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Catalina Silva fue enterrada el sábado en Moutauban
saramagoo


Todoslosnombres.org

Los hijos de Catalina leyeron el texto que aquí recogemos. También hay un enlace donde se puede ofrecer las condolencias a la familia


http://www.todoslosnombres.org/content/noticias/montauban-catalina-silva-fue-enterrada-el-sabado

CATALINA SILVA REPOSA EN EL CEMENTERIO DE MONTAUBAN

TLN. 14/08/2017

El pasado sábado 12, a las cinco de la tarde fue enterrada en la sepultura familiar Catalina Silva Cruz, Catalina Insúa para la administración francesa. Su cuerpo fue acompañado por un nutrido grupo de familiares y amigos.

Al llegar el féretro se oyó la canción “Caminante no hay camino” cantada por Juan Manuel Serrat e inspirada en el poema de otro exiliado, el poeta Antonio Machado. A continuación, los hijos leyeron el texto, cuya traducción se incluye. Por último sonó la canción de Violeta Parra, “Gracias a la vida” cantada por Joan Baez.

En este enlace electrónico del diario La Dépêche du Midi, todo aquel que lo desee, puede colocar sus condolencias a la familia


Enlace donde poder remitir el pésame a la familia de Catalina Silva

Texto pie de foto:
A la izquierda de la fotografía, con la niña María Montiano en brazos, Catalina Silva poco después de los sucesos. Fotografía. Leonardo Zambonino

Texto leído por los hijos en el acto (traducido del francés):

Nuestra madre, Catalina Silva Cruz, nació el 6 de enero de 1917 en un pequeño pueblo andaluz: Casas Viejas.

Con ella, desaparece el último testigo de la matanza de Casas Viejas, en la que una gran parte de su familia fue masacrada y quemada la noche del 11 de enero de 1933. Tenía 16 años.

En 1936, con la ocupación franquista de Andalucía, tras el asesinato de su hermana [María Silva, “La Libertaria”] logró escapar. Ronda, Málaga, Cartagena, Barcelona (donde se unió a nuestro padre [Agustín Bujan Vilas, “José Insúa”], Gerona y Figueras fueron las etapas de un viaje sin billete de vuelta.

Cuando entró en Francia fue internada, junto a centenares de mujeres españolas, en el castillo de Belay, en el departamento de L’Ain [al este de Francia, junto a la frontera Suiza]. Allí nació nuestro hermano José.

Cuando las tropas alemanas convirtieron el castillo en un cuartel, las autoridades francesas decidieron enviar a las mujeres de vuelta a España. Sin embargo, una protesta generalizada logró detener el tren y Catalina fue internada en el campo de concentración de Argelès. Allí sufrió el frío, el viento, la lluvia y la vigilancia de los soldados senegaleses.

Cuando nuestro padre regresó de los campos de trabajo en Burdeos, se instalaron en Montauban. Allí, en 1941 nació Agustín, su segundo hijo. Dos años después vivió el drama de la muerte de meningitis de su primogénito José. En 1949 nació Estrella y, en 1953, Universo.

Tras veinte años de separación, su madre María Cruz Jimenez, nuestra adorada abuela, se vino a vivir con ella. Juntas permanecieron hasta su muerte en 1983.

Mi madre nunca renunció a su nacionalidad española.

Toda su vida soñó con volver a Andalucía.

La historia tiene sus ironías. Esta noche, nuestra madre dormirá en este cementerio a escasos metros del principal responsable de la matanza de Casas Viejas. El que era presidente del gobierno de la república española: Manuel Azaña,  condenado socialmente en España por la matanza cometida en Casas Viejas y que se benefició de los privilegios que le concedía su cargo. Quien sacrificó los intereses colectivos de España, se encontraba, por azares del destino, en arresto domiciliario en el Hotel Du Midi de Montauban bajo la protección de la embajada mexicana.

Al llegar a Montauban, mi madre lo vio recorrer el balcón del hotel diciendo: “¡Son los muertos de Casas Viejas los que me persiguen!”. Había perdido la cabeza.

Mama, descansa en paz. Ya nada te podrá hacer sufrir.

Que la tierra te sea leve. Vivirás siempre en nuestros corazones.

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