Don Manuel Delgado Carrasco vivió en Inglaterra, en el exilio y tras muchos años sin volver, pudo visitar Alcalá. Tuve ocasión de compartir una agradable comida en la que me sentí un privilegiado. Todos, excepto yo, había sido militantes antifascistas, anarquistas y algún socialista. Algunos, Don Manuel y Don Joaquín, volvían del exilio y se reencontraban con sus amigos y compañeros. Fue una agradable comida. Hoy todos ya están muertos.
Esta carta que transcribo se la envió Don Manuel a Luis Romero siendo éste alcalde. Aclara un episodio de nuestra más triste historia y es el referido a la “pretendida quema del Beaterio”. Acusación ésta que siempre cayó sobre los anarquistas en particular y sobre los rojos en general.
Cuando tuve la ocasión de escribir sobre Don Antonio Gallego Visglerio, alcalde fusilado tras el golpe de estado de 1936, recogíamos los testimonios de la propia hermana mayor del Beaterio agradeciendo a Don Antonio la ayuda que siempre le había prestado al citado Beaterio y la ayuda que él mismo había ofrecido para acoger en su casa a las monjas si se producía algún ataque.
Así pues, aunque demasiado tarde, he aquí la carta para conocimiento de toda la ciudadanía de Alcalá. Don Fernando Toscano, excelente historiador y excelente alcalaíno, no me cabe la menor duda, con total seguridad, tomaría nota de la presente carta. Igualmente, Don Marcos Ramos, de haberle llegado la referida carta, hubiera actuado de la misma manera.
In Memorian
“Manuel Delgado Carrasco Inglaterra a 30 de diciembre de 1988
Sr. D. Fernando Toscano de Puelles
Querido compatriota :
He leido con gran placer, su libro “Historia de la Congregación-Beaterio de Jesús, María y José” y le felicito por copilado este trozo de historia que viene a añadirse a la historia de Alcalá, ya publicado por Marcos Ramos Romero. El libro es una fuente de información de la vida del Beaterio de sus dos siglos de existencia y da amplios informes de su fundador Don Diego de Viera. Sus anécdotas, como por ejemplo la del tío Cirolita y las de los remedios caseros para curar las enfermedades, hacen la lectura del libro muy amena e interesante.
Es lástima que haya usted incluido en su libro unos párrafos que, además de no ser verídicos, son difamatorios ; me refiero a la “pretendida quema del beaterio”. Esto es una calumnia que se ha levantado contra los trabajadores afiliados a la CNT y yo, como uno de estos trabajadores, no puedo dejar pasar este insulto sin defender nuestro nombre.
Yo estoy seguro que usted ha obrado de buena fe al aceptar estos informes como verdaderos sin antes corroborarlos, pero su autor no ha obrado de tan buena fe ; se ve la marcada intención de difamar cuando nuestro mal informado “amigo” dice :
“En la Casa del Pueblo, principalmente en la de la CNT, en las Cuatro Esquinas, se toman ahora, como se había en el pasado, contra cosechas, inmuebles, etc, “compromisos de acción” mediante voluntarios o a suerte, que con su firma y el temor a represalias se obligan a más, así la pretendida quema del Beaterio, que no se llevó a efecto”
No se llevó a efecto, porque no se intentó, ni siquiera se pensó en ello. Yo, como secretario que fui del Sindicato Único de Trabajadores (CNT) de Alcalá, desde su constitución en el invierno de 1931-1932 hasta que estalló el movimiento, y habiendo representado a esta organización en sus comicios comarcales y asistido a todas sus reuniones locales, creo estar bien documentado para hablar de sus actividades sindicales y puedo decir categóricamente que en la CNT jamás se tomaron acuerdos para quemar cosechas, inmuebles, etc.. y menos aún, de quemar el Beaterio. Esta ensarta de acusaciones es la obra de un enemigo de los trabajadores. Parece ser que este señor tiene muy bajos conceptos de las sociedades obreras y no ve en ellas más que conspiradores, arsonistas, terroristas, etc. Cuando habla de “compromisos de acción”, de “voluntarios a suerte”, de “temor a represalias”, etc. se refiere a la Mano Negra, cuya historia él ciertamente ha leído y quiere aplicar aquellos hechos a los obreros alcalaínos.
Esto ocurrió en el siglo pasado, cuando los campesinos jerezanos, cansados de ser explotados y esclavizados por los patronos agrícolas, tomaron la justicia en sus propias manos y se vengaron de unos cuantos de sus tiranos. Pero los obreros alcalaínos, aunque también fueron explotados y esclavizados nunca fueron violentos, como lo atestigua usted mismo en su libro “Historia de la Congregación-Beaterio de Jesús, María y José”, en la página 136, cuando refiriéndose al caso de don Diego de Viera, dice : “La gente de Alcalá se destaca por su nobleza y si el pueblo por lo bello, se mete por los ojos, sus habitantes, por su manera de proceder, se meten en el corazón”.
Tome nota nuestro amigo que quizás no será alcalaíno y si los es, ha traicionado a su pueblo.
El autor de estos párrafos añade : “Es cierto ese momento mencionado de verdadero peligro para el Beaterio. En aquella reunión societaria llegó a proponerse la quema del Beaterio, según denuncia que hiciera en secreto a las hermanas la esposa de un anarquista ya fallecido.
Yo les aseguro a las Hermanas del Beaterio que ese “momento mencionado de verdadero peligro para el Beaterio” de que se habla, nunca existió ; fue una falsa alarma como falsas son todas las acusaciones que se nos hacen. Esta criminal idea de quemar el Beaterio, solo existió en la mente del que nos acusa.
Se ha puesto como testigo de veracidad la esposa de un anarquista ya fallecido. Este anarquista toma parte en la reunión, después va a su casa y en “conversación de almohada” confiesa a su esposa, esta, alarmada hace la denuncia en secreto a las Hermanas del Beaterio. ¡Excelente¡ Todo muy bien planeado, pero se ha cometido un gran error : el lugar donde se toman estos acuerdos según nuestro “amigo” es la Casa del Pueblo, en las Cuatro Esquinas.
Como todo el pueblo sabe, por lo menos la vieja generación, la Casa del Pueblo, en las Cuatro Esquinas era el local de UGT y no de la CNT, como se nos quiere hacer creer. Es inconcebible, inaceptable la idea de que un anarquista se reúna y tome acuerdos en el local de la UGT.
Para que conste, el local de la CNT estaba, cuando se constituyó, en la calle Las Monjas o Calle Carrera, no estoy seguro del nombre. Después de algún tiempo se trasladó al Paseo de Mochales, donde hoy está el Parque Municipal a una casa solitaria cuyo dueño era Don Antonio Serrano y que estaba cerca de la Fábrica de Electricidad y Molino harinero. Cuando el “Bienio Negro” nuestro local fue clausurado y , ante estas circunstancias, decidimos disolver la organización. Cuando el triunfo del Frente Popular, en Febrero de 1936, la CNT abrió de nuevo el local cerca de la Alameda ; en una calle que se entraba por un callejón muy estrecho situado frente a los escalones de la Alameda. La calle donde estaba el sindicato venía a salir al Puerto de los Pozos.
Doy todos estos detalles para probar que la CNT no tomaba “acuerdos societarios” en la Casa del Pueblo, de las Cuatro Esquinas, como dice nuestro “amigo”.
Entonces, usted preguntará, ¿si no fue la CNT quien intentó quemar el Beaterio ?, ¿Quién fue ?, ¿Fue la UGT ?. Ciertamente no. Todo ha sido una estratagema para desacreditar a la CNT, que debido a la ignorancia de su autor, que ha confundido las “haches” con las “bees”, y ha repercutido también a al UGT.
Si como este señor nos asegura, el acuerdo de quemar el Beaterio se tomó, yo le reto a que pruebe cuándo, dónde y por quiénes se tomó este acuerdo ; no con ambiguas suposiciones, sino con pruebas irrefutables y convincentes, que no den lugar a dudas, y si no puede presentar estas pruebas, retracte todas sus acusaciones y pida perdón a los trabajadores alcalaínos. Esto es lo que haría un hombre de honor y esto es lo que nosotros esperamos.
Como usted puede ver, señor Toscano, se nos acusa, entre otras cosas, de arsonistas y terroristas. Estas son acusaciones muy graves. No cabe duda de que se cometido un error. Errar no es una falta, la falta es no corregir este error cuando se descubre.
Yo espero que usted, como historiador, juzgue este asunto con imparcialidad y sin prejuicios de ninguna clase, poniendo la historia en el lugar que le corresponde, para que cuando su libro pase a la posteridad y nuestros descendientes lo lean, nos juzguen a cada uno tal como fuimos y no como nos pintaron.
Y nada más.
Sinceros saludos de su paisano.
Manuel Delgado Carrasco.
PD. He notado que los párrafos a que me refiero aparecen también en la “Historia de Alcalá de los Gazules” de Marcos Ramos Romero, por esta razón, cuando digo a usted podría aplicarse también al Sr. Ramos, a quien pienso escribir tan pronto como me sea posible.
J. Carlos Perales Pizarro
Lcdo. Historia