Por “El Progreso”, Ceferino Valdés y Juan Díaz ; por “la Fusión”, Francisco Piñera y Eduardo Escotet ; por “La Federal”, Florencio Entrialgo y Luis González ; por “La Primera”, Pedro Sierra ; por “El Fieltro”, Miguel Castejón y Victoriano Pérez ; por “La Unión Marítima”, José Machargo y Valentín Uría ; por “El Modelo”, Julián Naranjo y Aurelio Alonso ; por “La Unión Obrera”, José Vega y Elisardo Puente ; por “La Cosmopolita” ; Leoncio Fernández y Aurelio Blanco ; por “S.G.S. de Ferroviarios del Norte”, Tirso Garrachón y Baldomero García ; por “La Cantábrica”, Andrés Fernández y Eduardo Díaz ; por “La Nueva Metalúrgica”, Leoncio García y Miguel Ciurana ; por “La Minerva”, Ramón Martínez y Luis F. Arribas ; por “Senefelder”, Robustiano Viña y José Gómez ; por “La Fraternal”, Eleuterio Quintanilla y Arsenio G. de Arriba ; por “La Constructiva”, Jesús Carril y Constantino González ; por “La Textil”, Manuel Riestra y Prudencio Tuñón ; por “Luz y Fuerza”, José López y Joaquín Piquero ; por “La Unión Asturiana”, Félix Fierro y José A. Marqués ; por “La Independencia”, Ángel Gil y Paulino Fernández ; por “La Fraternidad”, Laureano Pérez y Casimiro González. A la sociedad “El Reflejo” no le fue posible enviar representantes.
El Congreso Obrero se prolongó durante diez días, en sesiones de ocho a once de la noche, pues entonces no había ni liberados ni horas sindicales y la jornada laboral no bajaba de las diez horas diarias. Las sesiones comenzaban con la lectura y aprobación del acta anterior y finalizaban con la elección del presidente y secretarios para la siguiente sesión. Todos los temas a tratar se agruparon en seis ponencias y se designaron los delegados para su elaboración. Durante el Congreso destacaron por su clarividencia Eleuterio Quintanilla, Pedro Sierra y Ramón Martínez.
El Congreso acordó establecer una cuota mínima de 25 céntimos para los oficiales y de 15 céntimos para los aprendices y los que perciban un jornal inferior a las dos pesetas. Se aprobó que las sociedades adheridas al Comité Pro-Presos cotizasen 5 céntimos por asociado y que el socorro a los presos fuera de tres pesetas diarias. Por unanimidad se acordó adquirir una imprenta, para lo que se emitirían 30.000 pesetas en acciones de una, dos, cinco y venticinco pesetas. Sobre la jornada laboral, se encargó a la Federación que hiciera campaña para organizar a los que trabajan más de diez horas a fin de que esa fuera la jornada máxima para todos.
Se debatió el problema de los reconocimientos médicos, que se dejó al arbitrio de las sociedades por ser un problema nacional, proponiéndose la creación de una oficina jurídico-consultiva que se ocupase de las reclamaciones por accidentes de trabajo. Por 16 votos contra 9, se aprobó que las sociedades aportasen 5 céntimos mensuales por afiliado para la creación de un fondo de resistencia para socorrer con especies o en metálico a los huelguistas necesitados, creándose cuando hubiera capital suficiente una cocina comunista. Se aprobó y se encargó a cuatro congresistas la redacción de una ponencia con la propuesta de unificación de los dos Centros obreros de Gijón.
Se crearon subsecciones para los trabajadores de pueblos próximos. Sobre la propuesta de crear una “Cooperativa de Producción y Consumo”, aunque la mayoría era partidiaria, se acordó que una comisión estudiase y elaborase una propuesta para el próximo Congreso. Por 14 votos contra 13, se aprobó rebajar de 25 a 15 céntimos la cotización para la construcción de la Casa del Pueblo a cambio de que las Sociedades recaudasen más. Por unanimidad se aprobó que en vez de dedicar la mitad del jornal del Primero de Mayo para la Casa del Pueblo, se adquiriese semanalmente un cupón de 10 céntimos. Se aprobó la edición de un periódico semanal y se recordó que “Solidaridad Obrera”, en su primera época, vendía dos mil ejemplares ; se estima en 1.500 pesetas el dinero necesario para afrontar el lanzamiento del periódico y se acordó crear una plaza de Director-administrador con un salario de 30 pesetas semanales.
Se aceptó ir a la creación de una Mutualidad que proporcionase médico, medicinas y algún socorro a los afiliados. Se acordó que el proletariado gijonés cooperase a la obra de fusionar a todas las fuerzas proletarias del país y que representantes de las Sociedades acudiesen a la asamblea nacional convocada por la Federación Ferroviaria para llegar a la fusión de la UGT y la CNT.
El Congreso acordó apoyar todas las acciones contra los amarillos. Se aceptó la creación de una Sociedad de Inquilinos y Consumidores que se enfrentase a los abusos de los caseros, el incumplimiento de las ordenanzas municipales y de higiene, y vigilase la fidelidad del peso y pureza de los artículos en los comercios. Se creó una Escuela para la formación sindical de presidentes, secretarios y tesoreros.
El Congreso acordó dirigirse a la Federación Solidaridad Obrera para la implantación de una Liga antitabaquista, antialcohólica y antisensualista, así como la creación de una biblioteca. Quedó para el próximo Congreso, por imposibilidad económica, la propuesta de crear una escuela racionalista para los hijos de los asociados ; mientras, se seguiría apoyando la Escuela Neutra existente en Gijón.
Se aprobó por unanimidad la propuesta de Eleuterio Quintanilla de dirigir sendos telegramas a UGT y CNT pidiendo su unificación para obligar al Gobierno a controlar a “los agiotistas y acaparadores” y acabar con el encarecimiento de las subsistencias.
Los acuerdos de este primer Congreso Obrero gijonés se entregarían por escrito a todos los afiliados y las Sociedades dispondrían de dos meses para dar su consentimiento o no a los acuerdos del Congreso. También se estableció la celebración de un congreso todos los años a primeros de Abril.