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Su rebeldía de juventud, que no ha desaparecido con los años, le llevó a realizar una pintada en la Complutense pidiendo LIBERTAD. Acabó en Cuelgamuros de donde se escapó. Hoy a sus 92 años sigue sin morderse la lengua. Su valía va más allá de su rebeldía ya que ha recibido también homenaje en el Instituto Cervantes, del que fue su primer director
Fue un brochazo lleno de historia… La Universidad Complutense de Madrid homenajeó el martes al historiador Nicolás Sánchez-Albornoz en un acto en el que se volvió a dibujar la pintada que le llevó directamente a la cárcel durante el
franquismo
, cuando apenas tenía 18 años, y que rezaba “Viva la Universidad Libre”. Tras pasar seis años preso en el
Valle de los Caídos
, logró escapar junto a un compañero y huir a Francia…
…”donde nos esperaba la libertad, pero también un largo exilio”, narró ante decenas de estudiantes.
Reproducción de la pintada que llevó a la cárcel a Sánchez-Albornoz cuando apenas tenía 18 años
Tras pasar por Francia se marchó a Argentina y más tarde a Estados Unidos, y no pudo retresar a España hasta la muerte del dictador.
Hijo del también historiador Claudio Sánchez-Albornoz, que fue presidente de la República en el exilio en los años sesenta, su testimonio sobre el Valle de los Caídos cobra especial relevancia en un momento en el que el Gobierno prepara una profunda
reforma sobre la ley de memoria histórica
que tiene en el punto de mira a
todos los símbolos del franquismo
.
Vídeo del acto de homenaje en la Universidad Complutense
Sánchez-Albornoz recibirá otro homenaje este jueves en el Instituto Cervantes, organismo que dirigió en la primera mitad de los años 90 del siglo pasado.
Nicolás Sánchez-Albornoz: “El franquismo no es un recuerdo porque sigue vivo”
El historiador Nicolás Sánchez-Albornoz se convierte en el primer exdirector del Instituto Cervantes que deposita en su Caja de las Letras un legado personal que, en su caso, será “de gran valor histórico” según la institución. ZIPIEFE
El que fuera fundador y primer director del Instituto Cervantes hizo entrega de su legado a la entidad y aprovechó para opinar sobre la situación del Valle de los Caídos, en el que trabajó forzosamente
La cámara acorazada que da cobijo a la Caja de las letras fue el lugar escogido por el
Instituto Cervantes
para que Nicolás Sánchez-Albornoz hiciera entrega de su legado a la entidad. El historiador, “aunque no hombre de letras por mucho que haya escrito” según sus propias palabras, ingresó solo tres objetos en la característica caja fuerte, grabada con el número 1467. Nacido en Madrid en 1926, Sánchez-Albornoz vio como su padre, Claudio, que fue ministro de la República e incluso llegó a presidirla en el exilio entre 1962 y 1971, se veía primero cesado de su cargo en la Academia de la Historia y luego
obligado a dejar el país al comenzar la dictadura
. Precisamente de su padre, ya fallecido, era la medalla de la Academia que entregó el homenajeado, un oro de 1926 que ya intentó devolver pero que no encontró responsables. Además, legó un colgante también en oro que le entregó la Academia Portuguesa de la Historia y la propia pluma con la que se firmó el acuerdo.
Acompañado por el actual director del Cervantes, Luis García Montero, el que fuera fundador y primer responsable de la Institución allá por 1975, quiso mostrar su “alegría” por el reconocimiento y manifestó su “orgullo” por la expansión del mismo por todo el mundo: en la actualidad, la institución cuenta con 87 centros repartidos por todo el mundo. Una vez hecha la entrega del legado, Sánchez-Albornoz atendió a los medios y, como represaliado del régimen, dio su opinión sobre la polémica que ha generado la exhumación del cadáver de Franco del
Valle de los Caídos
: “Es tremendamente doloroso que se debata siquiera la existencia del Monumento”, afirmó.
En su juventud, Nicolas Sánchez-Albornoz destacó por intentar restituir la Fedaración Universitaria Estatal (FUE) en la clandestinidad después de haber sido censurada por el régimen. Por estos intentos, la dictadura le condenó en 1947 a seis años de trabajos forzados en el mausoleo franquista. Después del primer año de condena, consiguió fugarse a Estados Unidos pasando por Argentina, pudiendo solo regresar a la muerte de Franco. A sus 92 años y como miembro de la Real Academia de la Historia, Sánchez-Albornoz lo tiene claro: “No es tanto que España no tenga memoria, como que el franquismo no es un recuerdo porque sigue vivo.
Aquí nunca hubo un Nüremberg
y eso hubiera facilitado mucho el sanar las heridas”.
“En la lengua se conserva la experiencia humana”
García Montero, que con este homenaje y la recientemente inaugurada exposición
Imprentas de la patria perdida
(140 obras editadas en el exilio) marca claramente el rumbo que le quiere dar al Cervantes, dijo querer “estar a la altura de las circunstancias” y dio a entender el acto como la restitución de un agravio comparativo: “En la lengua se conserva la experiencia humana y, cuando vivimos en tiempos marcados por la concepción de los mismos como de usar y tirar,
hay que guardar nuestro pasado como un tesoro
“, dijo. El director de la institución explicó que el reconocimiento a figuras como la de Sánchez-Albornoz expresan “dignidad en el tiempo de las aceleraciones para comprometernos con un mejor futuro”.
El primer director del Cervantes se suma así a la lista de ilustres que han ido dejando diversos objetos de valor en la Caja de las letras, a modo de cápsula del tiempo para las generaciones futuras. Entre las 1762 cajas que atesora la cámara acorazada, se pueden leer los nombres de Francisco Ayala, Margarita Salas, Antoni Tàpies, Luis García Berlanga o Elena Poniatowska. Además de la entrega del legado, el propio homenajeado asistirá a un debate sobre la memoria y el Cervantes con la Ministra Carmen Calvo, el cineasta Fernando Colomo y el profesor Leandro Prados, entre otros.