La investigación sobre los también conocidos como presos del canal –construyeron a base de trabajos forzados el canal del Bajo Guadalquivir– recluidos en Los Merinales que lleva a cabo el abogado Rafael de Castro, de la Fundación Memorial Merinales, deberá ser aprobada en uno de últimos plenos del año, “posiblemente el de noviembre” comentó ayer la presidenta de la comisión para la Memoria Histórica de Dos Hermanas, María Antonia Naharro. “La intención es remitir toda la documentación a juez por si puede serle de utilidad en su investigación” señaló la presidenta, que defiende que el reconocimiento a los presos del franquismo y la Guerra Civil supone “un acto de justicia”.
Este proyecto se inició tras la aprobación en pleno del Ayuntamiento de Dos Hermanas, en septiembre de 2005, de una moción presentada por IU en la que solicitaba la realización de los estudios y las gestiones jurídicas necesarias para que se inscribiesen en el registro civil los nombres las personas asesinadas durante la Guerra Civil española en la ciudad de Dos Hermanas.
Pero no es un trámite fácil : por una parte, no todos los desaparecidos aparecen en el registro civil, y por otra, hay nombres que sí aparecen, pero han sido localizados sus restos. Y aún es más : en la mayoría de los casos, según Cecilio Gordillo,de CGT e impulsor del reconocimiento público a los luchadores por la libertad represaliados en Los Merinales, ni constan sus nombres ni han hallado tampoco sus esqueletos.
En la actualidad, según la presidenta de la asociación de Memoria Histórica nazarena, el abogado de Castro está ultimando esa investigación tras documentar a unas 46 personas de un listado inicial presentado hace tres años con 133 desaparecidos.
El listado de desaparecidos fue presentado por el único historiador vivo de un grupo de siete estudiosos anarquistas y socialistas que inició la recuperación de la memoria local hace 29 años, José Sánchez (CNT). Su última aportación, el desaparecido que hará el número 134 : José Cexto, nazareno de 42 años. Sánchez considera “un orgullo” que el juez Garzón investigue las detenciones ilegales del franquismo. Pero echa de menos un juicio como el de Núremberg.
Pedro Cela
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