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Se le achacó ser el responsable de la pérdida de Zaragoza en julio del 36
Zaragoza 29-9-1889 – Septfonds 29-11-1940.
Cenetista muy popular en Aragón y todo el Ebro, sin embargo ha pasado a la historia casi como un traidor, acusado de ser el máximo responsable de la pérdida de Zaragoza en julio de 1936, lo que, por lo que se conoce, es gran injusticia.
Las primeras noticias nos llevan a febrero de 1916, fecha en que participó en el congreso de la FL zaragozana en su calidad de secretario del comité, cargo en el que permaneció hasta su marcha a Barcelona (1917). En la capital confederal militó en el ramo del metal alcanzando temprano prestigio: activo en la huelga de 1917, delegado por los caldereros de cobre al congreso de Sants en 1918, también presente en el congreso de 1919, deportado a La Mola en 1920. Retornó a Zaragoza en los años del pistolerismo de Anido y Arlegui, incorporándose al sindicato de la construcción (trabajaba de administrativo), donde sobresalió por sus dotes organizativas e integridad moral. En 1922 asistió a la Conferencia de Zaragoza y desde entonces contó con sólida fama como conferenciante y mitinero en Aragón, La Rioja y Navarra (mitin ese año en Tudela), además de como consecuente militante en el desempeño de cargos orgánicos.
Tras el paréntesis de la Dictadura de Primo de Rivera, lo encontramos en la reunión reorganizadora de los sindicatos de CNT (Zaragoza junio de 1930). Asistió al congreso de 1931 (comisionado para mediar en el conflicto minero asturiano) y también al regional de septiembre de ese año en que se impusieron las tesis radicales de Aznar, Andrés y Ascaso.
En los años siguientes simpatizó con las tesis del trentismo aunque sin alinearse con ellos, mantuvo amistad con los asiduos de la Peña Salduba (Maymón, Servet Martínez, Máinar, Acín, los Alcrudo, Pueule) y mitineó por diversos lugares (destaca su participación el 11 de noviembre en Gijón).
En 1933 era secretario de la CNT de Aragón, Rioja y Navarra y peroró en Mequinenza (abril), en el grandioso mitin del Soto de Almozara, cera de Zaragoza (con Valeriano Orobón y González Mallada) y en la misma ciudad, días antes de las elecciones, afirmó que el triunfo de la derecha sería la señal para imponer el comunismo libertario.
En 1935 fue detenido con Adolfo Arnal y Servet Martínez por el recién nombrado gobernador civil Francisco de Paula Duelo dentro de una campaña de amedrentamiento.
A comienzos de 1936 era miembro del CN de CNT con sede en Zaragoza, mitineó en Zaragoza, (enero) con Ballester y Francisco Ascaso (en el congreso de 1936 se le criticó por haber pedido veladamente el voto para las izquierdas), y realizó extensa gira de propaganda por todo Aragón (abril) con Lamberto Carrato, con Jesús García y Chueca formó en la comisión, en marzo-abril de ese año que intervino en reuniones con las fuerzas vivas de la ciudad para tratar el problema del paro y poco después fue elegido, en sustitución de Francisco Muñoz, para encabezar el CR de la CNT aragonesa, cargo del que aún no había tomado posesión al producirse la sublevación militar de julio.
En vísperas de la sublevación inició conversaciones cara a un pacto con la izquierda, pero la realidad es que anduvo vacilante, al parecer por confiar en el republicanismo del general Cabanellas y, cuando quiso reaccionar, fue imposible dominar a los fascistas y Zaragoza quedó fuera de la órbita republicana sin disparar un tiro, la pérdida de Zaragoza causó enorme impresión en la zona republicana, muy especialmente en los medios anarquistas y confederales (para los que la capital maña era un símbolo, ‘la perla anarquista’) que atribuyeron el fracaso, con evidente exageración, a Abós.
A partir de este momento comienza un calvario para Abós: detenido por los fascistas, éstos prefirieron no fusilarlo para utilizarlo (rehusó dar un mitin con Millán Astray) y crear sospechas en el bando cenetista; su situación se volvió más sospechosa al negarse a abandonar Zaragoza (un grupo de acción había llegado expresamente para sacarlo de la ciudad) por miedo a sufrir represalias familiares; las cosas se le complicaron enormemente cuando en enero de 1937, un coronel fascista lo dejó en libertad. De Zaragoza se dirigió a Farleta y Bujaraloz, donde la Columna Durruti lo recibió bien, pero al poco el CR aragonés lo trasladó a Alcañiz y las tornas cambiaron: una reunión de militantes (31 de enero de 1937) convocada al efecto lo acusó de traición (por sólo un votó no se le fusiló) y acordó encerrarlo en el campo de Yalmuel.
En julio de 1937 se le puso en libertad (se ha atribuido a pérdida de influencia de Ascaso y Andrés, sus dos máximos críticos) y trabajó en un hogar de combatientes creado por la 127 Brigada en Bellver de Cinca hasta que, tras la pérdida de Cataluña, pasó a Francia.
Sufrió mucho en los campos de Barcarés y Septfonds, agravadas las penalidades por las injurias de que era objeto y, tras una breve estancia en una fábrica de productos químicos de Lanemezan, murió en el campo de Septfonds, donde había reingresado muy enfermo.
Desde luego parece injusto que Abós haya sido tan maltratado por sus propios afines a causa de la pérdida de Zaragoza, considerándosele casi único culpable cuando evidentemente muchos debieron ser responsables, por omisión; por otro lado no está en absoluto demostrado, como algunos aseguran, que su influencía en Aragón fuera preponderante, y menos si se considera la composición del Consejo de .Aragón. Postura simplista a más no poder de hacer de Abós chivo expiatorio de la muy pobre resistencia zaragozana
Fuente: Enciclopedia del anarquismo español