La sociedad de Benalup-Casas Viejas ha protagonizado en la última década diversas manifestaciones convocadas para recuperar y dignificar la memoria de las víctimas de 1933. “Hechos puntuales” que el miércoles refería el presidente de Diputación y alcalde de la localidad jandeña, Francisco González Cabaña : promoción de ediciones bibliográficas sobre la represión, búsqueda de fosas comunes para “dar una sepultura digna a las víctimas”, exposiciones, representación teatral sobre los sucesos con amplia participación del pueblo… pero desde este 10 de enero de 2007 esa conciencia colectiva adquiere una entidad académica, investigadora e institucional gracias a la constitución de la ‘Fundación Casas Viejas 1933’.
El actual contexto social, político e incluso jurídico –con la promulgación de la Ley para la Recuperación de la Memoria Histórica- favorece la constitución de la nueva entidad según argumentó González Cabaña, quien aboga por establecer líneas de colaboración con la Fundación Provincial de Cultura (FPC) de Diputación, con estamentos académicos como el departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Cádiz, la Junta de Andalucía y la Administración General del Estado. González Cabaña destacó la vocación social de ‘Casas Viejas 1933’ y reclamó la participación de los benalupenses –“su militancia activa”- en esta iniciativa.
Ocho representantes municipales están representados en el consejo rector que regirá los destinos de la Fundación junto a tres personas de reconocido prestigio que el día de su constitución aportaron sus impresiones personales : el catedrático de Historia de la Civilización Española, Gerard Brey, el historiador benalupense y director de la FPC de Diputación, Antonio Rodríguez Cabañas y Juan Pérez Silva, hijo de María Silva ‘La Libertaria’ y “referencia humana más directa de los sucesos de 1933”.
González Cabaña anunció en su intervención que “estamos concretando la compra del solar donde estaba la choza de la matanza para que pase a ser propiedad pública y pueda acoger la sede de la Fundación”. El nuevo organismo prestará una atención especial a jóvenes investigadores para que esclarezcan la historia de la localidad -“no sabemos dónde está enterrada la madre de Juan Pérez Silva”, indicó González Cabaña-, si bien “Casas Viejas no es un hecho local ya que afectó al devenir de la Segunda República y que interesa por tanto a la propia historia de España”.
Los objetivos de la Fundación tienen un primer horizonte temporal en enero de 2008, cuando se cumplirán 75 años de la represión de la insurrección campesina de 1933. Un plazo “para desmontar definitivamente la historia negra atribuida durante la Dictadura y arrojar luz, dando a conocer la Historia para que impere la verdad”.
La constitución de esta Fundación se enmarca en las jornadas ‘Recuperando la historia’ –que se celebran entre el 10 y el 13 de enero- en cuya organización participan el Ayuntamiento de Benalup-Casas Viejas, la FPC de Diputación y la asociación juvenil Ben-Alud, que además acogieron el miércoles el primer exponente cultural de esta nueva andadura : el libro ‘Los anarquistas de Casas Viejas’ de Jerome R. Mintz reeditado por el Servicio de Publicaciones de Diputación. A esta presentación también asistió la vicepresidenta de la FPC de Diputación, Irene García.
El aforo de la Casa de la Cultura se llenó con la presencia de numerosos vecinos y una amplia representación política e institucional ; estuvieron presentes el delegado provincial del Gobierno andaluz, José Antonio Gómez Periñán y el subdelegado del Gobierno, Sebastián Saucedo, según informaron fuentes de la Junta a DIARIO Bahía de Cádiz.
LOS SUCESOS DE CASA VIEJAS
El día 11 de enero de 1933, un grupo de jornaleros anarquistas, proclamaba el comunismo libertario en Casas Viejas. Estos jornaleros intentaron asaltar el cuartel de la Guardia Civil y prendieron fuego al registro de la propiedad.
El gobierno de la República envió fuerzas de la Guardia Civil y de la recién creada policía de la República, la Guardia de Asalto, que entraron a tiros en el pueblo, incendiando varias casas y luego procedieron a una serie de juicios sumarísimos, fusilándose a participantes y sospechosos de haber participado en los hechos.
Se dejaba así bien claro que allí no se permitirían desmanes revolucionarios, y que la tierra no sería para el que la trabajaba, sino para los terratenientes.
Bahía de Cádiz