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El anarcosindicalismo catalán no era independentista
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El autor discute las recientes interpretaciones sobre una tendencia independentista dentro de la CNT catalana hechas a partir de una conferencia del dirigente obrero Salvador Seguí.

Con la proximidad de las elecciones catalanas hemos podido comprobar el poder que los referentes históricos tienen para justificar las posiciones ideológicas presentes. Y para poder llegar a esos cometidos no se duda en ningún momento en manipular, malversar o malinterpretar algunas posiciones. Algo que en el nacionalismo es muy usual.

En una entrevista a David Fernández, candidato de las CUP (Candidatures d´Unitat Popular), se puso a Salvador Seguí, el “Noi del Sucre”, como ejemplo de la búsqueda de la independencia de Cataluña por un discurso que dio en el Ateneo de Madrid en octubre de 1919. Otras aportaciones han repetido la idea también en las páginas de DIAGONAL. El texto extraído decía así: “Que se dé, no ya la autonomía, que está después de todo es aceptable; que se dé incluso la independencia a Cataluña, y ¿sabéis quienes serían los primeros en no aceptar la independencia de Cataluña? Nosotros, no; de ninguna manera. Nosotros nos entenderíamos muy bien y pronto con la burguesía catalana. ¿Sabéis, repito, quienes serían los primeros en no aceptar la independencia de Cataluña? Los mercaderes de la Liga regionalista; la misma burguesía catalana que está dentro de la Liga regionalista, sería la que no aceptaría de ninguna manera la independencia de Cataluña”. Analizando el párrafo se puede llegar a la conclusión que Salvador Seguí, figura indiscutible de la CNT en ese momento, era partidario o no vería con malos ojos la independencia catalana. Así se puede formar la idea de que el anarcosindicalismo tuvo una variante independentista en Cataluña.

Recurrí a mi biblioteca donde tenía transcrito el texto completo de Salvador Seguí en el Ateneo de Madrid. En 1919 tanto Salvador Seguí como Ángel Pestaña dieron una serie de conferencias en Madrid donde departieron del sindicalismo y del terrorismo patronal en Barcelona. Al leer la conferencia completa de Seguí se puede entender lo extrapolada y fuera de lugar que queda la argumentación del dirigente de las CUP o posteriores políticos que recurrieron a Seguí para justificar sus ideas. En esa misma conferencia Seguí dice textualmente lo siguiente: “En Cataluña –hay necesidad de decirlo así – existe otro problema que el nuestro, y este he dicho ya anteriormente, no es el problema de Cataluña que es de España y es universal. En Cataluña no hay problema catalán, porque allí solamente siente ese problema la burguesía organizada, que está bajo los auspicios de la Liga regionalista”. El epígrafe que encabeza la conferencia reza de forma contundente: “En Cataluña no hay otro problema que el del proletariado”. En aquellas interesantes conferencias tanto Salvador Seguí como Ángel Pestaña quisieron demostrar lo siguiente: El problema que existía en el proletariado catalán era el problema que había generado el capitalismo. En aquellos momentos esa burguesía catalana, que defendía la independencia de Cataluña, apoyaba al Fomento del Trabajo y veía con buenos las políticas de represión contra el movimiento obrero que se estaba llevando a cabo por parte de los gobernadores civiles, militares, el Sindicato Libre de la patronal y la propia Corona de España. Un pistolerismo que llevó a Salvador Seguí a ser asesinado en 1923. Asesinato aplaudido por Cambó y los regionalistas.

Quizá escogió mal ejemplo el miembro de la CUP para poder reivindicar la independencia de Cataluña desde posiciones de izquierdas. El anarcosindicalismo nunca fue partidario de la independencia de Cataluña. Se da la situación de que la organización más poderosa del movimiento obrero catalán era la CNT, que apenas tenía sentimientos nacionalistas. Muy por el contrario los nacionalistas catalanes partían de posiciones de inferioridad numérica. Ello llevaba incluso a tildar a los integrantes de la CNT de “murcianos”, nombre despectivo que se daba a todo aquel que no había nacido en Cataluña.

Los sectores más progresistas del catalanismo, como fueron Lluis Companys, Francesc Layret (asesinados también por los pistoleros del Sindicato Libre) o Francesc Macià, intentaron siempre ganarse la confianza de los libertarios. Sin embargo la CNT siempre leyó la lucha política en clave internacionalista, al igual que era un sindicato de enorme implantación en todo el territorio español.

Cuando se proclamó la República en 1931, fue quizá el momento más dulce del nacionalismo catalán. Sin embargo no llegaron a proclamar la independencia de Cataluña. Los factores fueron varios:

1. Companys no pudo ver cumplido su objetivo de una República catalana dentro de la República española. El modelo que adoptó el Estado republicano español fue el autonómico. En ese sentido Companys no era un independentista sino un republicano federal

2. El independentismo quedó reducido a unos pequeños grupos como Estat catalá, cuyos miembros Josep Dencàs y Ventura Gassol fueron acusados de acercamiento a los fascistas italianos. En el caso de Dencàs era cierto.

3. La fuerza del anarcosindicalismo en Cataluña impedía cualquier intento de independencia, pues las fuerzas libertarias podrían conducir la revolución por derroteros que la propia burguesía catalana no aceptaba. De hecho los catalanistas llegaron a hacer surgir un sindicato propio de payeses, la Unió de Rabassaires (nacida en 1922), con el objetivo de descargar de influencia a la CNT.

Tal es así que al decretarse la Huelga General revolucionaria de octubre de 1934, la CNT la apoya en toda España, pero no la convoca en Cataluña, donde son los nacionalistas los que encabezan el movimiento y los anarcosindicalistas no se sienten identificados con ellos.

El inicio de Guerra Civil marca el canto del cisne para todas las organizaciones. En Cataluña se desarrolla una autentica revolución en el campo y la ciudad que desborda a las organizaciones nacionalistas como ERC, hasta que paulatinamente se vuelven a hacer con el control de la situación. Pero en todo momento la CNT tuvo una importantísima presencia tanto en los comités de fábrica, en el campo o en la Generalitat de Cataluña, hasta los Sucesos de Mayo de 1937. ERC, o algunos de sus sectores, encuentran un buen aliado en el PSUC, partido que proviene de la unificación de fuerzas emprendidas por los comunistas, que llegan incluso a controlar el sindicato UGT para plantear una contrafuerza a la CNT. Un PSUC que se mostró como una sección catalana de la Komintern, política que era incluso censurada por el propio PCE, pues solo podía haber una sección de la Internacional por país. Pero el PSUC llegó a conseguir el reconocimiento dentro de la Komintern como sección gracias a las gestiones de Joan Comorera, lo cual planteó una ruptura en la fuerte unidad que se había cimentado en el comunismo español hasta ese momento.

La derrota en la Guerra provoca la fuerte represión contra todos los componentes de las organizaciones de izquierda. A la muerte del dictador y la vuelta de la organizaciones a la legalidad, es el momento en el que en Cataluña, ya sin la influencia del anarcosindicalismo minado por la represión franquista y por el caso Scala y las escisiones en democracia, el nacionalismo se vuelve hegemónico.

Los independentistas catalanes tienen multitud de referentes históricos para poder cimentar sus ideas. Desde Companys hasta Layret, de Maciá a Tarradellas, y así un largo etcétera. Pero poner como ejemplo a Salvador Seguí o a cualquier anarcosindicalista es meterse en un jardín difícil de justificar, porque si hubo un movimiento que compitió con el nacionalismo por la influencia de la clase obrera, ese fue el anarcosindicalismo, movimiento hegemónico en el movimiento obrero y político catalán.


Mauricio Basterra


Extraido de:

diagonalperiodico.net

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