El Diario Oficial de Extremadura publicó el 13 de mayo el decreto por el que se declara el recinto zona BIC con categoría de sitio histórico. “El campo de Castuera es un referente de la memoria histórica y lugar obligado de recuerdo […]. Su significación histórica lo configura […] como símbolo de nuestra región, que lo hace merecedor de su máximo reconocimiento y protección”, afirma el decreto de la Consejería de Cultura y Turismo. El recinto pasa a ser un “símbolo” y no podrá explotarse comercialmente
Extremadura convierte así en “símbolo” un lugar que, hasta muy recientes fechas, apenas ha sido objeto de interés político, pese a que fue el campo de concentración con un funcionamiento más estable y prolongado del sur de España. El horror de Castuera ha estado siempre envuelto en el misterio y la leyenda negra. En el libro Cruz, Bandera y Caudillo, Antonio López pone nombres y apellidos a más de 130 “desaparecidos” allí. Pero podría haber muchos más. Todos los indicios apuntan a fusilamientos masivos al pie de la bocamina de La Gamonita.
Un cebadero de cerdos
Cayetano Ibarra, coordinador del Proyecto de Recuperación de Memoria la Histórica de Extremadura, se felicita por el decreto, pero puntualiza que la Junta “no tiene la propiedad”. “Se pretende protegerlo para que no sufra alteraciones y podamos seguir investigando. Pero la propiedad es la misma”, señala. Los dueños de los terrenos ya han pretendido utilizarlos para ubicar un cebadero de cerdos y una planta fotovoltaica, aunque ambos proyectos fueron frustrados.
El campo de Formentera fue declarado BIC, pero luego se anuló
El georradar muestra manchas que apuntan a la existencia de una fosa común junto a la tapia del cementerio, pero para cualquier excavación se necesita el permiso de los propietarios. Otro proyecto en el horizonte es la creación de un centro de interpretación sobre todo el universo carcelario franquista, lo que requeriría la expropiación de los terrenos, según fuentes de la Junta.
En su libro Entre la historia y la memoria, Javier Rodrigo contabiliza 104 campos de concentración franquistas en sentido estricto, dentro de un listado más amplio de 188 centros concebidos para el internamiento, castigo, reeducación y utilización como mano de obra forzada de presos republicanos. Rodrigo calcula que pasaron por todos esos lugares de represión más de 500.000 personas.
Pese a la magnitud de estos números, la zona BIC en Castuera constituye una excepción a la regla general. Sólo El Campament, el campo franquista de Formentera, fue declarado antes zona BIC, el 10 de julio de 2001. Pero, tras la denuncia de los propietarios de los terrenos, los tribunales anularon la declaración el 29 de marzo de 2007 por defectos de forma.
Las asociaciones denuncian reiteradamente el abandono de estos recintos. Apenas hay reconocimientos más allá de sencillas placas institucionales o de la CNT, un puñado de monolitos y alguna pequeña escultura. Lo que fue el campo de Los Almendros, en Alicante, es hoy un centro comercial. En Albatera, también en Alicante, se cultivan palmeras. Y hay más casos similares.
Desinterés institucional
La desgana de las Administraciones hace que las rehabilitaciones de los restos escaseen. No obstante, hay excepciones. El catálogo de vestigios del franquismo en edificios públicos elaborado por el Gobierno detalla que quedan restos de antiguas edificaciones, de un lavadero y de una muralla del campo de concentración de Miranda de Ebro (Burgos). El informe señala que el Ayuntamiento ha rehabilitado los vestigios y se encarga del mantenimiento. Los restos están protegidos por el Plan General de Ordenación Urbana del municipio burgalés.
“Es muy difícil encontrar hoy restos de campos de concentración”, resume Cecilio Gordillo, coordinador de Memoria Histórica de la CGT. Y añade, con ironía : “Pero hay un espacio de memoria que sí está protegido y bien conservado. ¿Que cuál es ? ¡Pues el Valle de los Caídos, claro !”.
ÁNGEL MUNÁRRIZ – SEVILLA – 02/06/2009 PUBULICO
Antiguo campo de concentración de Castuera (Badajoz), con la mina al fondo. – LAURA LEÓN