El País/Natalia Junquera
El experto asegura que España “ha perdido mucho tiempo” y recuerda que las circunstancias de la Transición no son las actuales.
Salvioli, en un congreso sobre derechos humanos celebrado en Valencia en 2018.MIGUEL ÁNGEL POLO
El abogado argentino Fabián Salvioli, de 58 años, es, desde 2018, el relator especial de Naciones Unidas para la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición. Un cargo de nombre largo con el que la ONU pretende revisar los mecanismos adoptados en el mundo tras violaciones graves de derechos humanos y hacer recomendaciones. Previamente, Salvioli fue el presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, hasta que sustituyó a Pablo de Greiff, quien ha asesorado al Gobierno en la redacción de la nueva ley de memoria democrática. Tras el debate sobre la norma este jueves en el Congreso, comenta a EL PAÍS sus impresiones sobre el caso español, que sigue de cerca.
En primer lugar, Salvioli niega que sea un asunto “ideológico”, como plantea la oposición. “Hay más de 50 países que tienen procesos de justicia transicional. Una persona puede querer olvidar lo que quiera, pero una sociedad no. Esa es la manera, además, de construir el nunca más. Esto no son cuestiones que un Estado puede elegir. Son obligaciones jurídicas que derivan de los compromisos internacionales asumidos. Cuanto más democrático es un Estado más se ajusta a esos compromisos. España ha ratificado el pacto internacional de derechos civiles y políticos, la convención contra la tortura, la convención contra las desapariciones forzadas…”.
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España ha perdido mucho tiempo. Las circunstancias de la Transición cambiaron y este tema se podía haber abordado de una manera mucho más clara
Fabián Salvioli
El relator rechaza también el argumento de la Transición. “En España está siendo tan difícil porque se ha perdido mucho tiempo y en estos casos el paso del tiempo en vez de mitigar el dolor de las víctimas, lo aumenta. Las circusntancias que dieron lugar a la Transición podían ser razonables entonces, en los años setenta, pero no cuando España ingresa en la UE. Las circunstancias cambiaron y este tema se podía haber abordado de una manera mucho más clara. Siempre hay resistencias, en todo el mundo, y suelen venir de posiciionamientos que no valoran de una forma negativa los hechos que se han cometido. Como eso no lo pueden decir, recurren artilugios de otro estilo, como el ‘es mejor no mover las cosas, mejor olvidar…”.
Salvioli cree que la nueva ley tiene tiene “muchas virtudes” y que “durante el debate o más adelante, debe mejorar otros aspectos”. Entre las primeras cita que el Estado asuma la localización de las víctimas en fosas y cunetas, la resignificación de lugares como el Valle de los Caídos, la anulación de condenas “que aún estigmatizan” y la incorporación de “contenidos sobre memoria histórica en los colegios, porque de esa manera se va construyendo una sociedad democrática muy consciente de lo que pasó”. Entre los déficits de la nueva norma,el relator cree que debería “dejar claro que no se puede aplicar una amnistía a la investigación de estos crímenes” y niega, que como plantea la derecha en España, eso sea buscar venganza o revancha: “La aplicación del derecho y la Justicia es precisamente lo contrario a la venganza y los Estados están obligados a promover la rendición de cuentas de crímenes de esta magnitud. En Alemania se está juzgando esta semana a un hombre de 101 años que participó en los campos de concentración nazis y nadie lo ve como una afrenta”. “Estos procesos”, añade, “son difíciles”. “Hace 30 años parecía absolutamente inviable que Argentina, con sus leyes de amnistía, estuviera donde está hoy [se ha juzgado y condenado a decenas de responsables de los crímenes de la dictadura], pero la comunidad internacional empujó y las víctimas nunca bajaron los brazos y cuando eso sucede, al final, en algún momento se abre la puerta”.
El experto insiste en que los estándares internacionales hablan de una reparación “integral” y que para que estos procesos sean exitosos tienen que funcionar todas las patas: la de la justicia, la de la verdad, la memoria… “Por ejemplo, en la Ex Yugoslavia se ha condenado a algunas personas porque allí sí ha habido proceso de rendición de cuentas por hechos aberrantes, pero como falló otro pilar, el de las políticas de memoria, una parte de la población ve a esos condenados como héroes”.