Alberite en abril del 37 y ejecutado el 16 de febrero de 1938.
Por los montes de Yerga anduvieron varios huidos, entre ellos, los hermanos Crespo Echau, Pablo y Alejandro, ambos de la CNT, Pablo fue atrapado y abatido mientras que Alejandro pudo huir y acabó tiempo después como topo en Alfaro. Los también hermanos confederales Antonio y Tomás Ochoa Melero, desconociendo la fecha en la que fueron apresados y ejecutados. El libertario Eugenio Ruiz Pérez también estuvo escondido por la zona aunque prefirió marchar hacia Tudela donde fue ejecutado el 4 de agosto de 1936. Claudio Cunchillos y Máximo Pérez fueron de los libertarios en la zona de Yerga que consiguieron sobrevivir.
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De Santo Domingo tenemos constancia de un grupo de libertarios que se echaron al monte, gracias a las memorias de Bernabé Sáez, por él sabemos que tanto su hermano Damián Sáez Santacruz como Antonio González Sánchez quien resultó herido antes de que fueran detenidos, como Nicolás Alfaraz, Pablo Arciniega Pérez, Gerardo Barrasa Díez, José Ángel castilla Olmos, Marco González Puras, Antonio González Sánchez, Eduardo Ibáñez, Felix López-Davalillo Alonso, Marino Merino y Alejandro Sáez Montejo estuvieron primero en los montes cercanos al pueblo, después, debido a la detención del hermano pequeño de Damián, que les servía de enlace, se alejaron más, para ser detenidos finalmente y asesinados sin fecha concreta en La Pedraja en noviembre de 1936.
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Otros grupos fueron por ejemplo los del Serradero, de los que hay reconocidos 4 integrantes, uno de ellos libertario, Crispulo Crespo Moreno, de Torrecilla, acribillado el 7 de agosto, junto a él murió Pedro García de Anguiano, sus hijos Pedro y Julio consiguieron escapar. En el monte San Frucho, en las cercanías de Arnedo, en una cueva se escondían los hermanos “Pelujos”, ambos de la CNT, Francisco y Victoriano Arpón Arostegui aguantaron hasta el 17 de agosto, cuando fueron descubiertos y asesinados, también fue asesinado a finales de ese mismo mes su hermano Pedro, que compartía sindicato con ellos y que era quien les llevaba los alimentos. En Los Agudos se escondían numerosas personas, entre ellos Marcelino Garrido, herido y detenido en marzo de 1937, Luis Gil Díaz, al parecer de CNT fue herido y apresado en la primavera del 37, los hermanos libertarios José y Antonio Calatayud, Ángel Puerta Subero, detenido el 7 de marzo y asesinado el día siguiente, Francisco Martínez Escorza, quien acabó como topo, Benito Martínez Losantos, anarquista de Arnedo, asesinado se cree que en agosto del 36, José Merino Rueda, socialista como Serapio Varea Jiménez, asesinados ambos el 16 de agosto del mismo año.
Quizás el grupo más conocido es el de Cervera del Rio Alhama debido al relato que dejó escrito Dionisio Jiménez Álvarez. Al entrar los fascistas en el pueblo cerca de 600 personas se echaron a los montes cercanos, promesas de perdón hicieron bajar a muchos, unos dieron con sus huesos en la cárcel, otros no tuvieron tanta suerte y fueron asesinados. Dionisio era libertario, al igual que sus once compañeros de grupo, y este fue de los pocos grupos armados que hubo en la Rioja y que cuando subían a por ellos respondían a tiros. Este grupo, que tuvo que soportar varias batidas estaba por los montes de Valdeperillo y Carnanzún. Desconocemos los nombres de los compañeros de Dionisio a excepción de su hermano Alejandro, quien se entregó y acabó asesinado el 2 de octubre. Para finales de septiembre el grupo se había reducido a cuatro y a principios de octubre solo quedó Dionisio. En julio de 1937 bajó a Cervera y estuvo de topo hasta el invierno que volvió a subir al monte. Con el final de la guerra, y por medio de contrabandistas navarros, cruzó la muga y acabó estableciéndose en el país vecino. Del mismo pueblo eran Domingo Manrique Castresana de la CNT y su tío José, que era socialista, quienes intentaron pasar al lado republicano pero Domingo no sabía nadar y no se atrevió a pasar el Duero, volvieron y estaban en el monte. Descubiertos en un corral fueron asesinados el 22 de diciembre.
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Hay constancia de grupos de huidos en Sierra la Hez, en los sotos del Ebro, en los alrededores de diversos pueblos como Briones, Cenicero, Camprovín o Nalda, de grupos interceptados en Álava cuando querían llegar al frente del norte y otros por tierras de Soria, y por desgracia, de otros muchos nunca tendremos noticia.
Como curiosidades comentaremos que los tres hermanos Cabezón Gómez, de los cuales Amancio había sido alcalde de Logroño por el Partido Republicano Autónomo, consiguieron a través de Navarra y disfrazados de curas ganar la frontera francesa.
El comunista de Alfaro José Arnedo Sanz, al enterarse del asesinato de su padre se echó al monte y llego hasta las líneas republicanas, allí se integró en la división de Lister en la que alcanzó el grado de comisario. Fue condenado a dos penas de muerte que logró sortear con la ayuda de los maristas y posteriormente colaboró con el maquis en Aragón.
También hay que hacer notar, que una vez estalló la 2ª Guerra Mundial, muchos exiliados españoles se integraron en las redes de evasión montadas por los servicios secretos aliados para sacar a gente con problemas de los territorios conquistados por los nazis. Una de las más conocidas fue la Pat O´leary, o Red Ponzán, cuyos últimos eslabones estaban formados por libertarios en su mayoría aragoneses. Uno de los puntos importantes de paso y estancia de la ramificación que llevaba hacia la libertad era Logroño, ciudad por la cual pasaban todas las personas evadidas que habían cruzado la muga por territorio vasco o navarro. Ya en las primeras semanas de 1940 el propio Francisco Ponzán tomó contacto con compañeros del alto Aragón y La Rioja para el establecimiento de la red. Nos imaginamos que se pudo elegir Logroño porqué uno de los guías de la red, el navarro Vicente Moriones, había estado ayudando a sus compañeros logroñeses en las insurrecciones de 1933 y había compartido presidio con ellos.
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En el libro de Jesús Vicente también se relata la participación de Simona Tobías en una red de evasión que ayudó a varios najerinos que estaban como topos a ganar la frontera francesa, siendo detenida por la policía en 1939 y estando encarcelada hasta 1942.
Si seguimos las hazañas de los riojanos al otro lado de la frontera, pues recordemos que se fueron al exilio huyendo de una guerra que habían perdido para encontrarse al poco tiempo con otra, de mayores dimensiones, pero con el mismo enemigo, que era el fascismo, que quizás hablara otro idioma y siguiera otras banderas, pero que compartía ideología y métodos de barbarie con nuestros verdugos autóctonos. Nos encontramos al vecino de Briones Ismael Baseta Ugarte, de Izquierda Republicana, quien tras sufrir los campos de concentración franceses, acabó en la resistencia antialemana. El cenetista Ruperto Rozas Torrealba, de Fuenmayor, además de sobrevivir a un intento de fusilamiento lanzándose desde un puente, lo encontramos después de huido junto al también libertario Mateo Oca Martínez, este último asesinado en Álava en septiembre del 36. Ruperto pasó la muga por Navarra junto a unos contrabandistas en otoño de 1939. Después sufrió los inevitables campos de concentración franceses, las Compañías de Trabajo Obligatorio para finalmente integrarse en la resistencia en la Francia central. Como colofón a la participación riojana en la resistencia francesa, tenemos el caso de “el Riojano”, un confederal de Arnedo que primero estuvo de guerrillero en la zona del Puy de Dome, en el macizo central, cerca de Clermont Ferrand, integrado en las guerrillas de Unión Nacional y que posteriormente fue jefe de sector en el Pirineo Oriental, en las regiones del Aude y del Ariege. Jefe audaz e imaginativo al que no le temblaba la mano a la hora de sacudir a los nazis. Por ahora solo sabemos de él su apodo, espero que antes o después aparezca su nombre.
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Fuentes:
Aquí nunca pasó nada (Jesús Vicente Aguirre), 8 de diciembre de 1933. Insurrección anarquista en la Rioja (Enrique Pradas), Cervera del Rio Alhama. Sus luchas políticas y sociales (Dionisio Jiménez), Desterrados por el franquismo (Bernabé Sáez), La red de evasión del grupo Ponzán (Antonio Téllez), Guerra civil en Cantabria y pueblos de Castilla (Jesús Gutiérrez), Republicanos españoles en la 2ª Guerra Mundial (Eduard Pons Prades) y Españoles en los maquis (Eduard Pons Prades)