El Diario de León/Verónica Viñas
El 11 de diciembre se cumplió el 80 aniversario de la muerte de quien fue elegido Secretario General de la CNT en el Congreso del 31. Asistió al II Congreso de la Internacional Comunista en 1920 y elaboró un informe muy crítico con la revolución consolidada de los bolcheviques.
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Las obras de Ángel Pestaña, líder de la CNT y fundador del Partido Sindicalista, pasan a ser de dominio público
Ángel Pestaña era, antes que nada, un soñador. Un joven que con sólo 15 años fue a parar a la cárcel por defender una jornada laboral justa de ocho horas, en una época en la que había una delgada línea entre el trabajo y la esclavitud. Ahora, 80 años después de su muerte, conmueve la personalidad de un leonés cuyos escritos siguen vigentes y que, libres de derechos, pueden consultarse de forma gratuita en la Biblioteca Nacional. 1937 es un año especial. No sólo murió el líder anarquista leonés Ángel Pestaña, sino el fascista Emilio Mola y el líder del POUM Andreu Nin, entre otros muchos escritores de los dos bandos.
En su libro Lo que aprendí de la vida, este berciano de Santo Tomás de las Ollas cuenta su propia historia, una tragedia digna de una novela. Una biografía atroz. Abandonado a los pocos años por su madre, que huyó con su hermana Balbina, con sólo diez años ya bajaba a una peligrosa mina inundada. A los 14 se quedó huérfano, tras la muerte por bronconeumonía de su padre en un oscuro cuartucho donde le vio agonizar durante cuatro días.
Su padre quería que fuera sacerdote, para que aprendiera a leer y escribir, no como él, que jamás fue a la escuela. Pero de herencia su padre le legó una deuda de 27 pesetas. Nadie le ayudó. «Nunca como entonces comprendí la ingratitud humana ni la dureza de sentimientos que crea la pobreza», escribió al evocar aquella época. Minero, peón ferroviario, estibador y hasta alpargatero fueron algunos de los oficios que desempeñó en los años siguientes, al tiempo que esquivaba la prisión. Huiría a Francia, donde conocería a su compañera y madre de sus tres hijos, María Espes. De allí acabaría en Argel, donde aprendería el oficio de relojero y comenzaría a colaborar en la revista Tierra y Libertad. Ya en Barcelona, en los labores de la I Guerra Mundial, comenzó a colaborar con la CNT. Defendía la fusión de la CNT y la UGT, para crear un sindicato fuerte que mejorase las precarias condiciones laborales de unos trabajadores que apenas tenían derechos. En 1920 viajó a Moscú como miembro destacado de la CNT, donde participó en el segundo Congreso de la Internacional Comunista. Pero volvió decepcionado de los métodos autoritarios soviéticos. Pestaña, cuya ideología podía resumirse en «libertad por encima de todo», se enfrentó al mismísimo Lenin y a Trotski. «Se ha afirmado que sin Partido Comunista no hay revolución. Un partido no hace una revolución, sino en todo caso un golpe de Estado; y un golpe de Estado no es una revolución», les espetó Pestaña, que llegó a acusar a Lenin de autoritario. Los líderes soviéticos se dedicaron dos días a rebatirle y no volvieron a concederle la palabra. Fruto de aquel viaje publicaría sendos libros: Setenta días en Rusia. Lo que yo vi y Setenta días en Rusia. Lo que yo pienso. Pestaña, en privado, le dijo a Lenin que la mayoría de los participantes del congreso eran unos «arribistas», que se comportaban como burgueses.
En las páginas de Solidaridad Obrera, el líder leonés destapó varios casos de corrupción y denunció a las bandas de pistoleros a sueldo pagadas por la patronal para amedrentar a los trabajadores.
Pese a que siempre condenó la ‘acción directa’ que propugnaban otros destacados líderes sindicales y que, básicamente, consistía en atentar contra el patrón, en 1920 pusieron precio a su cabeza. Exactamente, 23.000 pesetas. Nuevamente, tuvo que buscar refugio en Francia. El gobernador de Barcelona Martínez Anido a punto estuvo de conseguir su propósito de liquidar a Pestaña. Herido por un pistolero en 1922, encontró refugio en el hospital de Barcelona y el gobernador fue cesado fulminantemente.
En 1924 lanzó la idea de una gran coalición de izquierdas, para combatir a la derecha golpista. Durante la Dictadura de Primo de Rivera Pestaña volvió a la cárcel. Durante la II República, en 1932 es expulsado de la CNT porque se ha convertido en una voz incómoda. Dos años después funda el Partido Sindicalista, que obtiene dos escaños en las elecciones de 1936, uno de ellos del propio Pestaña, por la provincia de Cádiz. Con el estallido de la contienda civil es nombrado subsecretario general de Guerra. Pestaña fallece en 1937 y a su entierro acuden personalidades como Indalecio Prieto o Lluís Companys.
Ángel Pestaña en el Congreso de la Internacional Comunista en Moscú.
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Ángel Pestaña rodeado de papeles. DL –
Pestaña con su mujer y su hijo después de sufrir el atentado.
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