Lubbe fue guillotinado por unos hechos que algunos historiadores atribuyen a los nazis
La Justicia alemana derogó ayer la sentencia a muerte dictada hace 75 años contra el anarquista holandés Marinus van der Lubbe, ejecutado como autor del incendio del Reichstag en 1933. La condena quedó anulada en virtud de una ley de 1998, que permitía la rehabilitación de algunos condenados por la justicia nazi entre 1933 y 1945.
Van der Lubbe fue guillotinado con 24 años en 1934, como autor del devastador incendio que dejó la sede del Parlamento reducida a cenizas. La sentencia ya había sido modificada varias veces anteriormente, a título póstumo, y en 1967 la Audiencia berlinesa la había conmutado por ocho años de reclusión. En 1980, se revisó de nuevo a instancias de un hermano del ejecutado y el proceso acabó con absolución del encausado. El rocambolesco historial de sentencias no quedó ahí, sino que tres años después el Tribunal Supremo anuló el proceso de 1967.
El vaivén de sentencias ha discurrido paralelamente a la sucesión de las más variadas versiones acerca del incendio, que algunos historiadores han atribuido a secuaces de Adolf Hitler para dar el poder absoluto al Führer.
Hitler llevaba cuatro meses como canciller, al frente de una coalición con nacionalistas y conservadores y habría aprovechado la ocasión para deshacerse de sus enemigos. De hecho, un día después del incendio el presidente del Reich, Paul von Hinderburg, firmó un decreto para la « protección del Estado y el pueblo », que significó el estado de excepción, el fin de la libertad de prensa y la ampliación de la pena de muerte.
EFE