FECHA

Castura (Badajoz) : Un “lugar de Memoria” amenazado
Desde la Asociación Memorial Campo de Concentración de Castuera se hace un llamamiento a la ciudadanía para que impidan que el espacio (LUGAR DE MEMORIA) que ocupó dicho campo no lo hagan desaparecer, ya sea para hacer “unas cochineras o una planta fotovoltaica”.

Por ello se pide dirigirse al Alcalde de dicha localidad ; Francisco Martos Ortiz y a la Consejera de Cultura de la Junta de Extremadura, Leonor Flores Rabazo (c/ Almendralejo 14 . 06800 MERIDA) manifestando la repulsa por estas iniciativas y (añadimos nosotros) se tomen las medidas necesarias para que en el futuro se vuelva a intentarlo, algo que se evitaría con la declaración de dicho lugar como de interés social e iniciando un expediente de expropiación.

A la vez que se le haga llevar muestras de solidaridad a :

Asociación Memorial Campo de Concentración de Castuera

Apartado 98

06420 Castuera (Badajoz)

memorialcpas@mixmail.com

…………………………………………………………………………………………………….


EL CAMPO.

Se construyó un gran campo de prisioneros cercano a Castuera al finalizar las hostilidades en el frente de La Serena, el cual se mantuvo estabilizado durante mucho tiempo y fue escenario de cruentas batallas. Se situó en la ladera norte de la sierra de Las Pozatas, en la finca denominada “La Verilleja”, cerca de la línea férrea Badajoz-Madrid, y al pie de unas antiguas minas de plomo argentífero. El campo aparece como un gran centro de distribución de presos, escenario de los primeros momentos de la represión ya institucionalizada. Estuvo funcionando desde abril de 1939 hasta finales de febrero de 1940.

Un sistema de fosos y alambradas delimitaba un gran espacio rectangular donde aproximadamente estuvieron retenidos entre 9.000 y 11.000 personas según los testimonios orales. Posiblemente el número debió ser sensiblemente inferior, tal vez en torno a 5.000 presos. Desde la inmediata Sierra de las Pozatas se vigilaba el campo, sobre el que se tenía una magnífica vista. Allí se construyó un nido de ametralladoras.

Tras los fosos se encontraban unos 70 barracones organizados a lo largo de unas calles empedradas. Los vigilantes se situaban en garitas distribuidas por todo el contorno del campo. Las condiciones de vida eran pésimas : el campo se caracterizaba por el hacinamiento de los presos. Pronto pasó a ser escenario de episodios violentos que lo ha mantenido en la memoria colectiva de muchas generaciones como un lugar asociado a la represión más dura, la que se desencadena inmediatamente después de concluida la guerra. Entre los presos corría el rumor de que a la próxima mina de “La Gamonita” eran arrojados vivos muchos de ellos.

Aunque los testimonios orales insisten en esta cuestión, hay que destacar que parecen moverse en la dimensión confusa donde se mezclan los rumores, el horror pasado, con algún testimonio ya imposible de situar. Posiblemente pudiera darse algún episodio donde esto ocurriese, aunque por las informaciones que hemos manejado hay que descartar que en algún momento fuera un método de exterminio más o menos sistematizado. Sí eran frecuentes las sacas de presos, para ajustar cuentas, así como el uso continuo de la violencia (física y psíquica) para con los presos y sus familiares.

El cierre del campo tiene que ver con los problemas de seguridad por el alto número de presos y por el inicio de un proceso de “normalización” en la represión. Muchos prisioneros eran avalados por familiares y autoridades y eran sacados del mismo. Otros fueron dirigidos a tribunales especiales que los condenaron a trabajos forzados, otros fueron repartidos por las cárceles de la provincia mientras se cerraba su nivel de implicación en la defensa de la República, su participación en la guerra o el grado de sus simpatías hacia los vencedores.

Pablo Ortiz. IES Cristo del Rosario (Zafra, Badajoz). Extracto ponencia presentada al Congreso sobre “campos de concentración y el mundo penitenciario en España durante la guerra civil y el franquismo”. Barcelona 21-23 Diciembre 2002.

………………………………………………………………………………………………………

EL LIBRO :


“CRUZ, BANDERA y CAUDILLO. El CAMPO de ONCENTRACIÓN de CASTUERA”. de Antonio

López.

SÍNTESIS DEL LIBRO : Con la publicación del trabajo sobre el Campo de Concentración de Castuera se pone de manifiesto la trascendencia de dicho campo como lugar de represión y aniquilación selectiva. Situado en las proximidades de Castuera su origen y relevancia estuvieron marcados por el final de la guerra y la caída en manos de los victoriosos franquistas de miles de prisioneros de guerra.

Cercanos a las líneas de frente se establecieron varios campos de concentración provisionales, zona de la Siberia extremeña, en pueblos aledaños de la provincia de Ciudad Real y en la provincia de Córdoba, los cuales fueron enviando prisioneros hacia Castuera. En este último la clasificación de los soldados republicanos, reeducación y represión fueron las funciones principales desplegadas tras sus alambradas.

Por la proximidad de la Prisión del Partido de Castuera y el aluvión de refugiados que retornaban a sus pueblos el Campo de Concentración también contuvo un número sin determinar de civiles, sólo hombres.

En su año de existencia, desde finales de marzo de 1939 hasta mediados de marzo de 1940, destacaron las sacas ejercidas sobre los barracones de los incomunicados. En éstos se hacinaban miembros destacados del ejército vencido junto con civiles que habían tenido relevancia en la vida política de la República.

Por tanto el Campo de Concentración tiene dos ámbitos principales de actuación, sobre el ejército vencido y sobre la comarca de La Serena que lo contuvo.

En los pueblos de esta última comarca aún quedan historias de su brutalidad, al igual que aún queda dar respuesta a las familias de los “desaparecidos” en el Campo de Concentración de Castuera.

El libro lo podéis conseguir gratuitamente solicitándolo a :

CEDER LA SERENA

Plaza de España, s/n. 06420 CASTUERA cederserena@la-serena.com

Scroll al inicio