FECHA

El comandante Moreno no está
Ni rastro. El jefe del Batallón Galicia no está en San Sebastián. Mientras la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica asegura que los presuntos huesos del comandante Moreno fueron enviados a la Universidad del País Vasco (UPV) para la elaboración de un informe forense, el propio jefe del laboratorio al que sistemáticamente llegan los restos exhumados de los represaliados de la Guerra dice que el legendario líder del anarquismo gallego no está en su particular campo de batalla. Además, si el vicepresidente de la ARMH, Santiago Macías, da ya por sentado que el esqueleto hallado el primero de marzo en el Alto do Acebo (A Fonsagrada) es el de José Moreno Torres, arqueólogos que han trabajado en la zona muestran sus reservas ante tal afirmación.


El vicepresidente de la ARMH afirma que en marzo se halló el esqueleto de Moreno

’Algunas veces es imposible obtener ADN en los huesos’, dicen en la UPV ’No hay duda de que se trata de Moreno, porque hay ciertas señales que lo confirman : unos restos de hebillas y unas piezas dentales de oro’, dice Macías. El escritor está tan convencido de que los huesos descubiertos son los de Moreno que incluso se atreve a afirmar que, en este caso, la prueba de ADN ’no hace falta’. ’Si mandamos los restos del comandante a San Sebastián es para que se elabore un informe forense que determine con detalle cómo lo mataron’.

Pero el asunto de los dientes de oro es una pista que no confirma casi nada. Moreno tenía dientes de oro, sí, un signo de ostentación en una época y un lugar en los que abundaban los desdentados. Y el cráneo exhumado en marzo por la ARMH lucía piezas postizas, una característica que lo convierte en firme candidato. Sin embargo, esta calavera no fue la única con dientes de oro que apareció en O Acebo.

En las dos primeras prospecciones que tuvieron lugar en la zona, allá por agosto del año pasado, se levantaron los restos de 11 republicanos asesinados a la vez que Moreno, en octubre del 37, y en una fosa de ocho también aparecía entre las mandíbulas recuperadas una con puente de oro. Entonces, un portavoz del equipo de arqueólogos de la ARMH dijo que no se podía descartar que el propietario de esa pieza dental fuese el ansiado comandante del Batallón Galicia.

Hoy, en la UPV, dice Francisco Echeverría, jefe del laboratorio forense del centro, no esperan a la cola para ser analizados más que los restos de esos ocho represaliados de la primera fosa, el lote en el que, según afirma ahora la ARMH, no estaba Moreno. Porque Moreno, para la asociación, apareció más tarde (marzo de 2008) y viajó después.

’De A Fonsagrada, aquí sólo tengo siete cajas que aún no hemos preparado y un esqueleto, el número 5, que ya hemos procesado [limpiado, medido, calculado la edad y preparado para la prueba de ADN]’, cuenta por teléfono Echeverría Gabilondo desde su laboratorio. ’Lo sé porque los estoy viendo en este instante. Los tengo aquí delante’. Este profesor de Medicina Forense, uno de los más prestigiosos del Estado, identificó en su momento los restos de Lasa y Zabala y actualmente se encuentra desbordado con los huesos de la memoria histórica. En la sala en la que trabaja, con la ayuda de dos becarios, se amontonan unos 200 esqueletos de hombres asesinados hace 70 años. Francisco Echeverría cree que a finales de septiembre se podrán dar a conocer las identidades de los gallegos exhumados desde el verano pasado. Los de A Fonsagrada, los de Ponteareas, los de O Pino. Si llegan los restos de Moreno algún día, también se analizarán aquí. No obstante, el profesor advierte de que es fácil que de algunos de estos esqueletos no se consiga extraer ADN para compararlo con el de sus descendientes. ’El único de los de A Fonsagrada que hemos procesado, el número 5, está muy degradado y parece que nos va a dar problemas’, reconoce. ’Es algo que nos estamos encontrando en restos óseos procedentes de todo el Norte, desde Galicia al País Vasco. La gente piensa que el ADN es una herramienta poderosa, pero no siempre es así. A veces es imposible obtenerlo de los huesos, porque los nuestros son climas que causan mucha corrosión’. En estas ocasiones, los restos se salvan si hay pistas que ayudan a identificarlos. ’Recuerdo el caso de uno que, según los vecinos, llevaba un escapulario cuando fue fusilado’, cuenta Echevarría. ’Y efectivamente, en su fosa se halló el escapulario’. La duda asalta cuando, en vez de uno, aparecen dos esqueletos con escapulario. O dos con puente de oro.

SILVIA R. PONTEVEDRA – Santiago – 22/06/2008

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