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Clase social y supervivencia: lo que nos enseñan los prisioneros españoles de Mauthausen
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The Conversation

Un estudio de la situación que padecieron las personas que fueron deportadas a Mauthausen. Algo que podemos generalizar a otros muchos campos de concentración nazis

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La masacre de los deportados republicanos al campo de concentración nazi de Mauthausen (actualmente Austria) y a campos de trabajo y exterminio limítrofes constituye uno de los episodios más vergonzosos y trágicos en la historia contemporánea de España. Según los números que analizamos en nuestro reciente estudio, 7 249 exiliados españoles fueron deportados a Mauthausen entre agosto de 1940 y mayo de 1945, de los cuales 4 747 perecieron en el campo.

Esto supone que un 66 por ciento de todos los exiliados españoles a Mauthausen fallecieron durante su cautiverio. Existen varios estudios históricos sobre la experiencia de los deportados españoles, entre ellos los de Montserrat RoigDavid Pike o Mercedes Vilanova, generalmente basados en historias orales de los supervivientes.

Aunque muy reveladoras de un sufrimiento inimaginable, las historias orales pueden introducir sesgos importantes a la hora de analizar la experiencia de la deportación española. Los recuerdos personales pueden estar teñidos por las emociones asociadas; los recopilados tienden a centrarse en una minoría de supervivientes cuya experiencia en el campo pudiera ser muy distinta a la del prisionero típico.

Una recopilación sistemática de datos

Portada del Libro Memorial. Españoles deportados a los campos nazis (1940 – 1945), Benito Bermejo y Sandra Checa, 2006. Ministerio de Cultura. Gobierno de España.

Nuestra contribución empírica ha sido compilar toda información cuantitativa disponible en el Libro Memorial. Españoles deportados a los campos nazis (1940-1945) sobre los deportados en el campo y, sobre todo, combinar esa información de forma sistemática con la documentación individualizada generada por los administradores del campo que recoge la ocupación, número de hijos y religión de cada prisionero.

En la base de datos resultante figuran desde jornaleros del campo a barberos y peluqueros, camareros, marineros, veterinarios o dibujantes. En función de la ocupación de cada prisionero, le asignamos una clase social siguiendo un esquema utilizado habitualmente por historiadores. Tras esta codificación, la base de datos construida y analizada en nuestro estudio incluye la fecha de entrada y salida del campo, la fecha y lugar de nacimiento, el campo de prisioneros en el que estuvieron antes de entrar en Mauthausen y si el prisionero murió en el campo o fue liberado, su estado civil al entrar en el campo y su categoría socio-profesional.

Un 50% fallecidos el primer año

Nuestro estudio primero analiza la probabilidad de supervivencia en el campo. Como muestra el siguiente gráfico, dicha probabilidad de sobrevivir se mantenía cerca de 1 los primeros cien días de estancia, pero empezaba a caer muy rápidamente a partir de ahí, dadas las draconianas 

condiciones de trabajo, las insuficientes raciones de comida, las enfermedades, así como el asesinato selectivo de prisioneros.

Al año de haber entrado en el campo, la mitad de los deportados ya había fallecido. A los casi dos años de entrada en el campo, dos tercios de los prisioneros habían perecido. Para el grupo que sobrevivió dos años, más allá de los 700 días, sin embargo, las probabilidades de supervivencia se estabilizan, lo que significa que un grupo de supervivientes de larga duración logró sobrevivir entre tres y casi cinco años hasta su liberación por las tropas estadounidenses el 5 de mayo de 1945.

Probabilidades de supervivencia

En la segunda parte, nuestro artículo analiza los determinantes individuales de la supervivencia. Concretamente consideramos para cada prisionero la provincia de nacimiento, edad de entrada en el campo, día y convoy en el que entraron en el campo, el estado civil de los prisioneros, su categoría ocupacional anterior a la entrada en el campo e incluso si eran ateos o se autodeclaraban creyentes en alguna religión.

En nuestro análisis descubrimos varios factores fundamentales a la hora de predecir la supervivencia. Primero, la edad del prisionero tiene un efecto primordial sobre la probabilidad de sobrevivir. Como cabría esperar, los prisioneros jóvenes tenían mayores probabilidades de supervivencia que los prisioneros mayores.

En segundo lugar, y este es el argumento central de nuestro artículo, existe un efecto muy importante de la clase social. En este sentido, los trabajadores de baja cualificación, especialmente los agrícolas, tuvieron muchas menos probabilidades de sobrevivir,

principalmente porque no consiguieron acceder a puestos privilegiados y protegidos dentro del campo o en kommandos exteriores.

Reclusos del campo de concentración realizando trabajos forzados transportando cargas de tierra para la construcción del ‘campo ruso’ (abril-mayo de 1942). Wikimedia Commons / US Holocaust Memorial Museum

Las clases trabajadoras, condenadas

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