Público/María Serrano
Se tiene previsto la finalización de los trabajos de exhumación para el día 25 de octubre de 2017, gracias a la voluntad de su nieta, M Luisa.
http://www.publico.es/politica/minero-anarquista-al-quemaron-biblioteca.html
“Pedro Masera Polo. Fusilado por Consejo de Guerra. Causa de la muerte. Hemorragia interna. Lugar de fallecimiento. Huelva, cerca de la Soledad. Cargos.
Auxilio a la rebelión
”. La historia de este minero anarquista nunca descansó en paz para los suyos. María Luisa Masera, su nieta, tiene ahora sesenta y nueve años y pide justicia desde hace siete meses ante el Ayuntamiento de Huelva capital, gobernado por el PP. “Era una de aquellas niñas de la posguerra que
vivió el trauma del silencio de sus padres
. Nadie contaba lo que había pasado hasta que tuve la edad suficiente”, aclara en conversación a Público.
El pasado mes de abril tramitaría en el Ayuntamiento de Huelva capital, la primera petición de exhumación de un fusilado de la guerra, de las
casi 4.000 víctimas que descansan en este camposanto.
“Todo fueron buenas intenciones por parte del alcalde, Gabriel Cruz, pero poco hicieron para buscar una solución al trauma de las víctimas de estos crímenes de estado hace ochenta años”.
El silencio del gobierno local llevó a María Luisa a acudir a la oficina del Defensor del Pueblo Andaluz,
Jesús Maeztu
, para tramitar una reclamación. Siete meses después de escritos y ruegos y gracias a la ayuda del grupo de CGT de Memoria en Andalucía, la historia de este minero ha vuelto a salir a la luz. La Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía ya ha iniciado los trámites pertinentes para realizar las catas con las coordenadas indicadas por el forense, que certificó la muerte de Masera
el 10 de febrero de 1938.
Con 61 años, fue fusilado de madrugada junto a un grupo de compañeros, traslados desde la vieja cárcel de Huelva, declarada lugar de memoria de Andalucía, aunque en estado de ruinas y absoluta dejadez
La biblioteca de Masera
El abuelo de María Luisa era minero en el pequeño municipio de Cerro de Andévalo, con apenas dos mil habitantes. “En el pueblo lo apodaban
Pedro Palillo
y tenía una biblioteca en su casa que aún hoy los más ancianos recuerdan”. Schopenhauer, Nietzsche, Voltaire, la enciclopedia completa de Rousseau… “Estaba suscrito a revistas como Solidaridad Obrera desde Barcelona y mandaba hasta artículos para que se los publicaran, además de recibir publicaciones de divulgación científica de la época como la revista Estudios o la revista Blanca”. Pedro trabajaba por jornales en la mina y
era autodidacta.
María Luisa no olvida como sus apellidos figuraban en muchas “listas negras”, a causa de su actividad política.
“Le costaba conseguir trabajo en la mina de Río Tinto y se tenía que ir a otras compañías más pequeñas en la zona por su vinculación a la CNT”, recuerda su nieta. La actividad de Masera, con sesenta años ya en aquella época, se centraba en llevar sus libros hasta el conocido casino del pueblo del Cerro, donde muchas veces hacía reuniones sobre política y leía
“en voz alta”
para todos los asistentes en la sala de arriba. “Nunca estuvo metido en disturbios y es lo que más me duele es que tuviera que vivir aquel infierno con esa edad”.
El mayor de los Masera decidió entregarse al cuartel de la Guardia Civil en marzo de 1937.
Desde el inicio del golpe había permanecido escondido en la sierra. Su hijo Pedro, padre de María Luisa, habría marchado a Madrid a luchar como miliciano. “No quería que tomaran represalias contra sus hijas como sabía qué hacían en muchos pueblos y fueron hasta su casa donde quemaron todos los libros de biblioteca en medio de la calle, lanzando todos los ejemplares por la ventana y haciendo una
hoguera púbica”.
En aquel incendio también destrozarían la importante correspondencia que Pedro Masera Polo mantenía con importantes intelectuales de aquella etapa como Francisco Ferrer Guardia, precursor de la Escuela Moderna.
El forense que certificó, al pie de la fosa del cementerio de la Soledad, la muerte de Masera dejó por escrito las coordenadas exactas del enterramiento.
No fue el único familiar represaliado para María Luisa. Su padre, también Pedro Masera, sería internado en 1939 en el campo de concentración de los Almendros, Alicante.
“Tenía pasaporte para viajar a Veracruz pero aquel barco nunca llegaría”
a tiempo. Tras aquel primer intento de huida, el joven Masera pasaría por cárceles de toda la geografía hasta llegar a su ciudad, Huelva, donde sería internado en la antigua prisión provincial. “Mi padre recordaba a compañeros morir de hambre con la espalda negra por las chinches que tenían en todo el cuerpo y tendidos cada noche sin llevarse nada a la boca”. Hasta 1945, Pedro Masera estuvo encarcelado. “No conoció la triste noticia de la muerte de mi abuelo hasta que salió muchos años más tarde”.
La casa del Cerro, donde Pedro Masera Polo guardaba su biblioteca, fue destrozada y posteriormente abandonada. “Hasta principio de los 60, mis padres no me llevaron al Cerro para intentar vender la casa que estaba en malísimas condiciones. Yo tenía ya quince años y fue cuando nos enteramos por los vecinos cómo
quemaron todas sus pertenencias y sus libros.
Aquel recuerdo ha sido para mí un gran trauma en mi vida”, apunta.
Una pista clave, las coordenadas
El forense que certificó, al pie de la fosa del cementerio de la Soledad, la muerte de Masera dejó por escrito las coordenadas exactas del enterramiento. “Gracias a estos datos tengo más esperanzas de que podrán encontrar a mi abuelo”, aclara. La Dirección General de Memoria Democrática iniciará los trabajos antes de finalizar el año. Si el resultado es positivo, la administración andaluza se hará “cargo de las labores de
exhumación e identificación del minero
”, según han destacado en una nota.
Hay que poner “Mineros de la sierra de Huelva apresados en la zona de la Pañoleta” (Archivo Serrano)
Video grabado durante la exhumación de los restos de Pedro Masera